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La debilidad pol¨ªtica del Gobierno condiciona la b¨²squeda de salidas de la recesi¨®n
El nuevo curso pol¨ªtico comienza como termin¨® el viejo: en un ambiente de bronca permanente entre los dos grandes partidos, cuando mayor es la necesidad de medidas consensuadas que devuelvan la confianza. Y con un Gobierno muy debilitado, seg¨²n las encuestas. Y sin aliados claros ni mucha posibilidad de reclutarlos, como en el pasado, a base de contraprestaciones con cargo a los Presupuestos. La crisis est¨¢ siendo en Espa?a m¨¢s profunda y de m¨¢s lenta salida que en otros pa¨ªses. Tambi¨¦n fue mayor el crecimiento y la creaci¨®n de empleo en la fase expansiva. ?se era el objetivo a mediados de los noventa: un crecimiento capaz de absorber un paro que doblaba la media europea. Se consigui¨® con un modelo productivo basado en sectores intensivos en empleo, con la construcci¨®n a la cabeza. Precariedad laboral e inmigraci¨®n, con bajos salarios, alimentaron ese crecimiento; y el empleo dinamiz¨® a su vez el consumo.
La otra cara de ese modelo era la p¨¦rdida de productividad, como hab¨ªa alertado Zapatero en v¨ªsperas de su primera victoria, en 2004. Pero la euforia del crecimiento hizo que el asunto pasase luego a segundo plano. Ahora, la crisis de ese modelo, con la p¨¦rdida de 1,3 millones de puestos de trabajo en un a?o, lo ha devuelto a los discursos. Pero la gravedad de esa cifra obliga a plantear medidas de emergencia, defensivas, en parte contradictorias con el objetivo de cambio de modelo: inversiones cuantiosas para sostener artificialmente empleos poco cualificados, y reforzamiento de la protecci¨®n de los parados, lo que contribuye a aumentar el d¨¦ficit p¨²blico.
Zapatero se refiri¨® el viernes a dos instrumentos para estimular la recuperaci¨®n: la proyectada Ley de Econom¨ªa Sostenible, que tiene que ver con el discurso del cambio de modelo; y los Presupuestos. Sobre esa futura ley, desconocida todav¨ªa, hace poco se supo que desde La Moncloa se hab¨ªan pedido ideas a los ministerios para llenarla de contenido, lo que indica que no lo ten¨ªa; y lo adelantado el viernes por el presidente es un cat¨¢logo de lo repetido a?o tras a?o: esfuerzo en educaci¨®n, inversi¨®n en I+D, simplificaci¨®n administrativa. ?Por qu¨¦ debemos creer que ahora va en serio?
Los Presupuestos ser¨¢n el marco para decidir qu¨¦ pol¨ªtica fiscal se va a aplicar. Admiti¨® Zapatero que habr¨¢ subidas de impuestos, pero no revel¨® su alcance. Entre otras cosas porque est¨¢ condicionado por las alternativas en materia de alianzas. CiU ha dicho que no apoyar¨¢ unas cuentas con subidas tributarias; al rev¨¦s que los posibles socios de izquierda, los m¨¢s probables. El PNV, principal aliado hace un a?o, insin¨²a la posibilidad de negociar su apoyo a cambio de contrapartidas para Euskadi; pero ahora quien las capitalizar¨ªa ser¨ªa Patxi L¨®pez, lo que resta posibilidades a un nuevo arreglo.
Zapatero propone reiniciar el di¨¢logo social, pero su ministro de Trabajo ya ha condicionado cualquier acuerdo a que la patronal "abandone su intransigencia". El propio Zapatero no parece muy convencido de que sea posible el pacto, pero tampoco se le ve muy dispuesto a actuar sin el aval sindical. Las medidas que hasta ahora ha adoptado han sido paliativas, como la de los 420 euros. Esto es un s¨ªntoma de la debilidad del Gobierno, que no puede arriesgarse a perder la legitimidad que le otorgan los sindicatos. Esa misma debilidad es un obst¨¢culo para acuerdos con la oposici¨®n en torno a la educaci¨®n o la pol¨ªtica energ¨¦tica, como propuso Zapatero, pero tambi¨¦n sobre la reforma de la justicia, por ejemplo. Porque podr¨ªan comprometer los apoyos de la izquierda y los sindicatos. Y porque el PP tampoco parece muy interesado: prefiere que el paro abrase a Zapatero. De ah¨ª el escepticismo de la opini¨®n p¨²blica ante lo que la pol¨ªtica pueda hacer contra la recesi¨®n y sobre las capacidades de este Gobierno para llevar adelante semejante tarea.
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