Se acab¨® Woodstock
Unas 100 personas se las ingenian para seguir los conciertos sin pagar
Dos metros de valla no son nada para las notas trepadoras de Jeff Beck. Alrededor de las verjas que cercan el escenario Puerta del ?ngel pululan paseantes busc¨¢ndolas por el suelo. Tambi¨¦n est¨¢ Mart¨ªn, que bebe cerveza sobre un muro cercano: "M¨²sica y fresco. Mejor que en casa con la tele", sonr¨ªe meneando su melena.
Son decenas de entradas las que no vende la organizaci¨®n a curiosos que se quedan por los alrededores. Calderilla comparada con el desfalco organizado en uno de los laterales del escenario. All¨ª, corriendo una valla, se accede a un promontorio con vistas al escenario. Un centenar de personas lo ocupan, tumbadas en el suelo y canturreando. Un peque?o Woodstock de tierra y agujas de pino. Mientras en las gradas quedan asientos vac¨ªos, fuera hay admiradores de Beck que en los solos de guitarra asoman la cabeza aupados en vallas de tr¨¢fico.
La tranquilidad en el palco gratuito acaba cuando irrumpen tres polic¨ªas municipales. Entran en Woodstock con m¨¢s cara de resignaci¨®n que de redada. "Vayan dirigi¨¦ndose hacia la salida", anuncian. Los heavies m¨¢s j¨®venes recogen taciturnos botellas de calimocho. "?Venga ya!", levanta Fabi¨¢n Sales el brazo con sus 40 a?os de indignaci¨®n roquera. "Yo quiero ser madero para echar a la gente", comenta divertida su compa?era mientras le da una calada a su cigarro de perfume ilegal.
Fuera, los mel¨®manos ahorradores recorren dos metros y se sientan en el suelo. Ven un poco peor pero escuchan igual. Un poco apartado, destaca un hombre pulcramente vestido. Tan pulcro que ha colocado un folio en la tierra antes de sentarse. No da su nombre. "Es la primera vez que vengo. Se lo aseguro". No es el ¨²nico discreto. Dos mujeres con sillas de playa siguen el concierto y el desalojo. Cuando la mayor empieza a explicar que oye m¨²sica cada noche por la gorra, la joven le abronca: "?Tienes que decirlo todo?". La se?ora termina de contar entre dientes que desde fuera su preferido fue Tito Jackson. Por ver a Anastasia s¨ª pag¨®, y se sent¨® en las gradas.
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