Las cinco muertes de Silvia Raquenel
El asesinato de la abogada de narcotraficantes m¨¢s famosa de M¨¦xico y el de un destacado dirigente del PRD agudizan la sensaci¨®n de impunidad en el pa¨ªs
La persiguieron hasta el ¨²ltimo rinc¨®n de un centro comercial de Monterrey. Una, dos, tres r¨¢fagas de fusil autom¨¢tico AR-15 y, para rematar, el tiro de gracia en la cabeza. El cuerpo de Silvia Raquenel ten¨ªa 18 heridas de bala, seg¨²n la autopsia. Los cinco sicarios huyeron tranquilamente en una camioneta que esperaba en la calle. Los dos polic¨ªas de escolta de la mujer asesinada declararon que no hicieron nada porque fueron enca?onados con armas largas, y se tuvieron que agachar. La hija, en estado de shock, no dejaba de temblar.
Todo transcurri¨® muy r¨¢pido hace dos semanas en el centro de la capital del Estado mexicano de Nuevo Le¨®n, cerca de la frontera con EE UU. El asesinato de Raquenel, como el del jueves del presidente del Congreso del sure?o Estado de Guerrero y destacado dirigente del Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica (PRD), Armando Chavarr¨ªa Barrera, refuerzan la escalada de la violencia y la impunidad en M¨¦xico.
La jurista estuvo detenida dos veces y tres de sus socios fueron asesinados
Hab¨ªa sobrevivido a cuatro atentados; en dos de ellos fue herida de gravedad
Nacida en Monterrey hace 55 a?os, Raquenel era mucho m¨¢s que la abogada de narcotraficantes, como la describ¨ªa la prensa mexicana. Adquiri¨® notoriedad por haber defendido a delincuentes, polic¨ªas y funcionarios implicados en el mundo del crimen organizado, pero tambi¨¦n por haber sufrido cuatro atentados. Su nombre apareci¨® en algunos de los casos judiciales m¨¢s sonados. Frecuentaba las c¨¢rceles de alta seguridad para visitar a sus clientes, y tuvo acceso a informaci¨®n comprometedora sobre los distintos bandos de la guerra de la droga. Sab¨ªa mucho de los v¨ªnculos entre crimen y poder. "?Por qu¨¦ s¨¦ tanto? Soy la abogada de los narcos, seg¨²n dicen. Vivo en los penales, y en los penales se oye todo. Ah¨ª se sabe a qui¨¦n van a matar, a qui¨¦n van a cambiar de funcionario, qui¨¦n est¨¢ arreglado con ¨¦ste o aquel. Es un mugrero", dijo hace unos a?os.
Algo tem¨ªa la abogada porque en los ¨²ltimos tiempos mostraba prisa por escribir sus memorias, y hab¨ªa contactado alguna editorial. Cuatro veces escap¨® de la muerte en cuatro atentados ordenados por no se sabe qui¨¦n. "Traigo 10 balazos y aqu¨ª sigo", coment¨® hace un a?o. Parec¨ªa invulnerable, inmortal casi. Como la ma?ana del 31 de agosto de 2000, cuando un sicario se col¨® en su escritorio y dispar¨® cinco veces al cuerpo de la abogada. Y despu¨¦s vino el tiro de gracia. En aquella ocasi¨®n el asesino fall¨® incomprensiblemente y la bala roz¨® la cabeza. Tres proyectiles afectaron el est¨®mago. El atacante fue identificado como Erick Herrera Bustamante, pr¨®fugo de la Justicia. Result¨® ser hermano del ex fiscal de Tamaulipas Jos¨¦ Guadalupe Herrera Bustamante.
Raquenel ya hab¨ªa recibido un primer aviso en mayo de 1998 cuando un bomba estall¨® en la entrada de su despacho a las cinco de la ma?ana. Su vida cambi¨® radicalmente a partir del 23 de mayo de 2000, cuando sinti¨® por primera vez el aliento de la muerte. Aquella ma?ana, la abogada acompa?aba a su cliente, Cuauht¨¦moc Herrera Su¨¢stegui, director de la Polic¨ªa Judicial Federal, adscrito a la lucha antidroga y con v¨ªnculos sospechosos, quien, supuestamente, iba a hacer una declaraci¨®n explosiva. "Con lo que iba a declarar se iba a caer toda la Fiscal¨ªa antidrogas". Cuando entraban en el Hotel Imperial, en la Ciudad de M¨¦xico, empezaron los disparos. Una bala atraves¨® un pulm¨®n y otra la cabeza de Villanueva. El jefe policial recibi¨® dos impactos, y su ch¨®fer muri¨® en el tiroteo. Nunca se produjo la esperada declaraci¨®n. El cuarto atentado se produjo el 13 de noviembre de 2001. Los asesinos dispararon varias r¨¢fagas cuando la abogada sal¨ªa de los juzgados de distrito de Monterrey. Sus escoltas, aquel d¨ªa s¨ª, la protegieron.
Los problemas empezaron en el ¨²ltimo tramo de los a?os noventa, despu¨¦s de que Raquel Villanueva asumiera el primer caso "pesado" de narcotr¨¢fico. Conoci¨®, "por casualidad", a Carlos Res¨¦ndez Bertolucci, cerebro financiero del cartel del Golfo, que lideraba Juan Garc¨ªa ?brego, el narcotraficante m¨¢s poderoso de M¨¦xico en aquellos tiempos. Res¨¦ndez dio la pista para la captura del capo, que en enero de 1996 fue extraditado a Estados Unidos. Y no s¨®lo eso. Asisti¨® como testigo clave en el juicio a Garc¨ªa ?brego, que fue condenado a tres cadenas perpetuas en Houston (Tejas).
Res¨¦ndez Bertolucci necesitaba protecci¨®n y all¨ª estaba Raquenel Villanueva. El antiguo cerebro financiero del cartel del Golfo cobr¨® un mill¨®n de d¨®lares de recompensa por la captura de Garc¨ªa ?brego, y se acogi¨® al programa de testigos protegidos, bajo el que vive oculto en Estados Unidos. Raquenel aseguraba no haber cobrado recompensa alguna por la captura de Garc¨ªa ?brego. S¨ª recibi¨® 350.000 d¨®lares de honorarios que le pag¨® Res¨¦ndez.
Defendi¨® a personas de todos los carteles de la droga -"no soy exclusiva de nadie", dec¨ªa-, a polic¨ªas federales, judiciales y municipales, y a personajes siniestros implicados en cr¨ªmenes horrendos. Estuvo detenida en dos ocasiones y tres de sus socios y amigos fueron asesinados.
Cuando le pregunt¨¦ por los responsables de los cuatro atentados respondi¨®: "Creo que es el Gobierno. Hay muchos funcionarios muy corruptos. Desconf¨ªo m¨¢s de las autoridades que de la delincuencia". Los atentados contra la pol¨¦mica abogada y las historias de su vida se transformaron en corridos. Comentaba Raquenel al respecto: "Dice el refr¨¢n que quien tiene un corrido est¨¢ muerto o lo matan".
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