Quiz¨¢s quer¨ªa decir una palabra que no existe

El ¨²ltimo ejemplo de endogamia internauta es el ¨¦xito de un curioso concepto l¨®gico, el de la recursi¨®n. Los estadounidenses que utilizan Google est¨¢n introduciendo este vocablo en sus ordenadores en un volumen tal que lo han convertido en la palabra cuya b¨²squeda crece m¨¢s r¨¢pido en la ¨²ltima semana (seg¨²n datos del medidor Google Insights), y todo por una curiosa paradoja que ofrece el propio buscador.

Cuando un internauta introduce en Google uno o varios t¨¦rminos, el buscador ofrece una lista de resultados encabezada frecuentemente por una sugerencia de b¨²squeda alternativa. As¨ª, si introducimos Eberest, Google nos preguntar¨¢: ?Quiz¨¢ quiso decir: Everest? Sin embargo, con el t¨¦rmino recursi¨®n, la sugerencia de Google, tanto en ingl¨¦s como en castellano, es esa misma palabra -recursi¨®n (en ingl¨¦s sin tilde)- y no un vocablo alternativo.

As¨ª pues, el primer resultado que ofrece Google es una sugerencia autorreferencial y recurrente, para, precisamente, la b¨²squeda del t¨¦rmino recursi¨®n. Un bucle parad¨®jico que ha llamado la atenci¨®n de algunos medios. Aunque ampliamente utilizada entre los hispanohablantes en los campos de la l¨®gica matem¨¢tica y la inform¨¢tica, la palabra recursi¨®n (igual que la palabra, tambi¨¦n frecuente, recursividad) no figura en el diccionario de la Real Academia de la Lengua. El t¨¦rmino castellano es recurrencia.