Sobre el pesimismo
"Todos los pa¨ªses fallidos participan del equ¨ªvoco del destino jud¨ªo: est¨¢n ro¨ªdos por la obsesi¨®n de que su incumplimiento es implacable". La frase es de Cior¨¢n. Me parece que tiene mucho que ver con el estado esquizofr¨¦nico en que vive la pol¨ªtica catalana. En vez de dar pasos hacia el cumplimiento de sus objetivos, se gastan infinidad de energ¨ªas en construir monumentos ret¨®ricos a la imposibilidad de conseguirlos. No s¨®lo eso, a veces la disputa pol¨ªtica parece un concurso para premiar al que sea capaz de conseguir mayor excelencia en el lamento. De modo que queda inevitablemente la sensaci¨®n de que hay algo de placer en la frustraci¨®n. Aunque s¨®lo sea la satisfacci¨®n intelectual de afirmarse en su creencia: una vez m¨¢s -ayer con la financiaci¨®n, hoy con la futura sentencia del Tribunal Constitucional- el incumplimiento inexorable se confirma.
La hip¨®tesis de que la sentencia sobre el Estatuto tumbe al tripartito es parte del marat¨®n de furia y ruido que nos espera
Puede que estas proclamas contribuyan a alimentar fidelidades y consolidar las ideas recibidas, pero la pol¨ªtica requiere acci¨®n. Es decir, articulaci¨®n de las ideas en propuestas y proyectos. El esp¨ªritu fatalista del que monta manifestaciones preventivas, convencido de antemano del fracaso no es la mejor manera de alimentarlos.
En el calendario del curso que empieza est¨¢ escrita con may¨²sculas la palabra crisis. Y, sin embargo, se dir¨ªa que para la pol¨ªtica catalana es m¨¢s importante una hipot¨¦tica sentencia, que ni siquiera sabemos si llegar¨¢ a pronunciarse, porque en el estado de empate actual no es imposible que los se?ores magistrados dejen el bollo a sus sucesores. Y, por supuesto, la campa?a electoral, que algunos dan por abierta, aunque falta m¨¢s de un a?o para las elecciones. Evidentemente, forma parte del marat¨®n de furia y ruido que nos amenaza la hip¨®tesis de que la sentencia tumbe al tripartito y se monten unas elecciones anticipadas. Lo malo para Catalu?a puede ser bueno para conseguir el gobierno; c¨¢lculo perfectamente razonable porque el primer objetivo de cualquier partido no es otro que tener el poder.
Ante este panorama, si el periodo electoral tiene que ser tan largo, es razonable pedir cierta claridad a las distintas posiciones. Y especialmente a los dos partidos principales. Converg¨¨ncia i Uni¨®, desde que est¨¢ en la oposici¨®n, ha ido abandonando el estilo pujolista, espont¨¢neo, campechano y un punto descuidado, para travestirse de soberanista. Algunos dicen que es una cuesti¨®n generacional, que es la cultura de los nuevos mandos de Converg¨¨ncia que no vivieron las espesuras de la cultura de la transici¨®n. Todo partido nacionalista tiene como objetivo conseguir convertir en acto -Estado- la potencia -naci¨®n-. Ser¨ªa, por tanto, l¨®gico que Converg¨¨ncia -Uni¨® siempre ir¨¢ unos metros por detr¨¢s- sacara el independentismo del armario. S¨®lo hay que pedirle que nos explique el camino. Porque lo que no es de recibo es multiplicar las proclamas soberanistas por un lado y correr despu¨¦s a explicar a los empresarios y otras fuerzas vivas que su primera opci¨®n es intentar gobernar con el PSC, que su segunda opci¨®n es gobernar con el PP apoy¨¢ndoles desde fuera y que ERC s¨®lo ser¨ªa su tercera opci¨®n. ?En qu¨¦ quedamos?
Tambi¨¦n el PSC tiene que perder el miedo a defender su idea de la articulaci¨®n de Catalu?a con Espa?a. No es ninguna rareza. Hay mucha gente, una amplia mayor¨ªa probablemente, que -por convicci¨®n unos, por pragmatismo otros- creen que Catalu?a debe formar parte de Espa?a. Por miedo a presentarse como el partido catalanista de Espa?a, da pie a que se les estigmatice como el partido espa?olista de Catalu?a. El PSC va a hacer de la lucha contra la crisis la prioridad estrat¨¦gica de este curso. Es lo propio de quien gobierna. Pero s¨®lo desde la claridad de su posici¨®n en la articulaci¨®n federal de Espa?a, tendr¨¢ sentido su respuesta a un hipot¨¦tico fallo del TC y su firmeza en la defensa de que el Estatuto es un pacto pol¨ªtico entre Catalu?a y Espa?a.
CiU y PSC se gu¨ªan por la voluntad de atraparlo todo, de conseguir unas bases electorales de ampl¨ªsimo espectro. El sistema de partidos catal¨¢n -m¨¢s plural que el espa?ol- hace que las posiciones m¨¢s cerradas ya est¨¦n defendidas por los otros partidos. CiU y PSC deber¨ªan aprender de Sarkozy -que, seg¨²n propia confesi¨®n, lo ley¨® en Gramsci- que la hegemon¨ªa pol¨ªtica se consigue a partir de la hegemon¨ªa ideol¨®gica. El pesimismo y el fatalismo se combaten presentando una apuesta que arrastre, no dando alpiste espiritual a la ciudadan¨ªa para disimular una pr¨¢ctica de grado cero de la pol¨ªtica.
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