Artistas seleccionan artistas

El Premi Internacional d'Art Contemporani Diputaci¨® de Castell¨® cobra este a?o un inter¨¦s especial. Se ha llamado a cinco artistas de prestigio y se les ha pedido a cada uno que seleccione a otros cinco para optar al premio. De modo que los 25 resultantes han sido elegidos, no por cr¨ªticos o comisarios, sino por colegas suyos. ?stos son Daniel Buren, Cristina Iglesias, Michelangelo Pistoletto, Luc Tuymans y Jeff Wall. El espectador puede jugar a adivinar a cu¨¢l de los cinco debe su presencia cada uno de los 25.

Previsiblemente, la mayor parte de las obras son fotograf¨ªas y v¨ªdeos. De hecho, la ¨²nica pieza perteneciente al g¨¦nero de la pintura se compone de cuatro acr¨ªlicos sobre papel, del chino Zhang Enli (1965). Se titula Hair y consiste en 20 "retratos" de cabezas vistas desde atr¨¢s. El artista piensa indagar con ello el "lado oscuro" o el "pensamiento inverso". El resultado: una serie de melenas, calvas y tonsuras. Francamente, prefiero la Betty de Richter. Entretanto, ?gor Antic (Serbia, 1962) presenta unos tapizados de tela (The Implicit Relations) dedicados a una tan reiterativa como in¨²til recombinaci¨®n de los miembros de una familia biol¨®gica y los de la que llama "familia del arte". El alem¨¢n Martin Honert (1953), con una tecnolog¨ªa particularmente simple, proyecta sobre el muro dibujos infantiles a manera de "fantasmas". Frente a la incontinencia verbal de Antic, el espectador agradece el gesto de Honert.

Hay tambi¨¦n algunas esculturas. La contribuci¨®n de Carla Arocha & St¨¦phane Schraenen (Caracas, 1961, y Amberes, 1971) es una estructura de espejos que descomponen -en vano- el cuerpo de quien all¨ª pasa. Dror Endeweld (Tel Aviv, 1960) juega con las paradojas del lenguaje, en una placa de aluminio, a prop¨®sito de El innombrable: prefiero a Beckett. La alemana Ulrike Kessl (1962) presenta unas simp¨¢ticas columnas colgantes hechas de faldas superpuestas. En cuanto a Krijn de Koning (Amsterdam, 1963), su multicolor composici¨®n modular aspira a explorar "el espacio" (a estas alturas). Da la impresi¨®n de que todos estos artistas han hecho cosas mejores.

En cuanto a la fotograf¨ªa: Lara Almarcegui (Zaragoza, 1972) nos ofrece 26 im¨¢genes vinculadas a su reciente publicaci¨®n, una documentada gu¨ªa de ruinas holandesas de entre el XIX y el XXI; son edificios de todas clases, algunos bellos, destruidos o en desuso. Ziad Antar (L¨ªbano, 1978) presenta pa?uelos de formas heterodoxas dise?adas por refugiadas palestinas. Gayle Chong Kwan (Edimburgo, 1973), moderno Arcimboldo de la fotograf¨ªa, compone sus im¨¢genes con alimentos: un paisaje hecho de mantequilla evoca El naufragio de Friedrich; la Torre de Babel se eleva a base de fiambres; patatas, manzanas podridas y pan tambi¨¦n le sirven. Mientras que Alexandra Tesi (Bolonia, 1969) construye una pieza de gran tama?o uniendo 40 fotograf¨ªas de interiores de un hospital, el veterano Anthony Hern¨¢ndez (Los ?ngeles, 1947) presenta una sola: un paisaje urbano ruinoso; lo mismo que Stephen Waddell (Vancouver, 1968), con su imagen de un anacr¨®nico alquitranador solitario.

Los v¨ªdeos son breves. Corey McCorkle (Wisconsin, 1969) muestra los inveros¨ªmiles (pero ciertos) entrenamientos de unos ni?os paramilitares en una est¨²pida academia americana. Roy Arden (Vancouver, 1957) juega con el paisaje urbano en funci¨®n de un "realismo aleg¨®rico"; Patricia Esquivias (Caracas, 1979) nos descubre las conexiones -y diferencias- entre Julio Iglesias y Felipe II... El v¨ªdeo del canadiense Mark Lewis (1958) pone en escena una disputa colectiva en plena calle, tanto m¨¢s divertida por su car¨¢cter incruento como por la coreograf¨ªa a la que obedecen los participantes. Hay v¨ªdeos de sesgo m¨¢s surrealista o po¨¦tico, como los de Dorit Margreiter (Viena, 1967), Mika Rottenberg (Buenos Aires, 1976) o los belgas Harald Thys & Jos de Gruyter.

La instalaci¨®n de Beatrice Catanzaro (Mil¨¢n, 1975) remite al mago hind¨² Sorcar, quien hizo desaparecer el Taj Mahal durante cinco minutos; ella le pide que pruebe con el Monumento a los Descubrimientos, en Lisboa, por pol¨ªticamente incorrecto. En cuanto a la de Carlos Motta (Bogot¨¢, 1978), desconcierta que haya realizado cuatrocientas entrevistas pol¨ªticas a gente de la calle para luego mostr¨¢rnoslas a bulto, en 13 monitores que funcionan simult¨¢neamente. Y, por ¨²ltimo, lo menos clasificable: las 53 diapositivas de Mario Garc¨ªa Torres (M¨¦xico, 1975) documentan el proyecto ut¨®pico de Martin Kippenberger de construir un museo en la isla griega de Syros; y, sobre todo, el trabajo del performer brit¨¢nico Tris Vonna-Michell (1982), interesado en hacerle llegar a Chopin unos huevos de codorniz (decantados). Por desgracia, su mensajero (Mr. K) se los qued¨®. Al parecer, cuando se los devolvi¨® ya era tarde. En cualquier caso, que gane el mejor (son 60.000).