Venezuela amordazada
Ch¨¢vez quiere encarcelar a quienes divulguen noticias contrarias al catecismo del r¨¦gimen
La deriva autoritaria de Hugo Ch¨¢vez es alarmante. Si algo deja claro la experiencia venezolana es que celebrar elecciones, y ganarlas, no basta ni mucho menos para garantizar un sistema democr¨¢tico, sobre todo cuando se carece, como es el caso, de mecanismos compensatorios y las instituciones del Estado est¨¢n al servicio del poder. Uno de los pocos argumentos que le quedaban a Ch¨¢vez contra quienes le acusan de aut¨®crata es que en Venezuela no hay censura directa que impida las cr¨ªticas a su acci¨®n pol¨ªtica. Verdad a medias, puesto que si por un lado su Gobierno ha construido en los ¨²ltimos a?os un imperio medi¨¢tico adicto, por otro reprime implacablemente la informaci¨®n adversa. Como muestra, el forzado cierre, en 2007, de Radio Caracas, el cerco contra otras muchas peque?as emisoras y la ofensiva contra Globovisi¨®n, la ¨²ltima cadena nacional cr¨ªtica con el chavismo.
Todo ello resulta insuficiente para acabar de derribar el Estado burgu¨¦s y crear el del proletariado, en palabras del caudillo bolivariano. Ch¨¢vez, que controla cada palanca del poder, se considera una v¨ªctima de los medios. Por eso su fiscal general acaba de presentar al Parlamento un proyecto de ley que permitir¨¢ encarcelar a quienes divulguen informaciones que, por ejemplo, "puedan atentar contra la estabilidad de las instituciones del Estado", "la salud mental o la moral p¨²blica", o que "generen sensaci¨®n de impunidad o inseguridad" entre la poblaci¨®n. El nuevo catecismo contra los delitos medi¨¢ticos es considerado por periodistas y editores un texto "brutal", susceptible de criminalizar cualquier opini¨®n.
El proyecto no precisa qui¨¦n calibrar¨¢ qu¨¦ noticias son "falsas" o cu¨¢les "manipuladas" o "interesadas", cuya divulgaci¨®n puede acarrear hasta cuatro a?os entre rejas. Para el Ministerio de Informaci¨®n, actual guardi¨¢n de la verdad, es falso que la inseguridad ciudadana aumente o que lo hagan el narcotr¨¢fico o el desabastecimiento alimentario, noticias todas avaladas internacionalmente y aireadas por los pocos medios venezolanos que se atreven. O que se hayan entregado a las terroristas FARC, en Colombia, lanzacohetes suecos vendidos a Venezuela, hecho denunciado por Bogot¨¢ y por el que Estocolmo ha pedido explicaciones a Caracas. Un incidente ¨¦ste por el que Ch¨¢vez ha vuelto a romper con Uribe y amenaza al pa¨ªs vecino con represalias. Aun con elecciones, Ch¨¢vez est¨¢ cada vez m¨¢s cerca de la dictadura.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.