El fuego, el dinero, la ley y la raz¨®n
Lo que separa el planeta Gliese 581d de Collado Mediano es la estupidez. El primero es uno de esos mundos del espacio en los que los astr¨®nomos buscan indicios de vida y atm¨®sferas habitables por el ser humano, y el segundo es un ejemplo de lo f¨¢cil que resulta convertir cualquier sitio en una sucursal del infierno, porque para lograrlo basta con sumar un loco y una cerilla.
En Asia se acaba de ver el eclipse del siglo, durante el cual el sol se ha ocultado casi siete minutos, pero hay mentes en las que el sol nunca llega a salir, personas que llevan dentro la sombra de la destrucci¨®n.
?De d¨®nde salieron las llamas que estos d¨ªas han matado a cuatro bomberos en Horta de Sant Joan, Tarragona; o las que devoran la sierra de Cuenca; o las que estuvieron tan cerca de muchas casas de Collado Mediano que tuvieron que desalojar a m¨¢s de 2.000 vecinos?
Si la ¨²nica alternativa al incendio es repoblar, igual algunos dejan de sacar el mechero Ser¨ªa una gran iniciativa enviar a cada escolar un ¨¢rbol para plantar en Collado Mediano
La respuesta es importante porque, aunque el resultado sea el mismo, conduce a preguntas muy distintas. Si el fuego fue el resultado de una imprudencia, lo que hay que lamentar es que existan seres tan necios en nuestro pa¨ªs y mirar hacia el Ministerio de Educaci¨®n; pero si fue producto de un plan que busca, como tantas veces, recalificar terrenos y convertir los bosques en urbanizaciones, entonces hay que volverse hacia el Ministerio de Justicia y exigir que las leyes sean absolutamente inflexibles y no dejen abierta ninguna puerta para que se pueda construir nada en un espacio natural calcinado: si las dos ¨²nicas palabras del mensaje son ¨¦sas, ninguna y nada, y queda claro que la ¨²nica alternativa al incendio es la repoblaci¨®n, igual algunos terroristas medioambientales dejan de sacar el mechero del bolsillo.
El eclipse que se vio en el norte de India, Nepal, But¨¢n, China, el sur de Jap¨®n y el Pac¨ªfico no se repetir¨¢ hasta dentro de 120 a?os. Los ¨¢rboles quemados de Tarragona, Cuenca y Madrid puede que tarden a¨²n m¨¢s en crecer de nuevo. Los relojes van despacio cuando se trata de volver desde la muerte a la vida. A Juan Urbano, que es de esa clase de hombre que necesita escapar de la ciudad a menudo para ir a pasear por el campo, siempre le ha dado la impresi¨®n de que en Espa?a hace falta que todos tengamos m¨¢s conciencia ecol¨®gica, lo cual es dif¨ªcil despu¨¦s de tanto disparate urban¨ªstico y teniendo en cuenta que ense?ar y aprender cualquier cosa resulta dos veces m¨¢s complicado cuando para ir de la ignorancia al conocimiento hay que atravesar la telara?a de la demagogia.
?Cu¨¢ntas veces hemos contemplado a las v¨ªctimas del expolio celebrarlo con champ¨¢n? "S¨ª, est¨¢n haciendo desaparecer nuestra playa, o nuestros pinares, o nuestras monta?as, pero eso da mucho trabajo...". ?De verdad a¨²n hay alguien que cree que hay algo bonito debajo de la palabra dinero? Juan Urbano es de los que creen que, novecientas veces de cada mil, una moneda es la tapa de una alcantarilla.
El ser humano es un animal lleno de esquinas, que ocupa todos los extremos de la raz¨®n y la sinraz¨®n; tan capaz de descubrir exoplanetas y de saber su tama?o, su temperatura y su densidad observ¨¢ndolos a trav¨¦s de un telescopio que est¨¢ a millones de kil¨®metros de ellos, como de arrasar el suyo a base de no querer entenderlo, como si la huella de un astronauta en la Luna fuese m¨¢s importante que la que cada ma?ana deja cualquier ciudadano sobre la Tierra. No me digan que no es raro.
Juan Urbano fue a un vivero, compr¨® un ¨¢rbol, cogi¨® un tren de cercan¨ªas y al llegar a Collado Mediano lo plant¨® en el primer espacio apropiado que pudo encontrar. Fue un acto simb¨®lico, pero ?se imaginan que millones de personas hicieran algo parecido? Ser¨ªa una gran iniciativa de la Comunidad de Madrid, iniciar el curso que viene enviando a cada escolar de la regi¨®n un ¨¢rbol apropiado para ese bosque, que pudieran plantar all¨ª.
No se me ocurre mejor lecci¨®n para empezar el a?o.
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