Per¨² consagra su memoria hist¨®rica
Mario Vargas Llosa encabeza la comisi¨®n para construir en Lima un museo que recordar¨¢ la violencia terrorista - El Gobierno alem¨¢n financia el proyecto
"Esto s¨ª que es una excelente noticia", dijo el escritor Mario Vargas Llosa el pasado viernes en su casa cuando su esposa le entreg¨® un mensaje en el que le informaban desde Lima que el futuro Museo de la Memoria de Per¨² ya ten¨ªa un sitio en la capital: el c¨¦ntrico Campo de Marte. Vargas Llosa, como presidente de la comisi¨®n designada por el Gobierno de Alan Garc¨ªa para llevar a cabo el proyecto, llevaba un tiempo inquieto ante la posibilidad de que el hallazgo de un terreno para el museo se demorara mucho. "Queremos que la construcci¨®n est¨¦ en un punto irreversible para antes del fin de la legislatura [dos a?os]. En Am¨¦rica Latina nunca se sabe qu¨¦ va a pasar despu¨¦s".
Per¨², Chile y Argentina se han puesto manos a la obra para inaugurar en los pr¨®ximos dos a?os museos para que sus futuras generaciones no olviden los a?os m¨¢s b¨¢rbaros del siglo XX: la violencia terrorista que asol¨® Per¨² entre 1980 y 2000, la dictadura de Pinochet (1973-1990) y el periodo de la Junta Militar argentina (1976- 1983). La presidenta chilena, Michelle Bachelet, ya ha puesto la primera piedra de un espacio para la memoria que querr¨ªa inaugurar antes de que acabe su mandato en marzo de 2010. Argentina ha decidido que el edificio de la Escuela de Mec¨¢nica de la Armada, el tristemente c¨¦lebre centro de detenci¨®n y tortura de la ¨²ltima dictadura, albergue su museo, que se prev¨¦ est¨¦ completo tambi¨¦n para el a?o que viene.
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"El museo tiene que reflejar los horrores que se cometieron de un lado y del otro. Aparte de los cr¨ªmenes de Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru [MRTA], tambi¨¦n la lucha contrarrevolucionaria produjo hechos atroces, tal y como qued¨® demostrado por la Comisi¨®n de Reconciliaci¨®n y Verdad [CRV]. Todos en la comisi¨®n tenemos claro que el museo no puede en ning¨²n caso servir de propaganda pol¨ªtica para nadie, porque entonces se desnaturalizar¨ªa. La moral es m¨¢s importante que la pol¨ªtica. En la comisi¨®n hay distintas posiciones pol¨ªticas, pero todos estamos de acuerdo en que es un proyecto ¨¦tico", explica.
La historia del nacimiento de este proyecto es rocambolesca. El origen es la exposici¨®n de 250 fotograf¨ªas de la violencia terrorista bajo el t¨ªtulo de Yuyanapaq (para recordar), que la CRV puso en marcha en 2003. Tras la visita de la canciller alemana, Angela Merkel, a Lima en 2008 con motivo de la cumbre UE-Am¨¦rica Latina, Berl¨ªn ofreci¨® donar dos millones de euros para la construcci¨®n del Museo de la Memoria, un proyecto que ya hab¨ªa esbozado la CRV. El Gobierno de Alan Garc¨ªa rechaza la oferta alemana, y Vargas Llosa, indignado, escribi¨® un art¨ªculo titulado Per¨² no necesita museos, en el que critic¨® al ministro de Defensa, Antero Flores Ar¨¢oz, que sostuvo que "Per¨² no necesita museos mientras sea pobre y con carencias sociales". El presidente Garc¨ªa ley¨® el art¨ªculo y llam¨® al escritor, a quien cit¨® en marzo para discutir el tema. Tras la charla, el Gobierno dio marcha atr¨¢s, acept¨® la donaci¨®n y puso al literato al frente del proyecto.
La designaci¨®n de Vargas Llosa no estuvo exenta de cr¨ªticas. Muchos recordaron la labor del escritor en la comisi¨®n que investig¨® la matanza de ocho periodistas en la aldea de Uchuraccay (Ayacucho) en 1983. Su informe fue tildado de inexacto y parcial. "F¨ªjese lo que son las cosas, la CRV, integrada por un buen n¨²mero de personas que me atacaron ferozmente por la comisi¨®n Uchuraccay, acab¨® reconociendo que mi informe se ajustaba estrictamente a la verdad. Ellos descubrieron m¨¢s detalles, por supuesto, pero se comprob¨® que dec¨ªamos la verdad. Eso sirvi¨® para que se desmontara toda la trama pol¨ªtica que intent¨® desacreditar nuestra labor. Estoy seguro de que si mi labor en el museo levanta alguna suspicacia, acabar¨¢ por despejarse con el tiempo".
Vargas Llosa tiene muy claro lo que quiere: "Tengo como ejemplos el museo jud¨ªo en Berl¨ªn, el de Hiroshima y uno que me conmovi¨® profundamente, el de Kigali, en Ruanda. El museo est¨¢ maravillosamente hecho, es sobrio y llama a la reflexi¨®n. Cuando estaba visit¨¢ndolo entr¨® un grupo de escolares, y me pareci¨® sumamente importante que los ni?os sepan por qu¨¦ en su pa¨ªs hubo una matanza que caus¨® 800.000 muertos. Para Per¨² me gustar¨ªa un recinto sobrio y aleccionador de ad¨®nde nos conduce esa locura de creer que pegando tiros, poniendo bombas y matando gente se resuelven los problemas sociales. Aspiro a que sea un museo vivo que promueva el debate y la reflexi¨®n entre los peruanos. La pol¨ªtica en la pura actualidad se vuelve fr¨ªvola y superficial".
El escritor hispano-peruano cree que el museo tambi¨¦n debe explicar c¨®mo se forja la violencia. "Las matanzas tienen una planificaci¨®n ideol¨®gica y unos responsables concretos. Es la visi¨®n fan¨¢tica de ciertas ideas, la deshumanizaci¨®n del enemigo para liquidarlo sin contemplaciones, la que desencadena la barbarie. La civilizaci¨®n es una pel¨ªcula que se quiebra f¨¢cilmente, por eso son necesarios museos de la memoria".
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