Me retiro a la cueva
Ermita?os y monjes horadaron la roca hasta convertirla en capillas. Iglesias rupestres, aldeas y queso de oveja en las faldas de la cordillera Cant¨¢brica
Atacando el itinerario desde Palencia, a pocos kil¨®metros de Aguilar de Campoo -sus calles siguen oliendo a galleta- est¨¢ la bas¨ªlica del eremitismo rupestre, Olleros de Pisuerga. Dos naves con sus ¨¢bsides, altar, sacrist¨ªa y coro, todo ello excavado en las entra?as del cret¨¢cico inferior. Una joya del primitivismo rom¨¢nico que no ha pasado inadvertida para el gran recopilador Peridis. La gu¨ªa, Bel¨¦n, se muestra orgullosa de este patronazgo mientras ense?a la galer¨ªa al visitante remarcando la asimetr¨ªa de sus perspectivas. "M¨ªrela desde el altar", indica; "ahora m¨ªrela desde aqu¨ª. Y la hicieron s¨®lo con piquetas y machetes ?No es maravilloso?". Desde Olleros hasta Presillas de Bricia, en Burgos, hay un centenar de enclaves, cuevas e iglesias rupestres. Pelayo, Genadio o Fructuoso son santos eremitas que tienen aqu¨ª sus lugares de invocaci¨®n. Junto a cada gruta, dos elementos que no faltan: una necr¨®polis y un reguero de agua. Y frente a ellas, siempre un paisaje digno de ser contemplado. Seg¨²n el catedr¨¢tico Pascual Mart¨ªnez, estamos ante los centros de culto de las comunidades astures que poblaron el flanco sur de la cordillera desde el siglo VI. Una forma de religiosidad y, a la vez, de colonizaci¨®n de la tierra.
En Santa Mar¨ªa de Valverde, comarcal 273 desde Aguilar, el techo de la roca es la c¨²pula de la iglesia, sostenida por b¨®vedas de ca?¨®n, y sobre ella, como cofres abiertos, est¨¢n los huecos que en su d¨ªa sirvieron de nichos para aquellos anacoretas. A pocos metros hay un centro de interpretaci¨®n de todo este fen¨®meno social. Monjes y monjas, campesinas y labriegos, viv¨ªan juntos, quiz¨¢ recordando ritos del ancestro hereje Prisciliano, se alimentaban de hierbas, comulgaban con la naturaleza. Roma quedaba lejos. Ellos depend¨ªan de la familia noble del lugar. Los infanzones del valle reclutaron a las comunidades m¨ªsticas para combatir al musulm¨¢n. Pero, una vez m¨¢s, es dif¨ªcil imaginar la Reconquista como un inmenso frente de batalla, sino como una transmisi¨®n de saberes en los dos sentidos. Muchas de estas cuevas fueron sostenidas por arcos de herradura y con el paso de los siglos mantienen el nombre de gruta del moro.
Valderredible es uno de los tres valles sure?os de Cantabria. Los otros dos son Valdeolea y Valdeprado. Apenas 1.200 habitantes que saludan el curso alto del Ebro cada ma?ana. Tierras de vallucos y matorrizos, de le?adores y aba?adores que se desplazaban a trabajar a Castilla por temporada. Misionado por monjes visigodos y repoblado desde el sur tras la invasi¨®n ¨¢rabe, el valle lleva un siglo vaci¨¢ndose, pero todav¨ªa quedan unas cincuenta aldeas con una personalidad insospechada. Quesos puros de oveja, hornazos rellenos de magro y tocino, patatas de gusto sedoso y todos los derivados del jabal¨ª son sus delicias culinarias. La piedra lo preside todo. En el centro de cada villorrio, la iglesia, el concejo, el pil¨®n, la bolera, la cantina y la cuadra. Despu¨¦s, las casas de los pastores, con pajar arriba y cobijo abajo. Un poco m¨¢s all¨¢, los hornos y colmenares. Y siempre en el horizonte un sendero que serpentea hacia un hayedo o trepa hasta el p¨¢ramo.
Balsa del tiempo
Otra vez Palencia, por caprichos de la demarcaci¨®n, en Puentetoma hay una buena casa rural. Aqu¨ª se ha retirado la tejedora alemana Andrea Milde en busca de la soledad que exige la creaci¨®n de sus tapices dada¨ªstas. "Rodeada de pliegues milenarios, de tejos seculares y cavidades realizadas en a?os de arduo trabajo, me encuentro como en una balsa del tiempo para plasmar mis historias", asegura. Detener el tiempo. Eso es lo que debieron de imaginar aquellos ascetas primitivos.
En un meandro del Ebro, poco despu¨¦s de La Puente del Valle, de nuevo Cantabria, hay un peque?o promontorio inadvertido desde la carretera. Es una colina agujereada por galer¨ªas de antiguos monjes consagrados a san Pantale¨®n. Corre el rumor del agua y se escucha piar al choch¨ªn y al carbonero. Crecen endrinos, genistas y acebos, como testigos de las frugales alimentaciones del pasado. En la cima, talladas en la roca, un centenar de tumbas antropomorfas de todos los tama?os. Individuos aislados, parejas, parejas con ni?o... Todos los sarc¨®fagos miran hacia Levante para ver salir el sol el d¨ªa del Juicio. Enigm¨¢tico entre la bruma, el r¨ªo corre a sus pies para perderse en un futuro de cascadas y ca?ones.
? Emilio Garrido es autor de la novela Ning¨²n lugar (Meteora).
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Gu¨ªa
Visitas
? Centro de Arquitectura Rupestre (942 77 60 02). En Santa Mar¨ªa de Valverde.
? Museo Etnogr¨¢fico (942 77 61 46). En Polientes, martes a s¨¢bados, de 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00. Domingos, de 11.00 a 14.00. Gratis.
? Observatorio de Cantabria (www.observatorioastronomicocantabria.com ). De 10.00 a 12.30, 16.00 a 18.00 y 23.00 a 1.00. Gratis. Rebollar.
? Turismo Campoo-Los Valles (www.campoolosvalles.org ; 942 75 52 15)
Comer y dormir
? Camping Valderredible (942 77 61 38; www.campingvalderredible.es ). En Polientes.
? Molino del Alto Ebro (942 77 60 36; www.molinodelaltoebro.com). Polientes. Restaurante y habitaciones.
? La Olma (942 77 60 27). Cocina casera en Polientes.
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