Tregua socialista en La Rochelle
El anuncio de primarias abiertas por parte de Aubry pacifica de momento el convulso mundo del PS franc¨¦s
Se preve¨ªa un minicongreso a cara de perro, como s¨®lo los socialistas franceses son capaces de desarrollar: alianzas bajo cuerda, contraalianzas, traiciones, pesimismo generalizado y, en el fondo, nada excepto la impaciencia de varios dirigentes j¨®venes y no tan j¨®venes por hacerse con la inestable silla de la primera secretaria, Martine Aubry. Pero la universidad de verano del Partido Socialista franc¨¦s (PS), celebrada este fin de semana en La Rochelle, ha pacificado de momento la formaci¨®n y cortocircuitado las hemorragias internas. El discurso de Aubry del viernes, en el que fijaba un calendario para las primarias abiertas del partido, que se organizar¨¢n el primer semestre de 2011, ha tranquilizado a todos los aspirantes, que comprueban que ya hay unas reglas de juego a las que atenerse. El efectivo golpe de tim¨®n de Aubry no fue improvisado. "Todo estaba pensado desde julio", aseguraba el diputado Fran?ois Lamy, consejero pol¨ªtico de la primera secretaria.
"Aqu¨ª hay mucho jefe y ning¨²n l¨ªder. Y as¨ª nos va", afirma un viejo militante
Tal vez la bella y pl¨¢cida ciudad de La Rochelle, con elegantes veleros atracados en el puerto, tenaces m¨²sicos callejeros y car¨ªsimos puestos de artesan¨ªa, haya servido de analg¨¦sico e insuflado su calma atl¨¢ntica a las declaraciones p¨²blicas. Tal vez la proximidad de las elecciones regionales del a?o que viene obligue a los socialistas franceses a cerrar filas. Tal vez. Pero el caso es que el PS regresa al curso pol¨ªtico algo reforzado y (de momento) pacificado. Aubry, de hecho, olvid¨® ayer el propio ombligo del PS y centr¨® el discurso de clausura en arremeter contra la derecha y el modelo liberal-financiero que, a su juicio, ha conducido al mundo hacia la crisis global.
As¨ª cerr¨® Aubry esta universidad de verano, desarrollada en el edificio Encan, en el fondo un conjunto de mesas redondas (denominadas aqu¨ª talleres) en las que militantes, dirigentes y simpatizantes discutieron sobre pol¨ªtica y sociedad. La fiebre del debate se extendi¨® por toda la ciudad: el s¨¢bado un grupo de activistas se plant¨® frente a la sucursal de un banco para recoger firmas y criticar tanto a los banqueros como las leyes financieras. Los coquetos restaurantes, terrazas y caf¨¦s de la ciudad se abarrotaron con los cientos de participantes del minicongreso, convenientemente identificados por su pase prendido a la camisa y por sus conversaciones obsesivas sobre el futuro de la izquierda.
Los t¨ªtulos y los contenidos de las mesas redondas tend¨ªan por lo general a lo te¨®rico cuando no a lo puramente abstracto (Pensar el porvenir, Autoridad republicana en cuesti¨®n...). De hecho, no hubo ninguna sobre las cuestiones peliagudas que atormentan al PS y que se convertir¨¢n en fuente de futuras disputas: si el socialismo franc¨¦s debe escorarse al centro o a la izquierda para ganar votantes o qu¨¦ condiciones hay que imponer a los que quieran concurrir a las primarias.
Pero, con todo, los actos, por sesudos que resultaran, se llenaron de asistentes y sirvieron, sobre todo, para dos cosas: los l¨ªderes m¨¢s o menos consolidados comprobaron el grado de aceptaci¨®n de sus posturas (y su persona) y los m¨¢s j¨®venes e inexpertos se foguearon en la dial¨¦ctica y en el cara a cara.
Hubo muchas maneras de pensar y muchas de exponerlas: varios integrantes de una asociaci¨®n se pasearon con una camiseta de colores que dec¨ªa por un lado "Yo soy candidato..." y por otro "... para cambiar la izquierda". Danien Flamant, de 24 a?os, explic¨® as¨ª el significado: "Primero son las ideas; despu¨¦s ya elegiremos a las personas". Cerca de ¨¦l, un viejo militante, de 65 a?os, Jean-Ives Qu¨¦r¨¦, m¨¢s realista, reflexionaba en voz alta: "Aqu¨ª hay mucho jefe y ning¨²n l¨ªder. Y as¨ª nos va. Pero, por lo menos, esta vez, no se han peleado mucho".
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