Incontinencia narrativa
Cuando hace tres a?os Daniel S¨¢nchez Ar¨¦valo debut¨® en el largo con Azuloscurocasinegro, muchos descubrieron la figura de un autor que pose¨ªa una gran capacidad para aunar lo tr¨¢gico y lo c¨®mico, para crear ambientes reconocibles, para sacar punta a los traumas con una extra?a mezcla de delicadeza y crueldad. Alg¨²n otro, entre ellos este cronista, que ya conoc¨ªa sus aptitudes por sus excelentes cortos Gol, Expr¨¦s, Profilaxis y F¨ªsica II, qued¨® un tanto decepcionado porque en su largo reluc¨ªan todas esas virtudes, pero tambi¨¦n se colaba una alarmante falta de control en ciertas secuencias que, caminando por el alambre de lo temerario, ca¨ªan en el rid¨ªculo (la cantautora de la fiesta, el encuentro de padre e hijo en el masajista...), as¨ª como ciertas tramas que, por falta de calidad o de desarrollo, hubiera sido mejor cortar completas, ya fuera en fase de gui¨®n o de montaje (la de la homosexualidad del padre del personaje de Ra¨²l Ar¨¦valo). Por desgracia, la situaci¨®n vuelve a repetirse en Gordos, pel¨ªcula coral sobre las depresiones f¨ªsicas y mentales de la existencia.
GORDOS
Direcci¨®n: Daniel S¨¢nchez Ar¨¦valo.
Int¨¦rpretes: Antonio de la Torre, Roberto Enr¨ªquez, Ver¨®nica S¨¢nchez.
G¨¦nero: comedia dram¨¢tica.
Espa?a, 2009.
Duraci¨®n: 120 minutos.
El nuevo trabajo de S¨¢nchez Ar¨¦valo tiene como clar¨ªsima fuente de inspiraci¨®n formal y estructural a la inmensa Magnolia: en la puesta en escena, en el montaje, en el concepto coral, en el uso de la m¨²sica, en la presencia de un gur¨² de la teletienda que gu¨ªa la historia. Apuntar tan alto no es, por principio, ni bueno ni malo, pero lo cierto es que junto a preciosos detalles de direcci¨®n tambi¨¦n se cuela alguna pipa amarga, como esos coloreados bancos y paraguas sim¨¦tricos a lo anuncio de compresas. Hay en Gordos una incontinencia narrativa que lleva a su autor a narrar con complejidad, br¨ªo, gracia y desaz¨®n variadas historias (la del matrimonio de Roberto Enr¨ªquez y Ver¨®nica S¨¢nchez, la de la ejecutiva con el novio a distancia), mientras en otras cae en el t¨®pico banal (el adolescente que fastidia a su hermana gorda) o, incluso, en lo grotesco, como la de la amante del protagonista, un Antonio de la Torre inmenso en su sacrifico f¨ªsico, pero que quiz¨¢ arriesga demasiado en un papel de composici¨®n alejado de la naturalidad. Aunque, entre tanta irregularidad, quiz¨¢ lo m¨¢s grave sea que estemos ante una pel¨ªcula de tesis en la que ¨¦sta ("Todos llevamos un gordo dentro") queda tan desdibujada y peregrina que s¨®lo alcanza a adivinarse por su inclusi¨®n en el cartel promocional.
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