Corrupci¨®n, miseria y petr¨®leo
En 30 a?os como presidente de Guinea Ecuatorial, Obiang Nguema ha consolidado su r¨¦gimen dictatorial y dinamitado la oposici¨®n. El pa¨ªs est¨¢ en manos de una ¨¦lite civil y militar mediocre, corrupta y perversa
Este 3 de agosto, el presidente de Guinea, Teodoro Obiang Nguema, cumple 30 largos a?os en el poder, con un balance netamente negativo desde cualquier ¨¢ngulo desde donde se mire. Y eso a pesar del espectacular crecimiento macroecon¨®mico del pa¨ªs desde hace 15 a?os, debido a la producci¨®n de petr¨®leo y gas. De hecho, los recursos procedentes de la explotaci¨®n de hidrocarburos han puesto en manos de la familia en el poder ingentes cantidades de dinero que, lejos de beneficiar a la poblaci¨®n, han servido para consolidar su r¨¦gimen dictatorial.
Conviene subrayar que la valoraci¨®n de los 30 a?os del poder de Obiang no puede hacerse, como pretenden algunos, compar¨¢ndolos con los 11 a?os de su t¨ªo Francisco Mac¨ªas Nguema, primer presidente del pa¨ªs centroafricano tras su independencia de Espa?a en 1968. La sangrienta dictadura de Mac¨ªas fue de un horror, de una crueldad y destrucci¨®n indescriptibles, arruin¨® econ¨®micamente al pa¨ªs, administrado como una gran finca, y no construy¨® la menor instituci¨®n del Estado digna de ese nombre. De las evidentes diferencias entre la primera dictadura poscolonial y la segunda no puede deducirse que el r¨¦gimen del sobrino se aleje totalmente de los planteamientos y la pr¨¢ctica pol¨ªtica del maci¨ªsmo, que muchos de los prohombres del actual r¨¦gimen a?oran. Afortunadamente, el contexto pol¨ªtico internacional desde el 3 de agosto de 1979 ha evolucionado en un sentido que ha impedido hasta el momento la reca¨ªda en el abismo.
Las instituciones, vac¨ªas de contenido, est¨¢n al servicio del poder omn¨ªmodo del presidente
El 'boom' petrolero es puro espejismo. El 80% de la poblaci¨®n vive sin agua potable ni electricidad
Durante el r¨¦gimen de Obiang se han ido creando, aunque s¨®lo sea nominalmente, las instituciones pol¨ªticas de un Estado. El sistema econ¨®mico, desfalleciente durante los primeros 15 a?os, en los que depend¨ªa b¨¢sicamente de la cooperaci¨®n internacional, se ha visto favorecido en los ¨²ltimos 15 por la explotaci¨®n de los hidrocarburos -m¨¢s de 400.000 barriles diarios de petr¨®leo en la actualidad, que constituyen m¨¢s del 90% del PIB nacional-, que han situado al pa¨ªs como tercer productor del Golfo de Guinea. Para la econom¨ªa guineana ha sido fundamental la cooperaci¨®n internacional bilateral -especialmente la espa?ola-, as¨ª como la multilateral, especialmente desde el ingreso del pa¨ªs en las instituciones regionales ?frica Central UDEAC (hoy CEMAC) y el Banco de Estados de ?frica Central (BEAC). Pero desde el inicio, al tiempo que se creaban instituciones, se las vaciaba de funcionalidad y contenido, para ponerlas al servicio del poder personal y omn¨ªmodo del actual presidente y su camarilla. El poder real en Guinea Ecuatorial sigue siendo un poder militar, apenas vestido de civil.
El reconocimiento del multipartidismo en 1992 y la legalizaci¨®n de 13 partidos pol¨ªticos, adem¨¢s del gubernamental PDGE, supuso un importante cambio, aunque lleno de contradicciones. A esa situaci¨®n se lleg¨® m¨¢s por los cambios hist¨®ricos internacionales y las presiones externas que por las presiones procedentes del descontento popular, que, aunque enorme, era severamente reprimido. Esas reformas pol¨ªticas suscitaron grandes expectativas de cambio democr¨¢tico y pac¨ªfico, que probablemente alejaron durante muchos a?os las opciones de cambio violento desde dentro y fuera del r¨¦gimen, y hasta probablemente la posibilidad de guerra civil. Las instituciones formales del Estado, como el Gobierno, el Parlamento o el Poder Judicial, se hicieron m¨¢s visibles, as¨ª como los partidos pol¨ªticos de la oposici¨®n.
Con el tiempo estos cambios se demostraron m¨¢s nominales que reales. Y es que tales reformas pol¨ªticas pusieron de manifiesto la fragilidad del r¨¦gimen de Obiang, especialmente despu¨¦s de las elecciones municipales de 1995, en las que cuatro partidos de la oposici¨®n, liderados por Convergencia para la Democracia Social (CPDS) en una Plataforma de Oposici¨®n Conjunta, ganaron 19 de los 27 municipios en liza. Tras el pucherazo de las autoridades, que s¨®lo reconoci¨® a la oposici¨®n la victoria en nueve ayuntamientos -el de Malabo entre ellos-, el r¨¦gimen decidi¨® endurecerse y acabar con unos opositores pol¨ªticos que fueron calificados -y siguen si¨¦ndolo- de "enemigos de la patria". El desarrollo posterior ha consistido en la reimplantaci¨®n de un sistema de partido ¨²nico de hecho.
Esto ocurr¨ªa a la vez que se iniciaba en las aguas de Bioko la explotaci¨®n de los yacimientos de petr¨®leo por grandes multinacionales americanas como Exxon-M¨®bil. Desde entonces, estas empresas prestan al r¨¦gimen todo tipo de apoyo econ¨®mico y pol¨ªtico, mediando pr¨¢cticas de corrupci¨®n a gran escala, organizando lobbies para blanquear la imagen de Obiang y presentando al pa¨ªs como un oasis de democracia y desarrollo, mientras se producen nuevas vueltas de tuerca contra las libertades pol¨ªticas y los derechos humanos.
De hecho, el Parlamento, que en 1993 lleg¨® a contar con 11 diputados de la oposici¨®n de un total de 80, hoy s¨®lo tiene uno de un total de 100. Y de los nueve municipios en manos de la oposici¨®n en 1995 se ha pasado al secuestro por el Partido Democr¨¢tico de Guinea Ecuatorial (PDGE) de la totalidad de los ayuntamientos actualmente existentes, que han pasado de 27 a 30. De los 324 concejales municipales, s¨®lo 13 son de la oposici¨®n (CPDS), de los cuales las autoridades retienen las actas de 7 de ellos.
A excepci¨®n de CPDS, el resto de los partidos legalizados entre 1992 y 1993 han sido primero dinamitados y luego fagocitados por el PDGE, para formar lo que llaman "la gran coalici¨®n". En este tiempo, el Gobierno, hundido en la incompetencia y la corrupci¨®n, ha pasado de 30 miembros a m¨¢s de 60, en un pa¨ªs de poco m¨¢s de 600.000 habitantes. Los llamados jueces del Poder Judicial son en su mayor parte elementos de la seguridad presidencial. Y en todo este tiempo no se ha legalizado ning¨²n sindicato, colegio profesional o asociaci¨®n de derechos humanos.
En Guinea Ecuatorial se sigue practicando la tortura. Aunque el nivel de violencia ejercida contra los militantes y dirigentes de la oposici¨®n quiz¨¢s haya disminuido, sustituida en muchos casos por su cooptaci¨®n a cambio de un fajo de billetes, un puesto de trabajo y un carnet del partido en el poder, que les permita superar la imposibilidad de trabajar en el sector formal de la econom¨ªa, p¨²blico o privado.
Por lo que respecta a determinadas infraestructuras en construcci¨®n, cada una de ellas acaba costando al erario p¨²blico cinco veces m¨¢s de su valor real. Y peor a¨²n: muchas se hacen a costa del sufrimiento de miles de familias cuyas tierras son expropiadas y sus viviendas destruidas por el Estado y los prohombres del r¨¦gimen, sin indemnizaci¨®n alguna.
El boom petrolero es puro espejismo. Las elevadas cifras del PIB de un Estado no sirven como indicadores de su desarrollo cuando se sabe que el 95% del mismo procede de la explotaci¨®n de los hidrocarburos y que menos de un 5% de la poblaci¨®n acapara m¨¢s del 90% de la riqueza nacional. No se puede hablar de progreso cuando los Indicadores de Desarrollo Humano han empeorado durante los 15 a?os de explotaci¨®n del petr¨®leo. M¨¢s del 80% de la poblaci¨®n vive sin electricidad y sin acceso al agua potable, en todo el pa¨ªs no hay ni una sola biblioteca, ni p¨²blica ni privada, y m¨¢s del 50% de los ingresos del Estado se pierden en los laberintos de la corrupci¨®n, al tiempo que el presidente tilda a los ciudadanos de "holgazanes" con los que no piensa repartir su dinero del petr¨®leo.
La fractura entre pudientes-poderosos y pobres-oprimidos, las injusticias colectivas, la discriminaci¨®n por razones ¨¦tnicas y pol¨ªticas, el fomento de los prejuicios y el odio entre las diferentes regiones del territorio nacional, la perversi¨®n de las costumbres y la moral social, as¨ª como la formaci¨®n de una ¨¦lite civil y militar mediocre, corrupta y perversa, son otros de los legados de los 30 a?os del actual r¨¦gimen.
A excepci¨®n de la Administraci¨®n Bush y las petroleras norteamericanas, los amigos de este r¨¦gimen son los de siempre: China, Cuba, Marruecos, Corea del Norte, el Zimbabue de Mugabe... S¨®lo se entiende bien con aquellos que desprecian la democracia, explotan a sus poblaciones y violan los derechos humanos. As¨ª que, despu¨¦s de 30 a?os de desencuentros, la actual pol¨ªtica del Gobierno espa?ol hacia el r¨¦gimen de Obiang s¨®lo es viable si Espa?a quiere estar en Guinea Ecuatorial como un "simple empresario" o, en el peor de los casos, como un pa¨ªs despreocupado por la situaci¨®n de miseria, explotaci¨®n y opresi¨®n en la que viven la mayor¨ªa de los guineanos.
Pl¨¢cido Mic¨® es secretario general de Convergencia para la Democracia Social y ¨²nico diputado de la oposici¨®n en el Parlamento guineano.
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