Las nucleares y su inseguridad
Los defensores de la energ¨ªa nuclear acostumbran a decir que es absolutamente segura. ?Qu¨¦ hay detr¨¢s de esta afirmaci¨®n interesada y propagand¨ªstica? Justifican esta frase diciendo que estas industrias tienen m¨¢s controles, sensores, sistemas de protecci¨®n y vigilancia que cualquier otra empresa, y que as¨ª disminuye mucho el riesgo de accidente o de fugas. Pero esto no es un lujo, sino una necesidad; las nucleares deben tener muchos m¨¢s controles que una f¨¢brica cualquiera porque son mucho m¨¢s peligrosas. En caso de accidentes, de fugas, las consecuencias ser¨ªan mucho m¨¢s graves. Un coche debe tener m¨¢s mecanismos de seguridad de que una bicicleta, porque en caso de accidente los da?os pueden ser mucho m¨¢s grandes y afectar a m¨¢s personas. Un tren o un avi¨®n deben ser m¨¢s seguros que un coche por los mismos motivos. ?Quiere esto decir que los aviones o los trenes son absolutamente seguros y que no sufren nunca accidentes graves?
Por m¨¢s mecanismos de control que tengan no se puede garantizar una seguridad absoluta
Nadie discute que las nucleares deben tener m¨¢s sistemas de seguridad que una embotelladora de leche, por ejemplo; pero esto no quiere decir que no contin¨²en siendo muy peligrosas. Por m¨¢s mecanismos de control que tengan no se puede garantizar una seguridad absoluta, al cien por cien. Eso no existe. Se puede decir que la probabilidad de un accidente grave es muy baja, pero no se puede afirmar que es imposible que pase. Recuerdo que hace unos a?os los pronucleares dec¨ªan que un accidente en Cofrentes era tan improbable como que dos aviones chocaran. Esto ya ha pasado, y m¨¢s de una vez. Improbable, s¨ª; imposible, no. Tambi¨¦n ha existido Chern¨®bil. Se nos dice que no volver¨¢ a pasar un accidente como aqu¨¦l. Efectivamente; el mismo ser¨¢ dif¨ªcil que ocurra, pero puede haber un accidente grave, por otras causas. Es m¨¢s f¨¢cil prever lo que ya ha pasado que una eventualidad a¨²n in¨¦dita. De hecho, ninguna central nuclear est¨¢ cubierta por empresas aseguradoras. Si tan seguras fueran, no habr¨ªa problema en que las aseguradoras se hicieran cargo; pero no es el caso (y eso quiere decir que, de los destrozos, nos deberemos hacer cargo todos, queramos o no las nucleares).
Pero, adem¨¢s, tenemos el problema de los costes de la seguridad. Incrementar los niveles de seguridad cuesta dinero. La relaci¨®n, adem¨¢s, no es lineal. Duplicar un determinado nivel (ya elevado) de seguridad no cuesta el doble; cuesta much¨ªsimo m¨¢s. Volverlo a doblar, tiene unos costes astron¨®micos, que nadie quiere afrontar. La realidad es que las nucleares son empresas; empresas privadas que quieren maximizar los beneficios y minimizar los costes. A partir de un nivel, aumentar la seguridad resulta demasiado caro. De hecho, las empresas el¨¦ctricas espa?olas han estado apercibidas por el CSN por querer ahorrar en seguridad. Normal... pero muy peligroso. Los errores, los fallos, son inherentes a los sistemas complejos; no s¨®lo los de tipo t¨¦cnico, como un fallo el¨¦ctrico, un mal funcionamiento de un dispositivo, la rotura de un sensor... Tambi¨¦n est¨¢n los errores humanos, y estos nunca se pueden eliminar al cien por cien; incluso en el caso del personal mejor preparado y m¨¢s experto. Pero la realidad nos muestra que muchas veces, por ahorrar, se contrata a personal temporero menos preparado; no se da toda la formaci¨®n necesaria, como denuncian reiteradamente los sindicatos. Esto explica incidentes totalmente rid¨ªculos. Si repasamos el listado de incidentes ocurridos en las nucleares espa?olas, incluyendo los de Cofrentes, encontramos docenas de casos de errores est¨²pidos, banales, que no deber¨ªan haber ocurrido nunca, pero que han pasado.
Cuando se reprocha a las nucleares la gran cantidad de incidentes que sufren (todos los a?os cada nuclear sufre una docena, a veces m¨¢s) la respuesta es: s¨ª, pero hasta ahora no ha habido ninguna fuga de material radiactivo al exterior (excepto en Asc¨®). Es como cuando a una persona se le recuerda que todos los meses tiene peque?os incidentes con el coche: un frenazo mal dado, un golpe por aqu¨ª, un rasc¨®n por all¨¢, un encontronazo poco importante, etc., y nos contesta: "S¨ª, pero hasta ahora no he tenido ning¨²n accidente grave". Claro, de haberlo tenido, quiz¨¢ ya no estar¨ªamos hablando. La reiteraci¨®n continua de peque?os accidentes, sin grave trascendencia, ya es muy preocupante. ?Es una manifestaci¨®n de seguridad, como quiere hacer creer la nuclear? No; es un recordatorio permanente de la inseguridad y el peligro de estas instalaciones.
Recordemos: la seguridad absoluta es una entelequia. Los accidentes improbables no son imposibles; la seguridad real est¨¢ muy por debajo de la te¨®rica, y los incidentes reiterados y frecuentes que sufren las nucleares son una muestra de los fallos y deficiencias, no una muestra de control absoluto. En definitiva, con las nucleares no se puede optimizar al mismo tiempo beneficios y seguridad. Las pruebas est¨¢n ah¨ª mismo: Asc¨®, Vandell¨®s y Cofrentes son ejemplos. Eso s¨ª, de momento no ha pasado nada muy grave..., a¨²n. Crucemos los dedos, por si acaso.
Carles Arnal es portavoz d'Els Verds-Esquerra Ecologista del PV.
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