Los cuentos chinos de Bilbao

Vamos a dejarnos de especulaciones y juegos florales baratos. Eso del gran prestigio de la plaza de toros de Bilbao son cuentos chinos. Esta plaza no le gana a cualquiera de las plazas port¨¢tiles montadas por esos mundos en las fiestas patronales. Ayer, sin ir m¨¢s lejos, se pudo comprobar. La Junta Administrativa es culpable en grado sumo. Contrat¨® una corrida de toros sin fuerza, presuntamente pasados por alguna peluquer¨ªa de post¨ªn. Toros a los que apenas se pic¨®. Se ca¨ªan continuamente. Carec¨ªan de bravura. Echaban la cara arriba, justamente por falta de fuerza y casta.

Esa misma Junta puso al torero de la tierra, Iv¨¢n Fandi?o, como sustituyente a Morante de la Puebla. Es verdad que la Junta no fue culpable de la impericia mostrada por el torero de Ordu?a. En sus dos toros ray¨® con la m¨¢s delicada de las vulgaridades. Sus pases de muleta eran meros chapoteos en el Mare Nostrum o, si se quiere, en la r¨ªa de Plencia. Mas es culpable de haberlo contratado para ahorrarse unos cuantos duros. "El tiempo descubrir¨¢ lo que encubren los pliegues de la astucia", dec¨ªa el maestro Shakespeare...

Esta plaza no le gana a cualquiera de las port¨¢tiles de las fiestas patronales

El Juli anduvo como un mal¨ªsimo muletero en su primero. Pura enga?ifa, sin dominio y muy distanciado (entre toro y torero cab¨ªan un par de boy scout en fila de a dos). En su segundo dibuj¨® alg¨²n muletazo decente. Lo dem¨¢s fue un collar de perlas falsas: tropezones, derechazos a la velocidad de un ferrari, embarullamiento y otros etc¨¦teras.

La actuaci¨®n de El Fandi se puede contabilizar en pocas palabras. Aparte de una larga cambiada y ciertos lances templados, a su primero, su faena la realiz¨® bajo una carpa imaginaria de vulgaridades. La faena de su segundo pas¨® por los cuatro puntos cardinales de la plaza. Quiere decirse que domin¨® menos que un rat¨®n a un tigre de Bengala. Para colmo, s¨®lo pudo lucirse en banderillas en el primer toro, porque en el segundo no pas¨® de ser un banderillero del mont¨®n, ¨¦l que es un elegido de la naturaleza en el tercio de los palitroques.

Con respecto al pegapasismo que estamos sufriendo desde el inicio de esta feria, conven¨ªa advertir que cuantos m¨¢s pases se dan en las faenas se est¨¢ quitando valor a cada una de esas faenas. Quienes esa mala pr¨¢ctica del toreo hacen suya est¨¢n demostrando que no creen en el valor de los muletazos hondos, y es por eso que persiguen la superficialidad de dar cuanto m¨¢s mejor, seg¨²n creen, repito. Desconocen que, en algunas de las artes, la belleza y su punto de partida, menos es m¨¢s.

Frente al fiasco de los toros de los hermanos Garc¨ªa Jim¨¦nez, en la memoria queda si Morante de la Puebla nos hubiera deleitado con algunas de sus pinceladas duend¨ªsticas. Pero so?ar es un acto de libertad.