Una zambullida en Gibraltar
Compras y turismo atraen a siete millones de personas a la colonia brit¨¢nica
La demanda de la soberan¨ªa para superar una situaci¨®n anclada en el pasado no impide que diariamente miles de espa?oles crucen la Verja de la colonia brit¨¢nica de Gibraltar llamados por el turismo, las compras y el paisaje que puede contemplarse desde los 411 metros del pe?¨®n calizo.
Pero lo que m¨¢s atrae a las siete millones de personas que visitan anualmente Gibraltar sigue siendo ir de compras, aunque ya no es tan rentable como hace una d¨¦cada, porque los precios del Pe?¨®n se han puesto al mismo nivel que los espa?oles. Lo que contin¨²a atrayendo al turismo es la variedad respecto al comercio espa?ol. La colonia cuenta con establecimientos de electr¨®nica, ropa, ¨®ptica y comida, entre otros. Adem¨¢s, muchos de sus productos, los que proceden directamente de la manufactura brit¨¢nica, no pueden encontrarse en el mercado espa?ol.
Muchos de sus productos no pueden encontrarse en Espa?a
En la cueva de Gorham vivieron los ¨²ltimos neandertales
Para tener una visi¨®n completa del Pe?¨®n hay que tomar el telef¨¦rico
Por ejemplo, Gibraltar, a¨²n conserva una ¨²nica tienda de la popular firma Mark & Spencer (una cadena de venta especializada en prendas de vestir y complementos) fuera de Gran Breta?a. Hasta hace unos a?os, esta compa?¨ªa manten¨ªa una amplia red de establecimientos en todo el mundo (uno de ellos en Sevilla), pero su mala situaci¨®n financiera oblig¨® al cierre de los que no estuviesen sobre suelo ingl¨¦s, salvo el que permanece en el Pe?¨®n.
La calle principal, Main Street, concentra la mayor parte de las tiendas. Se trata de una v¨ªa peatonal con una vida y un colorido extraordinarios. A Gibraltar la fuerza le viene, en gran parte, del enorme cruce de razas que conviven en tan peque?o espacio (la pen¨ªnsula tiene seis kil¨®metros de largo por 1,2 de ancho). La poblaci¨®n gibraltare?a actual es el fruto de siglos de aportaciones de colonias jud¨ªas, indias, espa?olas, maltesas, genovesas y brit¨¢nicas. El resultado es un pueblo afable, educado y conservador, protector de tradiciones perdidas en el tiempo. Son buenos comerciantes. El visitante puede incluso regatear los precios, casi siempre le dar¨¢ resultado.
A esa mezcolanza de razas, se suma su peculiaridad. El sol aprieta como en el resto de Andaluc¨ªa, pero el escenario es completamente diferente. Estamos en una ciudad inglesa. Desde los buzones rojos, hasta los postes de hierro negro con motivos dorados y coronados con cestos de flores, la ciudad reivindica su identidad brit¨¢nica.
En sus esquinas los bobbys (polic¨ªas) ven pasar impasibles al m¨¢s diverso paisanaje. Los coches tienen el volante a la izquierda y el autob¨²s rojo de dos plantas recorre constantemente la ciudad.
En Main Street, la calle principal, se encuentran dos de los m¨¢s t¨ªpicos locales de comida del lugar. Gibraltar Arms, frente a la Catedral, y The Horseshoe, en el n¨²mero 193. Son dos buenos ejemplos de pubs donde conocer la peculiar cocina inglesa y sus magn¨ªficas pintas de cervezas. En estos casos, a diferencia de lo que ocurre en el comercio, no aceptan moneda europea (s¨®lo libras), ni le responden al cliente que no habla en ingl¨¦s. En toda la ciudad pueden encontrarse, adem¨¢s, peque?os establecimientos de fish & chips (pescado y patatas fritas), uno de los elementos b¨¢sicos de la dieta brit¨¢nica.
Pero, adem¨¢s, Gibraltar encierra muchos otros tesoros, como su museo que conserva miles de a?os de historia. Recientes descubrimientos en la cueva de Gorham, a los pies de Pe?¨®n, han demostrado que en esta gruta se guareci¨® la ¨²ltima colonia datada de neandertales del planeta. Las excavaciones en la cueva han desvelado que los hombres del Neandertal pescaban en las aguas del Estrecho y cocinaban sus presas en brasas de carb¨®n.
Bajo el Pe?¨®n encontraremos m¨¢s de 50 kil¨®metros de t¨²neles excavados para alinear los ca?ones de defensa y que se alternan con sus cuevas con lagos interiores. Pero, para tener una visi¨®n completa de Gibraltar hay que tomar el telef¨¦rico hasta su cima. Desde ah¨ª puede verse la ensenada donde desembarcaron el cad¨¢ver del almirante Nelson, muerto en la batalla de Trafalgar, en un lugar cercano de la costa de C¨¢diz. La pen¨ªnsula, adem¨¢s, es una reserva natural que conserva una especie de flor silvestre aut¨®ctona (carraspique), pero el gran protagonista en su punto m¨¢s alto es el mono "rab¨®n", que forma parte del escenario gibraltare?o desde su llegada de ?frica en el siglo XIII. Seg¨²n un dicho local, el Pe?¨®n dejar¨¢ de ser ingl¨¦s cuando desaparezcan los primates.
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