Cuando Barcelona se reinvent¨® con los Jocs Florals y el plan Cerd¨¤

Verano de 1854. Las murallas que durante siglos hab¨ªan asfixiado Barcelona son demolidas y dejan un panorama desolador: la ciudad es un espacio ruinoso, insalubre y conflictivo tras a?os en estado de guerra y como plaza militar. Es necesario reinventarse para seguir adelante, algo en lo que la ciudad ha acabado siendo experta, tras organizar varios eventos internacionales como exposiciones y juegos ol¨ªmpicos e inventarse un f¨®rum cultural.

La exposici¨®n organizada en el museo de Historia de la Ciudad (Muhba) Barcelona i los Jocs Florals, 1859. Modernizaci¨®n y romanticismo rescata y reubica uno de los grandes episodios de creaci¨®n de imagen colectiva y afirmaci¨®n que la burgues¨ªa barcelonesa cre¨® a mitad del siglo XIX para superar este paisaje desolador: el de los Jocs Florals. El otro fue el plan Cerd¨¤, que permiti¨® crecer a la ciudad por el territorio. Los dos vieron la luz en 1859, y ahora celebran los 150 a?os de su creaci¨®n.

La burgues¨ªa apel¨® al valor del pasado para legitimar sus ambiciones de 1859

Seg¨²n el comisario y profesor de literatura catalana del siglo XIX, Josep Maria Domingo, en la exposici¨®n no se ha querido mostrar la historia del certamen literario, sino "dar luz a este episodio cargado de t¨®picos que lo ha convertido en algo ininteligible". Para Domingo, "los barceloneses de 1859 eran conscientes de que viv¨ªan una nueva civilizaci¨®n para la cual no ten¨ªan herramientas suficientes". Y las buscaron. El plan Cerd¨¤ y los Jocs Florals fueron utilizados "para buscar unas ra¨ªces de identidad y poder hacer frente a la ciudad desorganizada". Seg¨²n el comisario, el restablecimiento del premio fue uno de los elementos fundamentales de "renaixen?a" que apelaba al "valor del pasado como legitimador de las ambiciones del presente". La reivindicaci¨®n del pasado tambi¨¦n se tradujo en la monumentalizaci¨®n de la ciudad inspirada en la ¨¦poca medieval. El mejor ejemplo fue la construcci¨®n de la fachada neog¨®tica de la catedral por Josep Oriol Mestres, el mismo que levant¨® la Casa Gibert, el primer edificio del Eixample en 1860.

La recuperaci¨®n de los Jocs Florals, premio literario que se remonta al siglo XIV, fue iniciativa de personajes de la vida cultural como Antoni de Bofarull y V¨ªctor Balaguer. Los premios que se conced¨ªan eran la Flor Natural, otorgada a la mejor poes¨ªa amorosa; la Englantina de oro, a la poes¨ªa patri¨®tica, y la Viola de oro, en la categor¨ªa de poema religioso. El ganador de los tres premios era investido Mestre en Gai Saber.

En la exposici¨®n se pueden ver litograf¨ªas e im¨¢genes de la ciudad, as¨ª como enormes fotograf¨ªas del interior de la mas¨ªa Cabanyes, prototipo del ambiente rom¨¢ntico de la ¨¦poca donde se desarrollaban veladas literarias y musicales. Tambi¨¦n los trofeos, libros, objetos y cr¨®nicas period¨ªsticas con las cr¨ªticas de escritores a los premios "por antiguos y caducos". Sorprenden los acalorados art¨ªculos en los que se defend¨ªa el derecho a ser premiado pese a escribir en castellano, pol¨¦mica que recuerda a otras m¨¢s recientes. En cierto sentido, Barcelona y Catalu?a han cambiado poco desde entonces.