Las intenciones de Calamaro
Adi¨®s a los t¨®picos. Andr¨¦s Calamaro (Buenos Aires, 1961) ya no es el m¨²sico que, a comienzos del nuevo siglo, construy¨® su propia mitolog¨ªa roquera alejado de los escenarios mientras, encerrado en Camboya Profundo -su estudio personal, que pod¨ªa ubicarse en hoteles o domicilios madrile?os y porte?os-, permanec¨ªa en una vigilia creativa casi constante a la b¨²squeda de una nueva canci¨®n que grabar. El Andr¨¦s Calamaro de hoy -compa?ero de la bella actriz Julieta Cardinali, con la que tiene una ni?a, Charo, cuyo nombre su padre se ha tatuado en el antebrazo- gusta de subirse a los escenarios, "sufre" cuidando su voz y, en las distancias cortas, despliega un saludable buen humor y una encomiable lucidez. En una tertulia de sobremesa salpica la conva de sobremesa salpica la conversaci¨®bremesa salpica la conversaci¨®n de referencias a Borges, Picasso o Dal¨ª, museos y libros de arte -lo que no excluye que, un rato antes y en un gran almac¨¦n cultural, haya adquirido un DVD de una cinta gore (una de sus debilidades cinematogr¨¢ficas), la segunda temporada de Boston legal y un nuevo artefacto con la marca de Bob Dylan- y, rompiendo con otro t¨®pico, ese que asegura que su ego s¨®lo es comparable a su fertilidad compositora, prefiere no hablar de s¨ª mismo y ensalza la labor de otros m¨²sicos a los que admira y respeta -John Coltrane, Loquillo, Manolo Garc¨ªa, Gov't Mule-, reserv¨¢ndose las explicaciones alrededor de su nueva obra para el momento en que la grabadora se conecta mientras, montados en una lujosa furgoneta de cristales tintados, cruzamos Madrid camino del local donde junto a sus m¨²sicos ensaya esa gira que en septiembre le traer¨¢ de nuevo a los escenarios espa?oles. Entonces s¨ª, Calamaro defiende sus Obras incompletas, esa caja editada hace un par de meses en la que en seis CD, dos DVD y un libro hace balance de la intensa d¨¦cada que va de 1997 a 2007 (del disco Alta suciedad a La lengua popular), juntando grabaciones conocidas -a modo de grandes ¨¦xitos- y temas in¨¦ditos, versiones, directos y maquetas procedentes de lo que parece su inagotable archivo. "Despu¨¦s de Los Rodr¨ªguez, que fue mi doctorado, puse mucha energ¨ªa, mucho tiempo y, metaf¨®ricamente hablando, suficiente sangre en mis grabaciones; viv¨ª grabando y grab¨¦ viviendo. Alta suciedad fue una grabaci¨®n excepcional, Honestidad brutal fue otro tipo de grabaci¨®n, donde iba al estudio a escribir y a registrarlo inmediatamente. Con El salm¨®n llegaron las grabaciones m¨¢s subversivas. Luego me retir¨¦ de los escenarios por cinco a?os, por en medio grab¨¦ con Javier Lim¨®n, luego con Litto Nebbia, y con La lengua popular cerraba diez a?os de grabaciones. Pens¨¦ que era un buen momento para hacer balance". Un resumen que recoge al sublime int¨¦rprete que Ariel Rot defin¨ªa como el de "la voz del mill¨®n de d¨®lares", al inspirado compositor de canciones que han calado hondo en varias generaciones a los dos lados del Atl¨¢ntico, al artesano de las grabaciones caseras -¨¢speras o no-, pero tambi¨¦n al que puede firmar m¨²sica en el l¨ªmite de lo audible, bandas sonoras o refinada m¨²sica instrumental pr¨®xima al jazz -su faceta menos conocida por el gran p¨²blico-, al que ha puesto voz a canciones ajenas y ha cantado tango, al que ha compartido grabaciones con m¨²sicos de la talla de Jerry Gonz¨¢lez, Diego el Cigala, Ni?o Josele, Juanjo Dom¨ªnguez o Mariano Mores. Es decir, esta caja revela las m¨²ltiples facetas de un m¨²sico inquieto que reh¨²ye constantemente los lugares comunes y los caminos ya andados con anterioridad.
"Ahora estoy de vuelta en mi verdadero h¨¢bitat, que es el local de ensayo, la pr¨¢ctica grupal y la m¨²sica en directo"
Aunque el p¨²blico, enganchado al magnetismo de sus letras, lo reconozca esencialmente como compositor e int¨¦rprete de temas propios, hoy ¨¦l parece cuidar m¨¢s su faceta como cantante: "Nunca me consider¨¦ un letrista, no soy un cantautor, ni siquiera un songwriter, puedo escribir canciones porque tengo que cantar canciones, porque alguien tiene que hacerlo. Para m¨ª la m¨²sica es una cuesti¨®n mucho m¨¢s compleja que escribir una canci¨®n, no puedo expresarme como m¨²sico, como artista, ni como persona, ni poner mi pensamiento en una canci¨®n. La primera necesidad de una canci¨®n es el sonido, el tejido musical, el ritmo, el pulso. Un disco no es una colecci¨®n de canciones, es una colecci¨®n de intenciones, importa tanto la guitarra el¨¦ctrica como las letras, y si alguna vez di otra impresi¨®n, incluso si en Espa?a me conocen como cantante de canciones, tengo suerte. Ser reconocido como buen letrista es algo inesperado que ocurri¨® en mi vida. Mi exilio compositor fue voluntario y ahora tampoco me obsesiono por demostrarme que puedo escribir una canci¨®n por d¨ªa. No soy un poeta, ni siquiera tengo una partitura vac¨ªa esper¨¢ndome en casa, ahora estoy de vuelta en mi verdadero h¨¢bitat, que es el local de ensayo, la pr¨¢ctica grupal y la m¨²sica en directo; que es una disciplina que tambi¨¦n puede, y deber¨ªa, trasladarse a las grabaciones de rock. La poes¨ªa tambi¨¦n est¨¢ en la interpretaci¨®n, en la respuesta cat¨¢rtica del respetable, en la banda sonando como un ca?¨®n; que son las cosas que siempre importaron". Por otro lado, tampoco le preocupa mucho a Calamaro si su mejor disco ya lo grab¨®: "Mis discos no compiten entre s¨ª, y no creo que sean excepcionales. Principalmente, prefiero cantar cada d¨ªa mejor. Todos los m¨²sicos enormes ya grabaron sus discos eternos, insuperables, por eso los tenemos en el altar del arte. Espero poder grabar en el futuro mi mejor disco, pero si ya lo grab¨¦... ?Era lo que estaba intentando hacer!". "El ¨¦xito musical no alimenta al ego, m¨¢s bien es un alivio, o una obligaci¨®n: hay que vivir con la m¨²sica y de la m¨²sica. Adem¨¢s, la vida da suficientes oportunidades para reconsiderar el ego, y sin necesidad de salir de casa. Ahora me siento querido y apreciado en mi canto, lo mismo en Argentina que en otros pa¨ªses, en donde me reclaman con igual deseo. Acaso sigo incombustible al acelerado pasar de los a?os, y sigo cantando sorprendido por las cantidades de gente que nos vienen a escuchar".
Obras incompletas. Andr¨¦s Calamaro. Incluye 109 canciones (54 in¨¦ditas) en seis CD y dos DVD, con cuatro horas de im¨¢genes, y un libro con las letras de todos los temas. Gasa / Rhino / Warner . www.calamaro.com/
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.