"Yo pensaba dedicarme al campo"
Indurain recuerda su debut como profesional hace 25 a?os en el Tour del Porvenir
"Oye, Francis, ?por qu¨¦ no te acercas al Tour del Porvenir? Tenemos aqu¨ª al fen¨®meno, a Miguel. Hay una contrarreloj y me gustar¨ªa que lo vieras".
Apenas Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri colg¨® el tel¨¦fono, Francis Lafargue arranc¨® el motor de su Citro?n 2 CV y lo condujo hasta Lourdes con la misma fe, aunque de distinta naturaleza, que cada d¨ªa lleva a la ciudad a miles de peregrinos. Corr¨ªa septiembre de 1984 y poco o nada se sab¨ªa del mencionado Miguel.
Si a Lafargue le sonaba su nombre era porque un a?o antes, en julio de 1983, el de su estreno como relaciones p¨²blicas del Reynolds que patroneaba Ech¨¢varri, en pleno Tour de Francia les lleg¨® una noticia de magnitudes s¨ªsmicas en los mentideros ciclistas, inodora e incolora para el gran p¨²blico: el dichoso Miguel, Indurain, un navarro de atezada piel castellana envolviendo un motor centroeuropeo, se hab¨ªa convertido, a sus 18 a?os, en el ganador m¨¢s joven del campeonato de Espa?a amateur.
"Romp¨ªa moldes, empezando por su constituci¨®n", destaca Unzue
Los prejuicios colgaban de ¨¦l: demasiado pesado para la monta?a
Pero ni aquella gesta ni otro tipo de se?ales, como la prueba de capacidad pulmonar en la que destroz¨® los registros de Juli¨¢n Gorospe, ya un reputado profesional, hac¨ªan sospechar, ni siquiera al intuitivo Ech¨¢varri, la elevada misi¨®n que aguardaba al hijo de un agricultor de Villava. Por aquel entonces, Indurain escond¨ªa su tesoro bajo 88 llaves, una por kilo. "Demasiado grande para la bicicleta, demasiado pesado para la monta?a", dec¨ªan de ¨¦l. Los prejuicios colgaban de su manillar, y m¨¢s que nunca entonces, cuando disput¨® su primera carrera con profesionales, el Tour del Porvenir, inicio de una bell¨ªsima aventura cuyo final es tan dichoso (cinco Tours, dos Giros, oro ol¨ªmpico y mundial) como clandestino permanece su inicio, aquellas primeras pedaladas en la ¨¦lite hace 25 a?os.
"Cuando llegu¨¦ al Hotel de la Grotte, a media ma?ana", rememora Lafargue, "all¨ª estaba Miguel, con Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri, Eusebio Unzue y los mec¨¢nicos. Todos trataban de convencerle de que disputara la crono con la cabra, entonces una novedad tecnol¨®gica. Miguel se neg¨®. 'No voy a cambiar a ¨²ltima hora', dijo. Y me gust¨® el detalle: tan tranquilo por fuera, pero dentro hab¨ªa car¨¢cter". Por la tarde, el delirio. "?Qu¨¦ espect¨¢culo! 'Es el nuevo Moser', le dije a Jos¨¦ Miguel, por lo acoplado que rodaba, por su corpach¨®n. Gracias a Dios, no pod¨ªa estar m¨¢s equivocado", se felicita Lafargue.
"Siendo Miguel juvenil, en Navarra se hablaba de un chaval que romp¨ªa moldes, empezando por su constituci¨®n, distinta al estereotipo del ciclista espa?ol, enjuto, ligero, 1,70 metros o 1,75, escalador...", afirma Unzue, su director en aquel Tour del Porvenir inici¨¢tico. "Le fichamos en 1983, su primer a?o de amateur, y gan¨® el campeonato de Espa?a. ?Nunca he disfrutado tanto! Estuvo en todas las escapadas", recuerda Unzue. Por aquel entonces, los estudios de Mec¨¢nica absorb¨ªan los mayores esfuerzos de Miguel, de 18 a?os. "En casa nos dedic¨¢bamos a la agricultura. Ten¨ªamos un taller para arreglar la maquinaria, y yo pensaba dedicarme al campo", sostiene Indurain. "Su progresi¨®n era espectacular las semanas en que, por vacaciones o fin de ex¨¢menes, se centraba en los entrenamientos", destaca Unzue.
Fue entonces cuando Ech¨¢varri y ¨¦l presentan un plan a Miguel: aparcar los estudios dos a?os para explorar su veta ciclista. El experimento result¨® tan satisfactorio que el estreno de Miguel entre profesionales le llegar¨ªa reci¨¦n cumplidos los 20, una edad extraordinaria, por prematura, en el ciclismo. "Fui a aquella carrera con el objetivo de correr etapas y cronos m¨¢s largas, a familiarizarme con los grandes puertos, a conocer Francia... Era un simulacro del Tour", sostiene Indurain.
El Tour del Porvenir era una prestigiosa carrera mixta. La disputaban los profesionales m¨¢s prometedores y los amateurs m¨¢s reputados, incluidos los temibles ciclistas del bloque comunista. El Reynolds lo capitaneaban I?aki Gast¨®n y Carlos Hern¨¢ndez y lo completaban Eduardo Gonz¨¢lez Salvador, Guillermo Arenas, ?lvaro Fern¨¢ndez, Hern¨¢ndez ?beda e Indurain. "Miguel era como es ahora: afable, serio, seguro, tranquilo, recto. Cuando no era nadie, un amateur del mont¨®n, era igual que despu¨¦s de ganar cinco Tours", describe Gast¨®n.
El pr¨®logo, en Valence d'Agen, lo gan¨®, el 4 de septiembre, el sovi¨¦tico Piotr Ugrumov, quien se erigir¨ªa en el Giro de 1993 en el rival m¨¢s molesto de cuantos tuvo Miguel¨®n. Poco o nada tuvo de impactante el estreno de Indurain: 41?, a 22s del ganador. "Llegu¨¦ muy justo, dos d¨ªas antes, tras los Juegos de Los ?ngeles: no nos aclimatamos", explica Miguel.
Y lleg¨® la contrarreloj, 30 kil¨®metros entre Lourdes y Tarbes. "Hab¨ªa alg¨²n repechillo, pero era llana", cuenta Indurain, que meti¨® 20s a Jean-Francois Bernard, ya una figura, y 22 al checoslovaco Milan Jurco, consumado especialista. "Su victoria nos sorprendi¨® a todos, incluso al propio Miguel", afirma Gast¨®n. "M¨¢s que la victoria en s¨ª, lo que nos puso sobre aviso fue que llegara en la antepen¨²ltima etapa. Tan joven, tras tantos d¨ªas y tantos puertos, lo l¨®gico habr¨ªa sido que fuera a menos. Y fue a m¨¢s", destaca Unzue.
Que un entusiasta Lafargue comparara a aquel tierno Indurain con Moser, estupendo contrarrelojista y clasic¨®mano italiano, nada tuvo de sacr¨ªlego. "Su verdadera faceta", analiza Unzue, "la descubri¨® Miguel en el Tour del Porvenir de 1986. Lo gan¨® tras defender el maillot amarillo en el Izoard y en Montgenevre. Fue all¨ª cuando nos dijimos: 'Ojo, aqu¨ª podemos aspirar a m¨¢s cosas".
"Pese a ganarla", incide Indurain, "aquella carrera me hizo ver que ten¨ªa que bajar peso para mejorar en monta?a. Pero la idea de ganar el Tour no llega hasta 1989, cuando gano una etapa de monta?a". La conquist¨®, escapado, en Cauterets, a apenas 20 kil¨®metros de la Gruta de Nuestra Se?ora de Lourdes, a cuyos pies colocaron Ech¨¢varri y Unzue, hace ahora 25 a?os, el ramo de flores ganado por un joven ciclista navarro. Se supone que sus ruegos, todos, fueron atendidos.
![Miguel Indurain (en primer t¨¦rmino, a la derecha), durante una carrera con el equipo Reynolds en sus inicios.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/BY47NOABROP7M4M5LD5UZRYN2I.jpg?auth=1785cfabd0a6ab7d197d46dfc2ca8b38265bef0fdb3339415430877d596458d7&width=414)
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