Para playa, Omaha
He pasado casi sin soluci¨®n de continuidad de Formentera a Normand¨ªa, de Mitjorn a Omaha Beach. Ah¨ª va una reflexi¨®n r¨¢pida: ?qu¨¦ experiencia tan diferente puede ser la playa!
Toda mi vida, desde que a los nueve a?os le¨ªa El d¨ªa m¨¢s largo y ten¨ªa pesadillas con quedar colgado en el campanario de Sainte-M¨¨re-?glise hasta la lectura del libro de la rentr¨¦e, el D-Day de Beevor, hab¨ªa so?ado con recorrer los escenarios del desembarco. Qui¨¦n me iba a decir que lo har¨ªa en compa?¨ªa de tres rumanos, dos noruegos, un polaco exc¨¦ntrico, una t¨ªmida estonia y un portugu¨¦s que no paraba de preguntar angustiadamente por la hora de la comida. ?Vaya Band of Brothers!
Lo de Normand¨ªa, sinceramente, me pareci¨® un circo, y no solamente porque en Arromanches estuvieran actuando los Fratellini. Junto a Omaha hay un club de golf en el que el hoyo cinco se llama "Omar Bradley" y el ocho "Patton ", y en el Memorial de Caen te puedes retratar ante una falsa pared con la inscripci¨®n de la Resistencia "Laval au poteau". En todas partes la perspectiva tur¨ªstica -parece que sean capaces de venderte un Sherman con el Calvados- amenaza con ahogar el sentimiento real y la emoci¨®n de los parajes. Me aloj¨¦ en Caen en el Holiday Inn instalado en el antiguo cuartel general alem¨¢n, s¨ª, pero dudo que Blumentritt hubiera permitido una copia de un Dal¨ª en el comedor. Me decepcion¨® descubrir en el Memorial que el amenazador Typhoon con cohetes suspendido del techo en el vest¨ªbulo es en realidad una reproducci¨®n. En la vieja bater¨ªa de Longues-sur-Mer, las chicas se hacen fotos concupiscentes junto al ca?¨®n que conserva una elevaci¨®n mayor y en el cementerio estadounidense de Colleville-sur-Mer te ense?an como atracci¨®n las cruces de los hermanos Niland en los que se bas¨® Salvar al soldado Ryan. Es cierto que, para playa, la sangrienta Omaha, larga y sin nadie jugando al frisbee, pero le han endilgado un monumento aleg¨®rico tan feo que ser¨ªa capaz de disuadir ¨¦l solo otro desembarco.
Tuve que ir hasta Pointe du Hoc, donde a¨²n hay soldados insepultos, y caminar bajo la lluvia junto al acantilado para encontrar el verdadero sentimiento del D¨ªa D. Entre las casamatas y embudos de bomba reviv¨ª todo el espanto de la lucha y luego me sent¨¦ a ver morir la luz del final de verano, mientras la marea sub¨ªa y el agua de un gris desolado se tragaba despiadadamente las playas.
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