El Bicing pincha por "el truco de la llave"
Un fallo en el sistema de seguridad del servicio facilita el robo de bicicletas - Grupos de adolescentes las utilizan para llegar a la playa y las abandonan
Si la serie Verano Azul se hubiese rodado en la Barcelona de 2009 y no en la Nerja de principios de la d¨¦cada de 1980, los chavales que, silbando, van a la playa en bicicleta lo har¨ªan posiblemente montados en un veh¨ªculo del Bicing. Y al llegar al mar, algunos no las devolver¨ªan a las estaciones. Las dejar¨ªan tiradas sobre la arena.
As¨ª, abandonadas junto al paseo mar¨ªtimo de la Barceloneta o incluso lanzadas al agua, se encuentra cada d¨ªa la polic¨ªa local varias bicicletas de este servicio p¨²blico. No devolverlas despu¨¦s de 24 horas de haberlas retirado de una de las estaciones del servicio cuesta 150 euros, pero eso no parece importar a aquellos que los abandonan en las costas de la ciudad. El concejal de Movilidad, Francesc Narv¨¢ez, proclam¨® hace un a?o que este transporte p¨²blico no sirve para llegar a la playa (ni al Camp Nou, ni a las fiestas veraniegas, ni a cualquier otro evento multitudinario). Pero all¨ª, junto al mar, lejos de su h¨¢bitat urbano natural, se las encuentran los perplejos polic¨ªas. Sin saber c¨®mo ni por qu¨¦ han aparecido, se limitan a custodiarlas hasta que una furgoneta del Bicing acude a rescatarlas para reintroducirlas en el sistema.
La clave de tan extra?o fen¨®meno hay que buscarla ciudad adentro. All¨ª, en las ruidosas calles lejanas al recreo de la costa, algunos chavales se pasan tardes apostados en las estaciones del Bicing. No son usuarios del servicio, pero buscan aplicar eso de que las bicicletas son para el verano y usar una de las que el Bicing pone a disposici¨®n de sus clientes para alcanzar la playa. "?Me dejas hacer el truco de la llave?", preguntan para ello con desparpajo a los usuarios que se acercan a la estaci¨®n de turno para dejar una bicicleta, tras alguno de los 40.000 usos que registra el servicio p¨²blico de alquiler cada d¨ªa, buscando su complicidad.
Este truco puede ayudar a explicar por qu¨¦ el Bicing pierde la friolera de 400 bicis al a?o. Y, conoci¨¦ndolo, se entiende no s¨®lo el extra?o fen¨®meno de los veh¨ªculos abandonados en la arena, sino tambi¨¦n el de las muchas bicis p¨²blicas que se pueden ver en toda la ciudad, atadas con candados en los aparcamientos junto a otras bicis, privadas.
Una pifia en el mecanismo de protecci¨®n antirrobo de las estaciones permite que los ladrones -algunos no superan los 15 a?os- se queden f¨¢cilmente con una bicicleta a pesar de no tener carn¨¦ de usuario. Su acto queda impune, porque, utilizando su truco, el sistema registra que la bicicleta ha sido devuelta, cuando realmente el veh¨ªculo no ha sido anclado y est¨¢ liberado.
"El sistema, como cualquier otro, por desgracia, tambi¨¦n es accesible", conceden fuentes del Ayuntamiento de Barcelona ante este en¨¦simo contratiempo en un servicio, el Bicing, en cuyas estaciones, que fallan d¨ªa s¨ª, d¨ªa tambi¨¦n, hay innumerables bicis inservibles -si es que hay alguna- y con un servicio de atenci¨®n al cliente poco capaz de socorrer al usuario ante estos contratiempos cotidianos. Y a?aden: "no hay ning¨²n sistema infalible". Un coche de lujo tambi¨¦n se puede robar haciendo un puente con un clip, ponen como ejemplo.
As¨ª que en el Consistorio no creen que los anclajes del Bicing funcionen mal, aunque al mismo tiempo aseguran que tienen a varios ingenieros trabajando para solucionar el problema. ?Qu¨¦ mejoras dise?an? Eso no lo saben indicar.
Tambi¨¦n aseguran que en el servicio V¨¦lib de Par¨ªs son 8.000 las bicicletas que desaparecen anualmente. Lo cierto es, sin embargo, que el sistema de alquiler p¨²blico de bicicletas de la capital francesa, dise?ado por JCDecaux e implantado tambi¨¦n en Sevilla, Gij¨®n, Santander y C¨®rdoba, no est¨¢ libre de actos vand¨¢licos, pero s¨ª del truco de la llave. Tanto en Par¨ªs como en Sevilla, las bicis se anclan por el hierro inferior del cuadro, y no mediante el sistema de anclaje que llevan incorporado en su parte delantera las bicicletas barcelonesas, de Clear Channel, que tambi¨¦n gestiona las bicis de Zaragoza. Fuentes de JCDecaux aseguran que eso hace que el n¨²mero de bicis robadas en sus ciudades sea "definitivamente muy bajo". Las dos empresas compiten en el sector de las instalaciones publicitarias en la calle y ambas pretenden dominar, con sus modelos divergentes, el creciente negocio de los sistemas de alquiler p¨²blico de bicicletas, que se est¨¢n implantando en ciudades de toda Europa, especialmente en Francia y en Espa?a.
Lejos de estas guerras comerciales y de las cuitas consistoriales, muchos pillos logran quedarse con una bici p¨²blica para su disfrute privado o para llegar a la playa con el truco de la llave. All¨ª, las bicis pasan de mano en mano, hasta que los grupos de chavales se cansan de jugar con ellas y las abandonan. S¨®lo entonces aparecen los urbanos y, extra?ados, recolectan los veh¨ªculos que a¨²n se pueden salvar.
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