De la playa al Congreso

Ning¨²n grupo parlamentario apoy¨® ayer la pretensi¨®n del PP de forzar la comparecencia ante la Diputaci¨®n Permanente del Congreso de la vicepresidenta De la Vega, el ministro del Interior y el fiscal general para dar explicaciones sobre la acusaci¨®n de que el Gobierno, con los instrumentos del Estado, persigue al primer partido de la oposici¨®n. Habr¨ªa sido perverso que los "delirios" y "mentiras de distracci¨®n masiva" del PP, como calificaron algunos partidos las denuncias alentadas por Rajoy, obligaran al Ejecutivo a demostrar su inocencia. Sobre todo porque se trata de acusaciones sin pruebas que s¨®lo buscan desviar la atenci¨®n de las muy reales y concretas actuaciones judiciales contra miembros de principal partido de la oposici¨®n por comportamientos presuntamente corruptos.

La denuncia de escuchas ilegales realizada en la playa de Marbella por la n¨²mero dos del PP, Dolores de Cospedal, se convirti¨® ayer, en boca de Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, en un gen¨¦rico lamento por la "persecuci¨®n" de que est¨¢ siendo objeto su partido por parte de la polic¨ªa, la fiscal¨ªa, los jueces y cuantos instrumentos posee el Estado contra el delito. La portavoz popular, al menos, se evit¨® as¨ª el rid¨ªculo de atribuir al Gobierno comportamientos delictivos sin base para ello en la sede de la soberan¨ªa popular.

El PP ha hecho todo menos lo ¨²nico que correspond¨ªa con la acusaci¨®n de escuchas ilegales: ir al juzgado con las pruebas correspondientes. En lugar de eso, ha lanzado acusaciones cada vez m¨¢s gruesas -"Estado policial, persecuci¨®n inquisitorial..."- en una escalada en la que cada d¨ªa se daba por demostrado lo afirmado la v¨ªspera. As¨ª, se han escuchado sofismas como que el PP ya hab¨ªa cumplido al denunciar los hechos ante la opini¨®n p¨²blica, y que ahora correspond¨ªa al Gobierno "demostrar que no ha habido espionaje" (Montoro); o argumentos tautol¨®gicos como que "todo el mundo sabe que hay una conspiraci¨®n contra el PP" (Ana Mato) o que "las pruebas est¨¢n en los peri¨®dicos" (Cospedal). La culminaci¨®n lleg¨® ayer con la afirmaci¨®n de S¨¢enz de Santamar¨ªa de que "quien calla otorga" (en referencia a la negativa socialista a aceptar ir al Parlamento a dar explicaciones). Una nueva perla que a?adir a la desverg¨¹enza pol¨ªtica.

Hay, adem¨¢s, un uso oportunista del Parlamento: o consegu¨ªa el PP el apoyo de alg¨²n grupo enfrentado al PSOE, lo que pod¨ªa venirle bien; o no lo consegu¨ªa, lo que ser¨ªa utilizado como argumento para plantear, como insinu¨® Ana Mato, sus denuncias ante el Parlamento Europeo, en el que los conservadores tienen mayor¨ªa, coincidiendo con la presidencia espa?ola de la UE. Esto es pura mala fe: o hay pruebas y denuncia judicial de un delito, o hay falsa acusaci¨®n, lo que tambi¨¦n es un delito. Cospedal dijo algo muy grave, y, en vez de rectificar, su partido se ha lanzado a suplir la falta de pruebas por ruido. El resultado es que el curso pol¨ªtico se inicia de nuevo en un terreno embarrado por el juego sucio.