Un ¨²ltimo (y joven) grito 'folk'
Un curso de la Men¨¦ndez Pelayo celebra la renovaci¨®n de la m¨²sica 'glocal'
La m¨²sica tradicional, la que cantaban y bailaban los abuelos en las fiestas del pueblo, vuelve a estar de moda. Los j¨®venes se han apuntado al fen¨®meno folk y gracias a ellos estas m¨²sicas se est¨¢n adue?ando de espacios de ocio, tambi¨¦n en el entorno urbano. Proliferan las escuelas de m¨²sica tradicional y tambi¨¦n los festivales, donde se bebe (sobre todo vino), se come (comida del lugar) y se canta (canciones que ya suenan) mientras se renuevan las viejas tonadas. Manuel Luna, antrop¨®logo musical, es testigo, parte de este fen¨®meno y ha dirigido el curso Etnosonidos en Espa?a. Territorio, rito y organizaci¨®n social de las m¨²sicas de ra¨ªz en el Estado espa?ol en la Universidad Men¨¦ndez Pelayo de Santander: "Hay un gran ascenso social de estas tradiciones, que comenz¨® en la transici¨®n y ahora ve sus frutos. Adem¨¢s, ya no son cosa de anticuario, sino de gente joven, creo que es una oferta de ocio para el tercer milenio importante".
"No prev¨¦ el sistema nuestra existencia", se queja un etn¨®logo musical
Las gaitas, las panderetas, las trikitixas (acordeones diat¨®nicos) y los tambores son parte del acervo cultural de los ¨²ltimos siglos y sus composiciones reflejan el car¨¢cter de los pueblos y sus formas de vida. Ahora, han resurgido como se?a de identidad, de reivindicaci¨®n de lo propio y, tambi¨¦n en parte, pol¨ªtica. "Como tambi¨¦n lo es social e identitaria, porque a veces se ha tendido a uniformizarnos", explica el etn¨®grafo Luis Mart¨ªn, del Nuevo Mester de Juglar¨ªa de Segovia. Luna, sin embargo, cree que no se trata tanto de una nueva "canci¨®n protesta", sino m¨¢s bien del resultado de una glocalizaci¨®n, "que mezcla lo universal y local".
Con pol¨ªtica de por medio o no, lo cierto es que lo tradicional llena cada vez m¨¢s festivales, encuentros y academias. A su juicio, Galicia y Catalu?a son las dos comunidades que, profesionalmente, m¨¢s despuntan en las m¨²sicas de ra¨ªz. No obstante, el fen¨®meno es generalizado; en el foro de Internet Tierra Folk se registran 29 festivales que abarcan casi todas las comunidades aut¨®nomas: el Tradicionarius en Barcelona (enero), Pirineos Sur en Huesca (julio), el de Ortigueira en A Coru?a (julio), Folksticio en Madrid (junio), Folk Plasencia en C¨¢ceres (agosto) o Folk Pozoblanco en C¨®rdoba (julio). "Ha sido la llegada de los chavales, que se han adue?ado de la situaci¨®n, quienes han dado la energ¨ªa definitiva a esa m¨²sica
", asegura un entusiasta Luna.
Alejandro, de 17 a?os, toca en la Banda de Gaitas Cantabria desde hace ocho. "En el pueblo de mi padre hab¨ªa gaiteros anta?o y mi abuelo y mi t¨ªa son cantadores de tonada monta?esa", explica. Aunque le encanta la gaita, es esc¨¦ptico sobre la posibilidad de dedicarse profesionalmente a ello. "Prefiero estudiar", zanja. El lamento llega si se habla de vender discos: "Es dif¨ªcil que se vendan muchos discos porque no estamos en ning¨²n lado. No sonamos en la radio, no existimos. El sistema no prev¨¦ nuestra presencia", a?ade Luna.
El origen de estas m¨²sicas es muy diverso, pero la mayor¨ªa tiene en com¨²n su manipulaci¨®n durante los a?os del franquismo por la secci¨®n femenina de la Falange, que recuper¨® muchas de estas m¨²sicas a trav¨¦s de la secci¨®n de Coros y Danzas. Gracias a ellas no se perdieron algunas de estas m¨²sicas, afirman los expertos, pero otras muchas fueron "edulcoradas y manoseadas", afirma Luna. "Las faldas se alargaron", explica Elena Ortiz, etn¨®loga de La Rioja: "La secci¨®n femenina enmara?¨® las cosas, se coreografiaron danzas que tradicionalmente no se bailaban y se feminizaron otras que s¨®lo eran de hombres". Mart¨ªn sit¨²a el mayor problema del paso de estas m¨²sicas por el filtro falangista a la retenci¨®n de informaci¨®n que, seg¨²n ¨¦l, no ha visto la luz desde el fin de la dictadura. "Recogieron mucho material que sigue en manos de poca gente, parte de ¨¦l est¨¢ en los archivos del movimiento y, aunque no voy a decir nombres, s¨¦ que hay gente que los tiene en su casa", afirma contundente Mart¨ªn.
El objetivo es recopilar estos sonidos tradicionales para ofrecerlos, porque se sabe que cuando se escuchan tienen ¨¦xito garantizado. "Si no le gusta m¨¢s a los j¨®venes es porque no lo conocen, los j¨®venes est¨¢n dispuestos a la tradici¨®n, pero tienen que tenerla al alcance y para eso es necesario un impulso de las instituciones", dice Ortiz.
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