El list¨®n ¨¦tico, en el s¨®tano
El list¨®n de las exigencias ¨¦ticas para ejercer la pol¨ªtica tiene diferentes alturas en el edificio de G¨¦nova 13, sede nacional del PP.
Si un eurodiputado de renombre (Gerardo Galeote) aparece en la lista negra de la caja B de un tal Francisco Correa, preso por corrupci¨®n, se le quita de las listas y asunto resuelto. Ya no volver¨¢ a ser eurodiputado.
Si un consejero auton¨®mico (Alberto L¨®pez Viejo, hombre de confianza de Esperanza Aguirre) figura en la n¨®mina de supuestos beneficiarios por el reparto de comisiones ilegales que ordenaba Correa a cambio de contratos p¨²blicos, se le aparta del Gobierno regional y asunto resuelto.
Si el tesorero del partido (Luis B¨¢rcenas) aparece en los escritos de la trama corrupta como presunto cobrador de ingentes cantidades de dinero, se le empuja a que deje el puesto para evitar males mayores, aunque se le deja que siga cobrando del Estado como senador. Y asunto resuelto.
Si cuatro alcaldes madrile?os adjudican contratos multimillonarios durante a?os a Correa y aparecen en conversaciones bochornosas y en apuntes contables que registran el pago de decenas o cientos de miles de euros y regalos en forma de trajes, televisiones de plasma o coches, se les echa del cargo y se nombran nuevos regidores. Y asunto resuelto.
Pero si un presidente auton¨®mico abre la puerta de su administraci¨®n a una red de conseguidores y les da trato preferente, no pasa nada. Si esos conseguidores empiezan a recibir, desde el primer d¨ªa que se instalan en esa comunidad, contratos a dedo, troceados de manera vergonzante para evitar los concursos, o se quedan por cuatro a?os consecutivos con la organizaci¨®n del pabell¨®n de turismo a raz¨®n de un mill¨®n de euros al a?o, no pasa nada.
Si esos conseguidores gastan decenas de miles de euros en regalos de lujo o semilujo que supuestamente reparten a consejeros, alcaldes, secretarias o familiares donde gobierna ese presidente, no pasa nada. Y si al propio presidente le visten con trajes a medida los mismos que han conseguido decenas de contratos a dedo, o si a su familia la obsequian con regalos de todo tipo, tampoco pasa nada.
Bueno, s¨ª pasa. Mariano Rajoy ha decidido ratificar a Francisco Camps como candidato del PP a la presidencia de la Comunidad Valenciana en 2011. Lo ha hecho sin conocer el recorrido judicial final de las relaciones de Camps con la trama corrupta que presuntamente le regalaba trajes a medida. El Supremo podr¨ªa reabrir el caso y llevar a Camps hasta el banquillo para que un jurado popular le juzgue. A lo mejor piensa Rajoy que, si eso ocurre, tampoco pasar¨¢ nada. En este caso, el PP ha guardado el list¨®n de las exigencias ¨¦ticas para ejercer la actividad pol¨ªtica en su planta s¨®tano.
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