'Soul' para ir al dentista
Alg¨²n s¨ªntoma inquietante, antes incluso de que suene una sola nota en la Casa de Campo. Un par de port¨¢tiles con manzanita reluciente en la tapadera ocupan un lugar de privilegio en el estrado. ?Ser¨ªa mucho pedir que cuanto escuchamos en un concierto estuviera sucediendo en ese preciso instante? Igual estamos confundidos, admit¨¢moslo, pero se supone que la gracia de la m¨²sica en directo consist¨ªa precisamente en eso, en la singularidad irrepetible de lo que all¨ª acontece. Lo otro tiene otros nombres, y karaoke es el m¨¢s habitual. Si resulta, adem¨¢s, que el cantante ha ordenado colocar una plataforma cuadrada delante del escenario, como los gog¨®s que exhiben su cinturita de avispa en las discotecas del litoral, parece evidente que no ser¨¢ el esp¨ªritu de Otis Redding el que corresponda invocar a lo largo de la noche. Pueden ustedes, distinguido p¨²blico, ir guardando sus g¨¹ijas.
Seal
Seal (voz) y siete m¨²sicos de acompa?amiento. Veranos de la Villa, escenario Puerta del ?ngel. De 40 a 50 euros. Lleno absoluto (2.450 espectadores). Madrid, 27 de julio.
Tras 21 a?os de carrera pisaba suelo espa?ol por primera vez
Era ayer, tras 21 a?os de carrera, la primera vez que Seal Henry Olusegun Olumide pisaba suelo espa?ol. Los seguidores le ten¨ªan ganas y ¨¦l supo mostrarse tan zalamero como la ocasi¨®n requer¨ªa: ¨¦sta es nuestra primera cita, imaginen ustedes que compartimos restaurante, seguro que hacemos buenas migas, etc¨¦tera. A su servicio, siete int¨¦rpretes de los que no hubo manera de conseguir el nombre, acaso porque fueran criaturas mutantes y carecieran de ¨¦l. Es desagradable esa sensaci¨®n de que los cuatro metales no proven¨ªan de unas pruebas de audici¨®n, sino del elenco de figurantes en Operaci¨®n Triunfo (o equivalente).
El sexto disco del caballero, Soul, sirve como hilo argumental para el espect¨¢culo. Con lo mucho que hemos disfrutado de este ¨²ltimo medio siglo de negritud, con los prodigiosos renovadores del g¨¦nero (Eli Paperboy Reed, James Hunter, Alice Russell, la amiga Winehouse) que han brotado en esta ¨²ltima hornada, llega este Seal y nos corta el rollo. Porque su aproximaci¨®n a esta m¨²sica es la misma que la de esas antolog¨ªas radiof¨®nicas que prometen "las 50 mejores canciones de todos los tiempos en tres CD": sonrojante. Nuestro hombre del rostro cincelado ha escogido 12 canciones de primero de primaria del soul, trilladas hasta para el encargado del tinte, y las ha sometido a un tratamiento tan romo, tan mort¨ªfero como para conseguir que A change is gonna come, el emocionante canto del cisne de Sam Cooke, nos produzca una descomunal modorra.
El soul de anoche es el mismo que le imaginar¨ªas tarareando a tu dentista en el momento crucial de una endodoncia; es el obsequio estrella de tu supermercado cuando re¨²nes 10 c¨®digos de barra de leche enriquecida con Omega 3. Soul sin chicha, sin grasa, inerme como un murci¨¦lago en lo m¨¢s crudo de la temporada invernal. Y ya es dif¨ªcil que a uno le casta?eteen los dientes en pleno julio mesetario, escuchando originales de James Brown, Eddie Floyd o Curtis Mayfield. Por mucho que el personal se consagrara al bailoteo, sobre todo a partir de Knock on wood, all¨ª hubo mucho gato y ni rastro de liebre. Bien pensado, es mejor que no perturb¨¢ramos a Redding en su sue?o eterno, porque se habr¨ªa llevado un disgusto de impresi¨®n.
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