Clinton afirma que EE UU apoya la labor de la Corte Penal de La Haya
La secretaria de Estado lamenta que el Congreso no ratificara el tratado
La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, expres¨® ayer el apoyo de su Gobierno a la Corte Penal Internacional, con sede en La Haya, y dijo que el hecho de que EE UU no se haya unido a este tribunal -destinado a juzgar genocidios, cr¨ªmenes de guerra y delitos contra la humanidad- es motivo de "gran pesar". Se trata de otro giro respecto a la pol¨ªtica exterior de la anterior Administraci¨®n, ya que en sus ocho a?os en la Casa Blanca George Bush ignor¨® el tribunal e incluso retir¨® la adhesi¨®n inicial de EE UU, autorizada por Bill Clinton en 2000.
La secretaria de Estado se encontraba ayer en Kenia, la primera parada en su viaje de 11 d¨ªas a ?frica. En Nairobi, visit¨® el lugar donde el grupo terrorista Al Qaeda bombarde¨® la Embajada norteamericana en 1998, un ataque en el que fallecieron m¨¢s de 200 personas. Despu¨¦s de una emotiva ceremonia, Clinton decidi¨® hacer patente su frustraci¨®n con los l¨ªderes pol¨ªticos locales, que se han negado a crear un tribunal especial que juzgue a los responsables de una oleada de violencia que estall¨® despu¨¦s de las elecciones presidenciales de 2007 y en la que murieron m¨¢s de 1.000 personas, seg¨²n la prensa local.
Durante sus ocho a?os en la Casa Blanca George Bush ignor¨® el tribunal
"He insistido para que el Gobierno keniano encuentre el modo de solucionar el problema por s¨ª mismo", dijo. "Si no, los nombres que han sido entregados a la Corte Penal Internacional (CPI) se revelar¨¢n y comenzar¨¢ una investigaci¨®n". Se refer¨ªa Clinton a una lista de nombres de sospechosos de instigar la violencia que el ex secretario general de Naciones Unidas Kofi Annan entreg¨® al CPI en julio. Pero las autoridades kenianas prefieren que a esas personas se las juzgue en el sistema judicial nacional, conocido por su corrupci¨®n y su lentitud.
Clinton se encontraba en un debate en la Universidad de Nairobi cuando una estudiante decidi¨® exponerle la contradicci¨®n de que, precisamente, un representante de Estados Unidos conjurara a una organizaci¨®n como el CPI, en el que no han entrado ni ese pa¨ªs, ni China, Rusia, Israel o India. La secretaria de Estado respondi¨® que, para ella, es motivo de "gran pesar, pero es un hecho". "Aun as¨ª, hemos apoyado al tribunal, y seguiremos haci¨¦ndolo", a?adi¨®. "Creo que podr¨ªamos haber sorteado algunos de los desaf¨ªos que le planteaba a nuestro Gobierno nuestro ingreso, pero eso todav¨ªa no ha sucedido".
Fue el marido de Clinton, en su ¨²ltimo mes como presidente, quien firm¨® el tratado de adhesi¨®n. Fue el 31 de diciembre de 2000, el d¨ªa que se reconoc¨ªa como fecha l¨ªmite en el Tratado de Roma, que fund¨® la CPI en 1998. "Lo hacemos para reafirmar nuestro apoyo a una mayor responsabilidad internacional y para traer ante la justicia a aquellos que perpetran genocidios, cr¨ªmenes de guerra y cr¨ªmenes contra la humanidad", dijo entonces el presidente. Cuando le pas¨® el testigo a Bush, semanas despu¨¦s, todav¨ªa no hab¨ªa enviado el tratado al Congreso para ratificarlo.
Durante la presidencia de Bush no s¨®lo no se ratific¨®, sino que se retir¨® la firma inicial. El 6 de mayo de 2002, el secretario norteamericano ante Naciones Unidas, John Bolton, anunci¨® tal decisi¨®n. El entonces secretario de Defensa Donald Rumsfeld dijo en un comunicado que el tratado ten¨ªa "grandes fallos". "Hay un grave riesgo de que el CPI intente reclamar jurisdicci¨®n sobre miembros en activo del Ej¨¦rcito de EE UU, as¨ª como sobre civiles, encargados de operaciones antiterroristas y militares, algo que no podemos permitir", explic¨®. Un a?o despu¨¦s, EE UU invadi¨® Irak.
Aunque el presidente Obama no ha revelado todav¨ªa si se adherir¨¢ al tribunal de nuevo, su Gobierno ha alabado en repetidas ocasiones la labor de esa organizaci¨®n. Su embajadora ante la ONU, Susan Rice, dijo en febrero que es "un importante y cre¨ªble instrumento para exigirles responsabilidades a aquellos l¨ªderes a los que se considera responsables de las atrocidades cometidas en Congo, Uganda y Darfur".
Objetivo, el terrorismo somal¨ª
Una de las grandes preocupaciones de EE UU en el Cuerno de ?frica es el terrorismo de corte islamista, inspirado en la red de Al Qaeda, que opera a su antojo en Somalia, un pa¨ªs donde la autoridad del Gobierno est¨¢ en serio peligro. Ayer, en su visita a Kenia, Hillary Clinton se reuni¨® con el presidente somal¨ª, el jeque Sharif Sheikh Ahmed, un islamista moderado, y se comprometi¨® a seguir armando a su Gobierno en su lucha contra la organizaci¨®n yihadista Al Shabab.
"No hay duda de que Al Shabab aspira a controlar Somalia y usarla como una base desde la que ejercer su influencia e infiltrarse en pa¨ªses vecinos para lanzar ataques contra naciones cercanas y lejanas", dijo la secretaria de Estado en una conferencia de prensa. "Ven a Somalia como un refugio seguro desde el que lanzar ataques terroristas globales". Naciones Unidas estima que Al Qaeda ha enviado a unos 300 yihadistas a Somalia para derrocar a Sheikh Ahmed, en el poder desde enero.
Clinton anunci¨®, adem¨¢s, que armar¨¢ a Sheikh Ahmed y a la misi¨®n de paz de la Uni¨®n Africana que lo apoya. El pasado mes de junio, el presidente Barack Obama ya envi¨® 40 toneladas de armamento y munici¨®n a Somalia para apoyar al Gobierno local en el sitio al que los islamistas rebeldes han sometido a la capital, Mogadiscio. A pesar de la ayuda, Sheikh Ahmed s¨®lo controla un pu?ado de calles en aquella ciudad. Desde que comenzara el asedio, 140.000 personas han abandonado sus viviendas. Los rebeldes controlan ya una gran parte del pa¨ªs, sobre todo en las zonas del sur y el centro.
El hecho de que EE UU haya decidido armar a Somalia es un indicativo de la preocupaci¨®n que existe en Washington por el terrorismo islamista y la pirater¨ªa. La Casa Blanca no se ha querido inmiscuir excesivamente en los asuntos internos de ese pa¨ªs desde la humillante retirada de 1993, cuando una misi¨®n de paz autorizada por Bill Clinton se convirti¨® en una emboscada de proporciones nacionales.
"Es hora tambi¨¦n de que Eritrea ponga fin y renuncie a su apoyo a Al Shabab", a?adi¨® Clinton. Eritrea, un pa¨ªs de un solo partido, de inspiraci¨®n marxista, y en el que no hay elecciones, ha estado en el punto de mira de Estados Unidos desde hace tiempo por armar a los rebeldes somal¨ªes. Clinton exigi¨® ayer a su Gobierno que detenga el env¨ªo de fondos y armas, para darle algo de ox¨ªgeno al Ejecutivo somal¨ª.
Estados parte
- 139 Estados han firmado el Estatuto de Roma, que constituy¨® la Corte Penal Internacional, pero s¨®lo 110 lo han ratificado.
- Bill Clinton firm¨® el Estatuto en los ¨²ltimos d¨ªas de su mandato, sin embargo el Congreso nunca lleg¨® a ratificarlo. En 2002, EE UU e Israel retiraron su firma.
- Los pa¨ªses europeos son los mayores defensores de la CPI. China, Rusia, Pakist¨¢n o India tampoco han ratificado el Estatuto.
Justicia universal
- La Corte Penal Internacional (CPI) tiene sede en La Haya y entr¨® en funcionamiento en 2002 con vocaci¨®n de acabar con la impunidad de los cr¨ªmenes m¨¢s terribles.
- Fue constituida por el Estatuto de Roma (1998) y comenz¨® a funcionar cuando alcanz¨® las 60 ratificaciones.
- Tiene competencia sobre cr¨ªmenes de guerra, genocidio y otras violaciones de los derechos humanos cometidas por individuos de los Estados parte o en el territorio de un Estado parte, as¨ª como en los casos que le asigne el Consejo de Seguridad de la ONU.
- La ONU ha establecido tribunales ad hoc para juzgar los cr¨ªmenes en la antigua Yugoslavia, Sierra Leona y Ruanda, pero la CPI es la primera corte con car¨¢cter permanente y nacida
de un tratado multilateral.
- Investiga cuatro grandes casos, todos ocurridos en ?frica: Uganda, Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, Rep¨²blica Centroafricana y Sud¨¢n. El primer juicio comenz¨® en enero contra Thomas Lubanga por reclutar a ni?os soldado en la guerra civil del Congo entre 1999 y 2003. En marzo, Omar al Bashir, presidente de Sud¨¢n,
se convirti¨® en el primer jefe de Estado perseguido por la CPI, por los cr¨ªmenes en la regi¨®n de Darfur.
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