Una prueba para el liderazgo de Brasil
La cumbre de Unasur que se celebra hoy en Bariloche pretende tanto desactivar el conflicto surgido entre Colombia y Venezuela a prop¨®sito de la decisi¨®n de Bogot¨¢ de permitir el acceso de tropas norteamericanas a siete bases militares propias como proteger la existencia de la propia Unasur, comprometida como foro en el que los 12 pa¨ªses de Am¨¦rica del Sur pueden dirimir sus diferencias pol¨ªticas y de seguridad, sin presencia extranjera. La cumbre, que s¨®lo durar¨¢ un d¨ªa, ha sido precedida de un intenso trabajo diplom¨¢tico para intentar impedir que acabe con la palmaria demostraci¨®n de que las relaciones intrasuramericanas atraviesan un mal momento.
Brasil, impulsor de Unasur, intenta que la reuni¨®n termine con un desacuerdo no traum¨¢tico, pero el presidente venezolano, Hugo Ch¨¢vez, ha dejado entrever que la reconciliaci¨®n es imposible y que no descarta anunciar en el mismo Bariloche la ruptura de relaciones con Colombia. Un fracaso estrepitoso de la cumbre implicar¨ªa tambi¨¦n un fracaso de Brasil y perjudicar¨ªa sus intentos de consolidar su liderazgo en el continente, a trav¨¦s, precisamente, de organismos como la Uni¨®n de Naciones Suramericanas, que naci¨® hace s¨®lo cuatro a?os con la voluntad de propiciar procesos de integraci¨®n y di¨¢logo exclusivamente suramericanos.
Brasil no est¨¢ contento con la decisi¨®n colombiana de autorizar el uso de sus bases, pero acepta que es un hecho y se conforma con que Colombia d¨¦ seguridades de que s¨®lo podr¨¢n ser usadas por Estados Unidos para conflictos dentro del propio territorio colombiano. El problema no es tanto de seguridad como pol¨ªtico, porque el acuerdo entre Bogot¨¢ y Washington implica un cuadro muy distinto al que propon¨ªa Unasur, interesada en evitar alianzas extrarregionales. Incluso, deja casi sin contenido al Consejo Suramericano de Defensa (CSD), uno de los primeros ¨¦xitos de Unasur, en el que, te¨®ricamente, se pretende dar respuestas conjuntas a los desaf¨ªos de la seguridad en la regi¨®n.
El presidente Lula ha maniobrado en todas las direcciones para impedir que la iniciativa colombiana, y la airada respuesta de Caracas, acaben con el CSD (que nunca despert¨® la menor simpat¨ªa entre los militares norteamericanos). En una conversaci¨®n directa con Obama, Lula pidi¨® garant¨ªas "jur¨ªdicamente v¨¢lidas" de que las bases no ser¨¢n usadas para otra cosa que la lucha contra el terrorismo y el narcotr¨¢fico, dentro del territorio colombiano, pero Obama dej¨® en manos de Colombia cualquier tipo de explicaciones.
La presi¨®n brasile?a, apoyada por Argentina y Ecuador, que ocupa la presidencia de turno de Unasur, llev¨® al presidente de Colombia, ?lvaro Uribe, a anunciar su presencia en Bariloche (no asisti¨® a una reuni¨®n anterior en Quito) y a realizar una r¨¢pida gira previa por varios pa¨ªses vecinos. Uribe propone que la cumbre analice los gastos militares de Venezuela y de otros pa¨ªses latinoamericanos que est¨¢n comprando armamento en China y Rusia, pero es consciente de que la reuni¨®n ha sido convocada para desactivar en lo posible el conflicto de las bases y se ha comprometido a hacer esfuerzos para tranquilizar los ¨¢nimos. Bogot¨¢ cuenta con el apoyo de Per¨², cuyo presidente, Alan Garc¨ªa, que no suele acudir a este tipo de reuniones, ha confirmado su presencia en la reuni¨®n.
Garc¨ªa apoya la iniciativa de ampliar la agenda y amenaza con exigir a Chile y Bolivia que informen sobre posibles acuerdos respecto a la hist¨®rica reclamaci¨®n de La Paz de encontrar una salida al mar (que perdi¨® en el siglo XIX). La presidenta chilena, Michelle Bachelet, ha dejado ya claro su malestar y su negativa a dar explicaciones en Bariloche.
Argentina, anfitriona de este encuentro extraordinario, tambi¨¦n ha manifestado su incomodidad con el tema de las bases colombianas. La ministra de Defensa, Nilda Garr¨¦, que acompa?ar¨¢ a la presidenta Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner, mantiene que los pa¨ªses de la regi¨®n tienen derecho a saber en qu¨¦ consiste la cooperaci¨®n bilateral militar entre Colombia y Estados Unidos y a estar seguros de que no habr¨¢ intromisi¨®n en sus propios territorios. En cualquier caso, Fern¨¢ndez no se alinear¨¢ con Ch¨¢vez sino que buscar¨¢, como Brasil, un comunicado conjunto acordado.
La pelota est¨¢ en el tejado de Hugo Ch¨¢vez, que por el momento se limita a atizar la tensi¨®n, amenazando con revelar documentos norteamericanos sobre sus intereses militares en Am¨¦rica Latina y ?frica.
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