La primera dama marca el paso
El viejo proyecto sandinista ha quedado reducido a una conjura de Ortega y su esposa, Rosario Murillo, para perpetuarse en el poder en Nicaragua
Es casi la madrugada del domingo 19 de julio. Dentro de unas horas, la plaza de la Fe de Managua se llenar¨¢ de gente para celebrar el 30? aniversario de la Revoluci¨®n Sandinista. Pero a esta hora, en medio del gran escenario dispuesto para la fiesta, una mujer morena vestida de azul y con un chal rojo sobre los hombros supervisa los arreglos florales y la calidad del sonido, qui¨¦n hablar¨¢ antes y qui¨¦n despu¨¦s. Es la misma mujer que ha escrito con su letra de molde las pancartas que adornan las calles y cuya voz convoca a la fiesta a trav¨¦s de las cu?as radiof¨®nicas. Pero tambi¨¦n es la mujer que redacta los decretos, preside las sesiones del Gobierno, traduce al ingl¨¦s las palabras de su marido, el comandante Daniel Ortega, en sus viajes al extranjero. Se llama Rosario Murillo. Es ella, seg¨²n propios y extra?os, quien verdaderamente manda en Nicaragua.
Una hija de Murillo denunci¨® a Ortega, su padrastro, por acoso sexual
El presidente quiere reformar la Constituci¨®n para poder ser reelegido
Hay una persona que conoce bien a la pareja. La trat¨® de t¨² a t¨² durante a?os hasta que la relaci¨®n se rompi¨®. El retrato que hace, primero de Daniel Ortega y luego de Rosario Murillo, desemboca en una conclusi¨®n: forman la pareja perfecta para llevar adelante su gran proyecto de perpetuarse en el poder. "Daniel es un hombre solitario. Siempre lo fue. Tiene el s¨ªndrome de la c¨¢rcel, de la clandestinidad. Le gusta comer de pie, hasta con las manos, no perder tiempo en esas cosas. Y ya no tiene pares en la direcci¨®n del Frente Sandinista. Sabe que, en cuanto ¨¦l falte, se desencadenar¨¢ una rebati?a de poder en el partido. No se f¨ªa de nadie".
Las pinceladas sobre Rosario son igual de contundentes: "Tiene una obsesi¨®n desmedida por controlarlo todo. Desde el arreglo de las flores hasta las sesiones de Gabinete. Esa obsesi¨®n nace de una gran inseguridad. De una inseguridad sobre su papel. Porque por mucho poder que ella refleje, es s¨®lo un reflejo. Ella sabe que en el Frente la detestan. El poder, en un partido tan patriarcal, se mide por una cuota de sufrimiento. Cu¨¢ntos a?os pas¨¦ en la c¨¢rcel, cu¨¢ntos familiares perd¨ª en la guerra. Rosario sabe que ah¨ª no tiene nada que ofrecer". La conclusi¨®n, en la que tambi¨¦n coinciden otras fuentes consultadas, de dentro y de fuera del Gobierno de Nicaragua y del Frente Sandinista, es un¨¢nime: Daniel Ortega depende de Rosario Murillo. Y Rosario Murillo, de Daniel Ortega. El viejo proyecto sandinista ha quedado reducido a una conjura de la pareja para perpetuarse en el poder.
La alianza, m¨¢s importante que una de sangre, qued¨® sellada en 1998. Aquel a?o, Zoilam¨¦rica Narv¨¢ez Murillo, hija de Rosario Murillo, denunci¨® a Daniel Ortega, su padrastro, por acoso sexual, abusos y violaci¨®n desde los 11 a los 19 a?os. El comandante se ampar¨® en su impunidad de diputado y... Rosario Murillo se puso de su lado, enfrente de su propia hija. "Aquel apoyo monstruoso costaba muy caro", asegura una persona muy cercana a la pareja, "tan caro que Daniel Ortega se lo tendr¨¢ que pagar durante toda su vida a Rosario Murillo". No mucho despu¨¦s de aquella denuncia, el viejo comandante revolucionario y su compa?era de vida sellaban una uni¨®n tan f¨¦rrea cas¨¢ndose por la Iglesia. Como recuerda la escritora nicarag¨¹ense Gioconda Belli, "los discursos de Daniel Ortega se llenaron de frases b¨ªblicas y alabanzas a Dios. Y, como ofrenda final, Ortega apoy¨® la revocaci¨®n de una disposici¨®n constitucional del siglo XIX que autorizaba la interrupci¨®n del embarazo si hac¨ªa peligrar la vida de la madre".
Una ofrenda a su nuevo Dios que todav¨ªa duele en Nicaragua. De hecho, Amnist¨ªa Internacional est¨¢ denunciando estos d¨ªas que Nicaragua es uno de los pocos pa¨ªses en el mundo que mantiene una prohibici¨®n absoluta para el aborto "aun en los casos en los que la vida o la salud de la mujer pueda peligrar si no se practica un aborto terap¨¦utico". Pero Daniel Ortega necesitaba el apoyo de la Iglesia para regresar al poder y no le import¨® que su ley estuviese en contra de los ideales y promesas de la Revoluci¨®n Sandinista. Rosario Murillo segu¨ªa estando a su lado.
La preocupaci¨®n de la pareja se orienta ahora a su permanencia en el poder. Seg¨²n denuncian los medios locales, Daniel Ortega pretende reformar la Constituci¨®n para que ¨¦l, o tal vez Rosario Murillo, puedan seguir al frente de Nicaragua. Entretanto, sus hijos, colocados en puestos estrat¨¦gicos, controlan los beneficios del petr¨®leo, la producci¨®n ganadera y agr¨ªcola. Y mientras, en una fecha tan se?alada como la del 19 de julio, las fotograf¨ªas de los peri¨®dicos muestran a escolares refugi¨¢ndose de los tremendos aguaceros colocando los pupitres sobre sus cabezas. Todo el mundo coincide en Nicaragua: la Revoluci¨®n Sandinista fue positiva. Quit¨® la tiran¨ªa de los Somoza y le dio conciencia social y pol¨ªtica al pa¨ªs. A partir de ah¨ª...
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