Dos regalos de don Silvio
Zapatero puede estar agradecido a su amigo y colega, el presidente del Consejo de Ministros italiano. El primer regalo se lo proporcion¨® en la conferencia de prensa posterior a la cumbre italo-espa?ola celebrada el jueves en la isla sarda de La Magdalena, cuando acapar¨® tiempo y atenci¨®n para dar por fin, aunque defectuosa y torticera, alguna respuesta a las preguntas que le ven¨ªa realizando el diario La Repubblica sobre la lamentable ensalada pol¨ªtico-sexual en que ha convertido su vida de primer ministro. Adem¨¢s de soportar la bochornosa y prolija explicaci¨®n, Zapatero se vio obligado a admitir que lo que estaba contando era "interesante".
Pero ¨¦ste era el regalo p¨²blico, casi consustancial a la cita bilateral. Todav¨ªa faltaba el privado, guardado en secreto desde La Moncloa con exquisita prudencia, consistente en una visita al para¨ªso sardo de las org¨ªas y encuentros sexuales de Villa Certosa, donde Zapatero fue invitado a tomar caf¨¦ despu¨¦s del almuerzo entre las dos delegaciones. La factura por la sobremesa le ha salido algo cara al presidente del Gobierno espa?ol. Il Giornale, diario de la familia Berlusconi, no ha tenido rebozo alguno en utilizar ayer la visita para barrer para casa y atacar a la izquierda italiana y a quienes critican a su patrono en Italia. "El mito de los progresistas", es decir, Zapatero, "legitima Villa Certosa", dec¨ªa su primera p¨¢gina.
El presidente espa?ol ha aducido que son razones de "cortes¨ªa y de respeto institucional" las que le han obligado a comportarse como lo ha hecho, es decir, a soportar impasible y sin rechistar c¨®mo se realizaba en su presencia una obscena exhibici¨®n de machismo y se lanzaban ataques contra la libertad de expresi¨®n en general y contra una empresa de medios espa?ola en particular (este peri¨®dico). Razones del mismo tipo le obligaron tambi¨¦n a aceptar la trampos invitaci¨®n
para visitar la finca e instalaciones donde fueron fotografiados, a veces muy ligeros de ropa, los hu¨¦spedes masculinos y femeninos de Berlusconi.
Despu¨¦s de estos dos regalos tan poco corteses y escasamente respetuosos para Zapatero, pocas dudas quedan sobre lo poco recomendable que puede llegar a ser para cualquiera una compa?¨ªa tan embarazosa y comprometedora.
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