Ham¨¢s empieza a 'islamizar' Gaza
La poblaci¨®n rechaza el plan de los integristas de imponer una estricta moral musulmana - Las abogadas tendr¨¢n que llevar el 'hiyab' en los tribunales
Un grupo de j¨®venes entra en una tienda y aconseja a su due?o que retire el maniqu¨ª del escaparate. La ropa interior a la vista de todos -a veces lencer¨ªa sugerente, siempre anticuada- es una indecencia. Como lo es que los hombres paseen con el torso al aire libre en las playas de Gaza. La polic¨ªa ha pedido tambi¨¦n la documentaci¨®n a parejas que caminaban por la calle para comprobar si estaban casados, aunque la medida fue cancelada r¨¢pidamente tras algunas reacciones airadas y las protestas de varias ONG del territorio palestino. Las armas han callado en los ¨²ltimos seis meses, pero Ham¨¢s y su Gobierno se esfuerzan en otros campos. Ahora alientan, o tratan de imponer, ciertos comportamientos que se adecuan a la ley y moral isl¨¢mica.
Mostrar lencer¨ªa en un escaparate o el torso en la playa es una indecencia
"El Ejecutivo pod¨ªa dedicarse a asuntos m¨¢s importantes", afirma un vecino
"La campa?a es acorde a nuestra religi¨®n y tradiciones. Observamos algunos peligros que amenazan a nuestra juventud y nuestro papel es avisar a nuestra gente sobre esas cosas malas", declar¨® Taleb Abu Shaar, ministro de Asuntos Religiosos. Aunque asegura Abu Shaar que a nadie se fuerza a hacer algo que le desagrada, la campa?a ha tropezado con un rechazo mayor de lo esperado. Y no s¨®lo entre los laicos.
Muchas calles de Gaza est¨¢n empapeladas con carteles que animan, por ejemplo, a no fumar. Muy, muy extra?o ser¨ªa ver a un dirigente de Ham¨¢s cigarrillo en mano. "Quienes hacen esto no son siempre funcionarios, pero s¨ª son miembros de Ham¨¢s. Los carteles llaman a mantener un comportamiento decoroso", cuenta Maru¨¢n, vecino del campo de refugiados de Yabalia, que simpatiza con el movimiento fundamentalista.
El Gobierno islamista y sus organismos judiciales han decretado que a partir del 1 de septiembre todas las abogadas y personal femenino deber¨¢n acudir a los tribunales con el hiyab. Son miles las mujeres que trabajan en empresas, ministerios, hospitales o escuelas. Por supuesto, conducen. Gaza no es Arabia Saud¨ª. Las autoridades judiciales aseguran que s¨®lo se trata de aplicar una ley vigente desde 1930 que regulaba el modo de vestir de abogados y jueces. Es, tal vez, la m¨¢s relevante de otras medidas que causan desaz¨®n en los sectores laicos, pero tambi¨¦n entre mucha gente religiosa de la franja. El Centro Palestino de Derechos Humanos, con sede en Gaza, ha criticado la ilegalidad flagrante de la iniciativa.
"Por supuesto que a los laicos no les agrada que esto suceda. Pero a mucha gente que simpatiza con Ham¨¢s, tampoco. No es que se opongan fervientemente a las medidas, sino que piensan que el Gobierno pod¨ªa dedicarse a asuntos mucho m¨¢s importantes", explica Maru¨¢n. Las instituciones funcionan a medio gas: diecis¨¦is ministerios fueron arrasados durante la guerra lanzada por Israel en diciembre pasado. La Autoridad Palestina, rival encarnizada de Ham¨¢s, paga desde Ramala las n¨®minas de sus antiguos empleados a condici¨®n de que no trabajen para el Ejecutivo islamista, lo que ha forzado al Gobierno de Ismail Haniya a contratar en Gaza como funcionarios a personas inexpertas. Se escuchan las quejas. "S¨ª, ser¨¢n educados, pero muy incompetentes", a?ade Maru¨¢n.
El lento proceso de islamizaci¨®n de la sociedad palestina arranc¨® d¨¦cadas atr¨¢s. Porque las pr¨¢cticas religiosas no son en absoluto exclusivas de Gaza. En muchas ciudades de Cisjordania -gobernada siempre en los ¨²ltimos 15 a?os por una autoridad nacionalista y laica- tampoco se puede comprar una lata de cerveza en una tienda. Dar con una mujer musulmana que no se cubre la cabeza en Hebr¨®n o en Nablus es tarea igualmente complicada. Y el Ramad¨¢n se respeta escrupulosamente en los espacios p¨²blicos. No ser¨¢ Ham¨¢s quien frene la tendencia. "Yo", dice el director de una ONG en Gaza, "he intentado que mi hija de 16 a?os no se ponga el hiyab. No hay modo. Se lo ha puesto porque ha querido. Todas sus amigas lo llevan".
Como sucede respecto a otros muchos asuntos candentes, Ham¨¢s no es monol¨ªtica. Varios dirigentes abogaban por seguir aplicando las pol¨¦micas decisiones. Otros prefirieron frenar. Un diputado de Ham¨¢s reconoc¨ªa recientemente a este diario: "La sociedad todav¨ªa no est¨¢ preparada para aplicar las leyes isl¨¢micas". En tres a?os de dominio casi absoluto de la franja son pocas las decisiones que ha impulsado Ham¨¢s para islamizar a¨²n m¨¢s la sociedad, lo que ha suscitado duras acusaciones de Al Qaeda contra el partido islamista palestino.
Dif¨ªcil saber si este camino emprendido a¨²n tibiamente por Ham¨¢s le restar¨¢ simpat¨ªas. Puede que pierdan por un lado lo que ganan por otro. "Los empresarios de siempre se conforman con traer unas maletas desde Israel. El bloqueo israel¨ª les ha dejado sin mercanc¨ªas. Pero se est¨¢ creando un entramado empresarial nuevo que se nutre de los t¨²neles de Rafah, una industria que controla el movimiento fundamentalista", apunta el citado jefe de la ONG en Gaza.
Ham¨¢s est¨¢ construyendo su propia estructura econ¨®mica, despu¨¦s de haber rehabilitado el sistema judicial y la polic¨ªa. "No creo que est¨¦n perdiendo apoyo popular, aunque es innegable el malestar de bastante gente con ciertas decisiones", concluye.
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