El metraje de la hecatombe
'Apocalipsis' muestra la II Guerra Mundial con im¨¢genes in¨¦ditas y color
El piloto japon¨¦s derribado flota en el mar de las Filipinas junto a un buque estadounidense. Cuando lo intentan rescatar, extrae una granada de mano, se la mete en la boca y la hace detonar. La explosi¨®n le destroza la cabeza. La c¨¢mara muestra toda la escena -en colores- y a un marino del barco que dispara compulsivamente su pistola contra los restos ensangrentados. Parece de Tarantino, pero es real: una de las m¨¢s tremendas secuencias de Apocalipsis, un extraordinario documental sobre la II Guerra Mundial de seis horas de duraci¨®n con im¨¢genes exhaustiva y minuciosamente seleccionadas, entre ellas un 50% in¨¦ditas. Realizado para conmemorar el 70? aniversario del inicio de la contienda, Apocalipsis, que ha costado 6 millones de euros, es una producci¨®n de National Geographic Channel (NGC) y la empresa francesa especializada en programas hist¨®ricos CC&C y se emite en Espa?a desde hoy en entregas de dos cap¨ªtulos cada domingo (NGC, Digital + a las 21.00). Fue presentada el martes en Caen, en Normand¨ªa, una de las ciudades martirizadas durante la II Guerra Mundial.
"La historia real conmueve m¨¢s que 'Salvar al soldado Ryan", dice su autor
Apocalipsis trata de ofrecer una nueva visi¨®n del conflicto, m¨¢s emocionante y conmovedora y sobre todo susceptible de interesar al p¨²blico joven. Contiene escenas terribles, s¨ª, casi gore, como la mencionada del piloto, las de marines matando con lanzallamas a japoneses desarmados (en este aniversario se ha puesto de moda recordar que los buenos y los malos de siempre a veces cambiaban las tornas), las de granaderos alemanes ardiendo en un semioruga en las calles de Par¨ªs o algunas de cad¨¢veres francamente desagradables -aunque los responsables afirman haber dejado fuera cosas much¨ªsimo (?) peores-. Pero el documental trata, sobre todo, de aproximar al espectador de manera emotiva al drama humano de la experiencia de la guerra, implic¨¢ndolo y haci¨¦ndolo identificarse como nunca con aquella tragedia desde la perspectiva de la gente corriente. "La verdadera historia de la II Guerra Mundial es la historia de la desesperaci¨®n", se?ala Daniel Costelle, autor de Apocalipsis. "Hasta el final no estuvo claro que aquello fuera a acabar y que Hitler resultar¨ªa derrotado".
Entre el material in¨¦dito, escenas de lucha en Stalingrado, ins¨®litas im¨¢genes de una Eva Braun sexy con pantalones muy ajustados (!) en Berchtesgaden, del general Sikorski trag¨¢ndose el sapo de que Stalin le diga que no tiene ni idea, pero vamos ni la m¨¢s remota, de d¨®nde est¨¢n los oficiales polacos que en realidad ha hecho asesinar en Katyn o la asombrosa secuencia del entrenamiento de un destacamento de perros bomba rusos. Una toma curiosa muestra a Hitler saludando a sus partidarios con el pu?o cerrado, cuando a¨²n no hab¨ªa optado por el saludo con la palma extendida: resulta chocante. Una parte del material in¨¦dito ha sido descubierto en archivos al trabajar con los negativos originales, otra ha sido desclasificada (se ve que lo de los canes kamikazes era secreto militar) y otra procede de pel¨ªculas amateurs y familiares. El montaje, muy ¨¢gil y efectivo, con una gran carga sentimental -la secuencia de la adolescente polaca ante su madre muerta pone al borde de las l¨¢grimas- y testimonios orales de la ¨¦poca, prioriza los primeros planos de los rostros (ya sean soldados, mandatarios o civiles) y muestra pormenorizadamente el sufrimiento de la poblaci¨®n. "La historia real es mucho m¨¢s conmovedora a¨²n que Salvar al soldado Ryan", reflexiona Sidney Suissa, responsable de contenidos de NGC mientras hace sonar una chicharra met¨¢lica de las que usaban los paracaidistas de la 101? Aerotransportada adquirida en el Memorial de Caen. Pr¨¢cticamente todo el metraje es en color. Un 10% lo componen im¨¢genes filmadas originalmente en colores y el resto -a excepci¨®n de las del Holocausto que se conservan en blanco y negro y que por indicaci¨®n de la Fundaci¨®n Shoah no se han tocado "para no dar argumentos a los negacionistas"- ha sido coloreado mediante un meticuloso proceso t¨¦cnico que ha contado con la colaboraci¨®n de historiadores para garantizar la m¨¢xima exactitud en detalles como los uniformes o el camuflaje de los aviones. Todas las im¨¢genes han sido adem¨¢s cuidadosamente restauradas y pasadas a alta definici¨®n. Van apoyadas por un sonido fidedigno (cuando vuela un Spitfire suena un Spitfire) y estremecedor en las secuencias de batalla, y por una m¨²sica que persigue tambi¨¦n la emotividad.
El coloreado cambia radicalmente las escenas emblem¨¢ticas de la II Guerra Mundial: la bandera rusa que ondea en el Reichstag es roja, Hitler acaricia la piel sonrosada de los ni?os de las Juventudes Hitlerianas y las barras y estrellas relucen en el monte Suribachi. Las grandes paradas nazis resultan estremecedoras en color, como las llamas de Dresde, el feldgrau de los alemanes o la omnipresente sangre que aneg¨® como una marea el mundo durante aquellos a?os de pesadilla.
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