"Las mujeres somos m¨¢s cabezotas"
Marta Dom¨ªnguez, pudorosa, no cree ser ejemplo para nadie: "No soy perfecta, ni mucho menos"
La adrenalina a¨²n flu¨ªa libre y alegremente por la sangre de Marta Dom¨ªnguez cuando, la del alba ser¨ªa, se acost¨®, su primera noche como campeona mundial de los 3.000 metros obst¨¢culos, tras celebrar su victoria hasta las tantas con su familia cenando en el Don Quijote, un restaurante espa?ol por el Ku'Dam. "Ser¨ªan las cuatro de la ma?ana cuando me met¨ª en la cama", dice; "y... no, apenas pude dormir. Estoy feliz. Sobre todo, porque la gente que me quiere est¨¢ feliz. Yo s¨®lo he hecho mi trabajo". No est¨¢, sin embargo, adormilada, antes al contrario, el d¨ªa siguiente a un triunfo que persegu¨ªa, esquivo, durante a?os. Son casi las dos de la tarde y, ante una pantalla de televisi¨®n, la palentina ve por segunda vez en el d¨ªa la repetici¨®n de los poco m¨¢s de nueve minutos de carrera, saltos, gritos y l¨¢grimas, besos, que la convirtieron, la noche del lunes, en la espa?ola m¨¢s admirada. Si hasta la reina Sof¨ªa, conmovida y emocionada, la telefone¨® para decirle que hab¨ªa visto la prueba con todos sus nietos, que hab¨ªa vibrado, que se merec¨ªa el triunfo por todo lo que hab¨ªa sufrido en Pek¨ªn.
"Falta el oro ol¨ªmpico. Todas mis decisiones ser¨¢n para llegar a Londres al 100%"
"Ahora, a descansar. Me da miedo que la cabeza se canse antes que el cuerpo"
"Es que en los Juegos estuve con ella despu¨¦s de la carrera en que tropec¨¦ con la valla y me dio muchos ¨¢nimos", dice Marta, de 33 a?os, que, castellana intensa, sobria, orgullosa, sufre ataques de timidez, de pudor, cuando se habla bien de ella, cuando se le pone de ejemplo. "No necesito que me digan que soy la mejor, pero es un orgullo escucharlo", dice. "No me gustar¨ªa ser un ejemplo porque no soy perfecta, ni mucho menos, pero s¨ª que me gustar¨ªa que de mi ¨¦xito la gente sacara que, si se tienen las ideas claras y se trabaja, se puede conseguir todo lo que se pretende", contin¨²a. "Aunque, claro", a?ade para matizar, su modestia profunda en el fondo, "hay atletas que trabajan tanto como yo y no ganan. Pero es que yo, adem¨¢s, he tenido suerte".
Ha tenido suerte, dice una persona que en unos Juegos Ol¨ªmpicos compiti¨® enferma, que en otros no estuvo por hallarse lesionada, que a los ¨²ltimos lleg¨® con las cosas cogidas con alfileres, que ha descubierto al final de su carrera la prueba para la que la naturaleza la hab¨ªa dise?ado, los 3.000 metros obst¨¢culos. "Pero s¨ª", dice, "he llegado a esta prueba, la que m¨¢s se adapta a mis condiciones, a las de una ni?a que disfrutaba saltando charcos y troncos, en el momento perfecto. El problema fue que para Pek¨ªn quise resumir en tres meses todo un progreso de adaptaci¨®n que normalmente se hace en 10 a?os, y, claro, no llegamos. Pero ahora, con C¨¦sar P¨¦rez como t¨¦cnico, hemos trabajado con m¨¢s tiempo y tranquilidad. He ganado much¨ªsima fuerza espec¨ªfica y movilidad. Ya ni la r¨ªa me da miedo".
La noche del 17 de agosto de 2009, suave brisa fresca en Berl¨ªn, fue, pues, el momento en el que todo cuadr¨®. El momento m¨¢gico que se produjo despu¨¦s de "una decisi¨®n muy dif¨ªcil", la ruptura con Mariano D¨ªez, su entrenador de toda la vida. "Despu¨¦s de 24 a?os juntos, no fue f¨¢cil romper", dice; "pero mi ¨¦xito no es de un a?o. Mi ¨¦xito tambi¨¦n se lo debo a ¨¦l. Soy lo que soy tambi¨¦n gracias a ¨¦l".
Mal que le pese a Marta, sin embargo, no desde ayer, sino desde hace unos cuantos a?os, quiz¨¢s desde su subcampeonato mundial en Edmonton 2001, su coraje, su generosidad, su pelea, su cabezoner¨ªa se han puesto siempre como ejemplo de virtudes de las que la sociedad en general podr¨ªa aprender bastante. Un ejemplo, tambi¨¦n, de la lucha de la mujer por la igualdad. "Las mujeres, s¨ª, ya estamos en igualdad de condiciones con los hombres", dice con su verbo acelerado, intenso, "pero quiz¨¢s peleemos m¨¢s porque somos m¨¢s cabezotas, m¨¢s obstinadas, y a¨²n seguimos con ganas de demostrar que somos iguales".
O superiores. Su trayectoria, la carrera de otras atletas, Mayte Mart¨ªnez, Nuria Fern¨¢ndez, Natalia Rodr¨ªguez, Ruth Beitia, que han tomado el poder, que constituyen el n¨²cleo duro del atletismo espa?ol, as¨ª lo evidencia. Su vida. Una vida marcada por un sue?o infantil y por los genes paternos como gran arma para alcanzarlo. "De mi padre he heredado el car¨¢cter trabajador, disciplinado, perfeccionista, obstinado", dice; "y mi sue?o desde ni?a ha sido intentar ser la mejor del mundo. Ser campeona del mundo no te hace la mejor. A¨²n no he sido campeona ol¨ªmpica. Me falta. Me gustar¨ªa irme del atletismo con un buen recuerdo. Me siento muy orgullosa de lo que he conseguido, pero me gustar¨ªa retirarme habiendo cumplido el sue?o de todo deportista. A partir de ahora todas las decisiones que tome ir¨¢n encaminadas s¨®lo a llegar a Londres 2012 al ciento por ciento. Si quiero llegar, despu¨¦s de disfrutar ahora del t¨ªtulo mundial, tengo que pensar perfectamente lo que voy a hacer".
Algunas cosas de las que precisa para competir en Londres, a los 36 a?os, con posibilidades ya las tiene claras, como la necesidad de tomarse un a?o sab¨¢tico del atletismo o, m¨¢s cerca a¨²n, de irse de vacaciones ya mismo - "a la playa, a una playa espa?ola, que no me gusta viajar, y a jugar al f¨²tbol, que me sigue encantando, con los chicos de la escuela de Venta de Ba?os, donde juego de chupona y sin miedo porque no se atreven a entrarme", dice-, de desconectar. "Me da miedo que la cabeza se canse antes que el cuerpo", concluye; "necesito tomarme alg¨²n tiempo de tranquilidad".
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