El l¨ªder de la revoluci¨®n exterior
Hatoyama, el favorito, pretende redise?ar las relaciones internacionales
Si como avanzan todas las encuestas, el Partido Democr¨¢tico de Jap¨®n (PDJ) gana las elecciones de hoy, su l¨ªder y futuro primer ministro, Yukio Hatoyama, puede revolucionar el mapa estrat¨¦gico del pa¨ªs. Hatoyama, de 62 a?os, pretende redise?ar las relaciones exteriores, volver a situar en Asia las prioridades del Imperio del Sol Naciente y abordar desde un plano de mayor igualdad las relaciones con Estados Unidos.
Seg¨²n el prestigioso diario Asahi, el PDJ puede hacerse con 320 de los 480 esca?os de la C¨¢mara baja, lo que le permitir¨ªa acariciar los dos tercios necesarios para cambiar la Constituci¨®n pacifista redactada durante la ocupaci¨®n estadounidense, en 1946. El mismo Hatoyama present¨® en 2005 un proyecto de reforma constitucional que permit¨ªa a Jap¨®n dotarse de su propio Ej¨¦rcito —hasta ahora solamente cuenta con las llamadas Fuerzas de Defensa—, defender su seguridad por sus medios y ampliar la presencia de militares japoneses en misiones de paz de Naciones Unidas.
"No es deseable una seguridad nacional que mantenga a Jap¨®n subordinado a Estados Unidos", declar¨® en febrero pasado el candidato, perteneciente a una s¨®lida dinast¨ªa pol¨ªtica y a una de las grandes familias de industriales del pa¨ªs. Los expertos aseguran que la pol¨ªtica exterior de Hatoyama se nutre de la visi¨®n de su abuelo Ichiro Hatoyama, uno de los fundadores del hasta ahora gobernante Partido Dem¨®crata Liberal (PDL) y primer ministro entre los a?os 1954 y 1956. Como jefe de Gobierno, Ichiro Hatoyama defendi¨® ya entonces modificar la Constituci¨®n para transformar en Ej¨¦rcito las Fuerzas de Defensa.
Estados Unidos sigue manteniendo 50.000 militares en diversas bases distribuidas por el archipi¨¦lago japon¨¦s, sobre todo en la sure?a isla de Okinawa. La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, firm¨® en febrero con su hom¨®logo Horofuni Nakasone un acuerdo para la retirada de 8.000 soldados estadounidenses de Okinawa, donde su presencia es muy contestada por la poblaci¨®n debido a las violaciones, asesinatos y delitos que de forma espor¨¢dica cometen algunos soldados. Para que se efect¨²e el traslado a la cercana isla estadounidense de Guam, Tokio tendr¨¢ que pagar m¨¢s de 6.000 millones de d¨®lares antes de 2014 con los que financiar la construcci¨®n de las instalaciones que albergar¨¢n a los desplazados.
Hasta ahora, Hatoyama no ha hablado en concreto de reducir m¨¢s la presencia militar estadounidense en el archipi¨¦lago y en las ¨²ltimas semanas se ha esforzado en calmar las aguas a trav¨¦s del Pac¨ªfico con declaraciones de que Tokio seguir¨¢ siendo un aliado estrat¨¦gico de Washington. Sin embargo, el secretario general del PDJ, Katsuya Okada, declar¨® la semana pasada que su partido se plantea poner fin a la misi¨®n, iniciada con la guerra de Irak, de reabastecer de petr¨®leo a los buques estadounidenses en el ?ndico, contra la que existe una clara oposici¨®n dentro de las filas del PDJ y entre sus seguidores. Adem¨¢s, Okada, de 56 a?os, indic¨® que tienen previsto revisar el estatus legal de las tropas estadounidenses en suelo japon¨¦s.
Mientras tanto, el l¨ªder del PDJ ha dado un primer paso hacia una sincera reconciliaci¨®n con China con el anuncio de que no visitar¨¢ el santuario sinto¨ªsta tokiota de Yasukuni, donde se veneran las almas de los militares japoneses ca¨ªdos en misi¨®n durante los ¨²ltimos 150 a?os, incluidas las de 14 criminales de guerra responsables de matanzas en China. Seg¨²n Hatoyama, el aliado natural de Jap¨®n no es Occidente, sino sus vecinos asi¨¢ticos, por lo que es necesario resituar a Jap¨®n en su entorno.
No se trata s¨®lo de China. India se ha convertido ya en el primer receptor de la ayuda japonesa al desarrollo y el PDJ pretende estrechar los lazos con ese pa¨ªs adem¨¢s de con Australia y Nueva Zelanda, para reforzar la influencia nipona en los flancos chinos. Adem¨¢s, es partidario de seguir multiplicando las inversiones en el sureste asi¨¢tico, especialmente en Vietnam, Malaisia y Filipinas.
Aunque los expertos sostienen que Jap¨®n debe modificar su estructura econ¨®mica para depender menos de las exportaciones y aumentar el consumo interior, el PDJ ve m¨¢s factible impulsar su inmersi¨®n en el gran mercado emergente asi¨¢tico que le rodea y, consciente de que la segunda potencia econ¨®mica mundial pronto ser¨¢ la tercera, alentar firmemente una amplia pol¨ªtica de cooperaci¨®n con Pek¨ªn en toda la cuenca asi¨¢tica del Pac¨ªfico, de la que ambos pa¨ªses salgan reforzados tanto econ¨®mica como diplom¨¢ticamente.
La econom¨ªa, eje del debate durante la campa?a
- Todas las encuestas pronostican que el Partido Democr¨¢tico de Jap¨®n (PDJ) desbancar¨¢ al Partido Dem¨®crata Liberal (PDL), en el poder desde hace 54 a?os.
- Los candidatos, sin embargo, tienen un perfil similar. El primer ministro, Taro Aso, de 68 a?os, y su rival Yukio Hatoyama, de 62, proceden de la ¨¦lite japonesa y compartieron militancia liberal hasta 1993, cuando Hatoyama fund¨® el PDJ. Tampoco los programas presentan divergencias esenciales.
- La econom¨ªa. Es el eje del debate, donde las diferencias son mayores. El PDL promete crear dos millones de empleos e incrementar las rentas familiares. Eso s¨ª, subir¨¢ el IVA (ahora est¨¢ en un 5%) cuando la econom¨ªa se recupere. En el gasto p¨²blico, dar¨¢ prioridad a guarder¨ªas y becas escolares. Los dem¨®cratas, por el contrario, congelar¨¢n los impuestos al consumo y reducir¨¢n las cargas a los carburantes y a la peque?a empresa. Prometen una ayuda de 2.300 euros por hijo hasta los 15 a?os y una pensi¨®n m¨ªnima, que financiar¨¢n reduciendo la burocracia.
- Reforma pol¨ªtica. Ambos proponen reducir el n¨²mero de esca?os en la C¨¢mara baja y abordar las candidaturas hereditarias: un 30% de los candidatos liberales y un 10% de los dem¨®cratas aspiran a esca?os ocupados antes por familiares. Aso y Hatoyama son nietos de dos primeros ministros de los a?os cincuenta.
- Pol¨ªtica exterior. La alianza con EE UU es, para los dos partidos, el eje de la diplomacia, pero los dem¨®cratas quieren una relaci¨®n m¨¢s "igualitaria" y revisar el acuerdo de las bases militares. Los liberales abogan por modificar la Constituci¨®n, que limita las fuerzas armadas a la autodefensa y el env¨ªo de tropas al exterior.
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