Leyes que cambian las Fuerzas Armadas
Si quisi¨¦ramos buscar dos leyes que han cambiado radicalmente nuestras Fuerzas Armadas ¨¦sas ser¨ªan la Ley de Supresi¨®n del Servicio Militar Obligatorio (1999) y la Ley de la Carrera Militar (2007). La primera tuvo un impacto muy grande entre la ciudadan¨ªa y grande entre los militares. La segunda ha tenido un impacto m¨ªnimo entre los ciudadanos y muy grande entre los militares.
Ser¨ªa bueno que los ciudadanos que conocen que las Fuerzas Armadas son la m¨¢xima expresi¨®n de la seguridad tuvieran curiosidad por saber c¨®mo se est¨¢ regulando su carrera. Lo que pasa es que los asuntos militares tratados en los medios de comunicaci¨®n civiles suelen tener alg¨²n defecto: por ejemplo, no suelen colocar a los militares en el mismo nivel que los civiles (sigue habiendo una ret¨®rica militar ya lejana a estos tiempos) y, adem¨¢s, se rellenan de siglas incomprensibles que alejan al ciudadano del debate. ?A alguien le puede interesar un art¨ªculo donde se hable de DIGENPOL, JEMAD, MINISDEF o MRAP? Pues muchos no se dan cuenta de que ese lenguaje militar (eficaz para ahorrar palabras y tiempos de comunicaci¨®n) es imposible de entender por un ciudadano no especializado.
Espa?a sigue avanzando hacia la profesionalizaci¨®n de la carrera militar
La desaparici¨®n del servicio militar obligatorio fue un terremoto civil y militar. Para los civiles, una liberaci¨®n; para los militares, un problema complicado donde aparec¨ªa -por primera vez- la idea de que la carrera militar, a todos los niveles, era (y es) una profesi¨®n como otra cualquiera. Por ejemplo, el hero¨ªsmo se premia y tiene consecuencias en la carrera, pero eso s¨®lo no sirve para adelantar en el escalaf¨®n a quien tiene m¨¢s titulaciones y capacidades para desempe?ar el puesto. No se sorprendan, esto ocurre con heroicos bomberos y con m¨¦dicos de urgencias. Pues con los militares igual. Por cierto, la idea de profesionalidad es totalmente compatible con la figura del reservista.
Un funcionario sabe que puede ascender por su antig¨¹edad, por sus estudios y oposiciones y -a ciertos niveles- por la selecci¨®n hecha por quien puede hacerla. La Ley de la Carrera Militar hace que los funcionarios militares se incorporen al sistema general de la Funci¨®n P¨²blica.
Lo primero que esta ley permite es que la titulaci¨®n militar lleve pareja una titulaci¨®n civil. Un militar egresado de la Academia General de Zaragoza ser¨¢ -adem¨¢s de teniente- graduado en una ingenier¨ªa. Y no porque lo diga la ley, sino porque el alumno habr¨¢ cursado con aprovechamiento los cursos que le permitir¨¢n un d¨ªa, si quiere, trabajar en la vida civil como ingeniero.
La tradicional ineficiencia social que hace que un militar dif¨ªcilmente pueda acceder a un puesto civil y que sea imposible que un civil alcance un rango militar se empieza a terminar. ?El cauce? Los estudios, las titulaciones y la demostraci¨®n de capacidad profesional.
Tengo por seguro que estos textos precisar¨¢n de tiempo para producir los cambios que las Fuerzas Armadas requieren, pero se ha dado el primer paso: el tiempo ya no juega en contra.
En la Universidad espa?ola la adaptaci¨®n al Plan Bolonia ha tra¨ªdo consigo debates, divergencias y hasta violencia; nada tiene de particular que adaptar las ense?anzas militares a ese modelo europeo genere disciplinadas discrepancias. Pero ah¨ª est¨¢. Y dentro de unos a?os, los militares espa?oles tendr¨¢n una titulaci¨®n homologable a todo el sistema de ense?anza europeo.
Pero resulta que ahora existen escalas diversas entre los oficiales y m¨²ltiples esquemas profesionales entre los suboficiales. Hay que ordenar las cosas. Norma general: todo el mundo se iguala con estudios iguales. Los oficiales lo tienen claro, los suboficiales no tanto.
El suboficial es una figura militar mal encajada por culpa de todos. Un soldado no hay duda de lo que es; un oficial (con matices hasta ahora) es claro lo que es, pero un suboficial no est¨¢ claro qu¨¦ es. Un suboficial ?es un soldado brillante?, ?es un oficial frustrado?, ?es un escal¨®n previo a oficial?, ?es la culminaci¨®n de la carrera de un soldado? No est¨¢ claro ni lo estuvo nunca. De ah¨ª las m¨²ltiples escalas que se pueden encontrar en la historia de los suboficiales.
?Resuelve la Ley de la Carrera Militar este problema humano y militar? No del todo. ?Por qu¨¦? Porque la soluci¨®n del encaje c¨®modo de los suboficiales en la carrera militar requiere de muchos matices. Y esos matices son imposibles de reglar sin di¨¢logo.
Siempre he cre¨ªdo que la ministra de Defensa, Carme Chac¨®n, algo tendr¨ªa en su mente sobre estos temas cuando anunci¨® en la cadena SER que la Ley de Derechos y Obligaciones de los militares entrar¨ªa en el Congreso a final de a?o.
Ya s¨¦ que a los militares no les resultan c¨®modos los foros donde la disciplina de los grados no se valore, pero tienen que saber (y el Ministerio de Defensa el que m¨¢s) que sin los foros de di¨¢logo que debe abrir la Ley de Derechos y Deberes nunca tendr¨¢n garant¨ªas de que las disposiciones de la estupenda Ley de la Carrera Militar puedan ser eficientes.
Luis Solana es presidente del Observatorio Europeo de Seguridad y Defensa.
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