Subt¨ªtulos

Arnold Hauser dijo que la obra de arte es algo que nos provoca, pero no llegamos a entender. Hauser fue un cr¨ªtico de gran influencia. Y sab¨ªa lo que dec¨ªa cuando hablaba de lo incomprensible: intenten leer alguno de sus libros. Tambi¨¦n en la televisi¨®n hay ejemplos de impenetrabilidad. El m¨¢s brillante, The wire: quiz¨¢ la mejor serie de todos los tiempos. Nadie, salvo tal vez los narcotraficantes de Baltimore, entiende los di¨¢logos. En Reino Unido se emite con subt¨ªtulos. Y ayer, en The Independent, George Pelecanos, novelista y uno de los guionistas, bramaba contra ellos. Admit¨ªa que ni los actores ni los guionistas entend¨ªan la jerga, pero afirmaba que ¨¦sa era una de las claves de The wire: la constataci¨®n ling¨¹¨ªstica de adentrarse en un terreno impenetrable. Pelecanos tiene raz¨®n. Los subt¨ªtulos no llevan a ninguna parte. Tomemos una frase: "The hopper from Balmer carrying a burner". ?C¨®mo se traduce? Literalmente: "La tolva de Baltimore lleva un quemador". Y nos quedamos igual. Para ser comprensible, el subt¨ªtulo deber¨ªa decir: "El camello menor de edad de Baltimore lleva un m¨®vil desechable de los que se usan para que la polic¨ªa no intercepte las conversaciones". Ahora se entiende, pero no tardamos ni cinco segundos en cambiar de canal.

Hay que respetar la oscuridad art¨ªstica en cualquier ¨¢mbito, incluyendo el pol¨ªtico: con un poco de paciencia, el misterio acaba desvel¨¢ndose. Hemos descubierto qu¨¦ era la "desaceleraci¨®n acelerada". Alg¨²n d¨ªa comprenderemos en qu¨¦ consiste la "persecuci¨®n contra el PP", de la que no hay pruebas, ni nombres, ni denuncias, pero que, como dec¨ªa ayer Ana Mato, "es conocida por la gran mayor¨ªa de los ciudadanos". De momento, no pongan subt¨ªtulos. Se perder¨ªa toda la gracia.