Mirada agridulce entre bambalinas

"Nunca hab¨ªa sentido dolor hasta que empec¨¦ a hacer comedia", afirmaba Orny Adams en el documental Comedian (2002), de Christian Charles, que registraba el regreso de Jerry Seinfeld a la base de su oficio -el circuito de los clubes- tras la cancelaci¨®n de su legendaria serie y la quema simb¨®lica de todo su viejo material. Comedian ofrec¨ªa un pase de acceso privilegiado a la cocina de una profesi¨®n donde priman tensiones, competitividad y neurosis antes que hilaridad y camarader¨ªa, a trav¨¦s del contraste entre una leyenda viva empe?ada en renacer desde cero (Seinfeld) y el aspirante (Adams) lastrado por su propia naturaleza ¨ªgnea. Orny Adams es una de las muchas presencias en el rico repertorio de cameos de Hazme re¨ªr, tercer largometraje como director de Judd Apatow.

De nuevo, los arquetipos del mito empe?ado en (o, en este caso, forzado a) renacer y del reci¨¦n llegado con sed de triunfo (a ratos, escudero fiel; a ratos, figura parasitaria y pat¨¦ticamente trepa) articulan la trama. Es debatible si Hazme re¨ªr es comedia -aunque proporciona, en generosa medida, risas de primer¨ªsima calidad- o bien un drama con c¨®micos dentro.

Lo que s¨ª est¨¢ claro es que Apatow la ha planteado como su do de pecho, su pel¨ªcula a lo James L. Brooks, y, si bien su mirada agridulce a las bambalinas del oficio es precisa, implacable y afinada y su reparto al completo conquista la gloria, al cineasta se le sigue yendo la mano en las medidas. Es s¨®lo una cuesti¨®n de peso (o de metraje), pero que sabotea la potencial excelencia del conjunto.