Sin escuela por ser negros
El Gobierno de Israel cortar¨¢ las ayudas a tres escuelas que rechazan alumnos et¨ªopes - Netanyahu: "Es intolerable"
Hoy comienza el curso escolar en Israel, pero para Abraham y Aved no habr¨¢ vuelta al cole. Son jud¨ªos et¨ªopes y para ellos, como para cerca de un centenar de israel¨ªes de origen africano, no hay plaza en los colegios concertados de Petah Tikva, una poblaci¨®n cercana a Tel Aviv. Las escuelas alegan "razones pedag¨®gicas" para no admitir a los estudiantes, pero sus padres no tienen duda de que se encuentran ante un caso claro de racismo. El propio primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu ha dicho que se trata de una situaci¨®n "intolerable", de "un ataque a la ¨¦tica del pa¨ªs" y el Ministerio de Educaci¨®n ha anunciado que cortar¨¢ la financiaci¨®n a los colegios que se nieguen a admitir a estudiantes de origen et¨ªope. Anoche, mientras el Tribunal Superior de Justicia daba 48 horas al ministerio para dar con una soluci¨®n, algunos medios israel¨ªes hablaban de un principio de acuerdo por parte de las escuelas.
En Israel viven cerca de 100.000 jud¨ªos et¨ªopes que llegaron al pa¨ªs en los ochenta y en los noventa y que desde entonces acumulan un largo historial de discriminaciones.
Salom¨®n es el padre de Abraham y Aved y ayer, un d¨ªa antes del comienzo del curso, acudi¨® junto a sus compatriotas a manifestarse ante las puertas del Ayuntamiento de Petah Tikva para pedir que admitan a sus hijos en una de las escuelas religiosas que el Estado financia entre un 50% y un 70%. S¨®lo cinco de las 20 escuelas religiosas de Petah Tikva aceptan a emigrantes et¨ªopes en sus aulas. El resto los evita, a pesar de recibir dinero p¨²blico. "No quieren admitir a nuestros hijos porque somos negros", sostiene Abraham, de 28 a?os. A pocos metros de ¨¦l, Zamanai, tambi¨¦n negra, vestida al uso ortodoxo, no hace m¨¢s que pensar en d¨®nde va a dejar hoy a sus dos hijos mientras ella trabaja en la tienda. "En la escuela nos dicen que no hay plazas para los et¨ªopes. Mis hijos no son terroristas", se queja.
Gadi Pikado, que trabaja en una asociaci¨®n que defiende los derechos de los et¨ªopes en Israel, ofrece una lectura m¨¢s elaborada del problema: "Hay un cierto sentimiento de superioridad por parte de los askenaz¨ªes [jud¨ªos blancos, de origen europeo]; ellos son los que Gobiernan este pa¨ªs. Podemos ir al Ej¨¦rcito con ellos, pagar como ellos los impuestos, pero a la hora de ir a la escuela consideran que los alumnos et¨ªopes bajar¨¢n el nivel de las clases". La lectura de Pikado se ve enseguida confirmada en una esquina del Ayuntamiento donde se arremolina un grupo de vecinas de origen ruso que sin tapujos, dicen que "esta gente no tiene por qu¨¦ estar aqu¨ª". "No tienen cultura y, por lo tanto, no pueden ir al mismo colegio que nuestros hijos". Junto a ellas, Jacob, blanco y anciano, ladea la cabeza contrariado. Lleg¨® a Israel en 1947 despu¨¦s de pasar por Auschwitz y muestra su antebrazo con el n¨²mero de identificaci¨®n del campo tatuado. "Es una verg¨¹enza que el Estado jud¨ªo trate a esta gente as¨ª s¨®lo por su color de piel", lamenta.
En Lamerhav, una de las escuelas que se niegan a admitir a chicos et¨ªopes, el patio lo ocupaban ayer tanquetas policiales. Dentro, un trabajador no quiere dar explicaciones sobre la decisi¨®n del centro y remite al Ayuntamiento.
El alcalde de Petah Tikva, Yitzhak Ohayon, quiere quitarle hierro al asunto y explica por tel¨¦fono desde Jerusal¨¦n, donde ayer negociaba a contrarreloj en el Parlamento, que se trata de un problema de unas pocas escuelas y no del Ayuntamiento. Pero tambi¨¦n cuenta que han tenido que echar mano del l¨ªder espiritual del todopoderoso partido religioso Shas, Ovadia Yosef, para que medie en el conflicto.
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