Animales en el ascensor
Barcelona se declar¨® hace unos a?os ciudad antitaurina. Una medida aprobada por el pleno municipal que no ha tenido ninguna trascendencia pr¨¢ctica, lo que no evit¨® que el redactor de la moci¨®n, el republicano Jordi Portabella Calvete, bi¨®logo por m¨¢s se?as, escribiera entonces sobre lo conveniente de la cosa, dado que la truculencia de la fiesta afectaba psicol¨®gicamente a los toros. No hab¨ªa, en cambio, consideraci¨®n alguna hacia toreros, picadores ni monosabios.
La preocupaci¨®n por la psique animal debi¨® de inspirar tambi¨¦n a los redactores de la ordenanza c¨ªvica (finalmente aparcada) del Ayuntamiento de Girona, en la que se regulaba con fiereza el tiempo que los propietarios de los perros ten¨ªan que sacar a su mascota a la calle cada d¨ªa. No est¨¢ claro, en cambio, que el amor animalista ande tras
la redacci¨®n de las ordenanzas de Ma?anet de la Selva (Girona). All¨ª el Ayuntamiento ha establecido limitaciones a perros, gatos y hasta hurones que, sin ir m¨¢s lejos, no podr¨¢n subir ni bajar en ascensor.
Si desobedecen la normativa, los due?os del bicho pueden llegar a pechar con una multa de hasta 30.000 euros. Aunque cabe que, en esta ocasi¨®n, la norma busque mantener en forma a los perros y gatos. Y a los hurones, claro. Por cierto, la proliferaci¨®n de hurones en viviendas espa?olas tiene que ser considerable, porque hace unas semanas la asociaci¨®n SOSHurones tuvo que salir a denunciar que se multiplican los abandonos de este must¨¦lido.
El amor a los animales mueve monta?as. Y si no monta?as, cuando menos mueve aviones. Ah¨ª est¨¢ el caso de
la compa?¨ªa estadounidense Petairways cuyos aparatos operan en las ciudades de Nueva York, Chicago, Denver, Washington y Los ?ngeles. Tiene 50 plazas cada uno y van llenos de mascotas, ¨²nico pasaje que admiten. Eso s¨ª, como si se tratara de zonas de turista de Ryanair o Iberia, no se les suministra bebida ni alimentos.
Son normas para animales incluidas en ordenanzas c¨ªvicas que se promulgan por doquier sin mayores consecuencias. Nada como Ma?anet de la Selva para entenderlo: la localidad carece de Guardia Urbana que pueda sancionar siquiera el incumplimiento de la normativa.
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