Primera lecci¨®n: no puedo tomar leche
Arranca el curso y la mayor¨ªa de los padres se pregunta: ?se portar¨¢ bien en clase?, ?se divertir¨¢ en el patio? Pero para un grupo cada vez m¨¢s numeroso, el verdadero escenario de su preocupaci¨®n es el comedor. Miles de menores son al¨¦rgicos a alg¨²n alimento. Los colegios p¨²blicos y concertados est¨¢n obligados por ley a admitir a estos alumnos y a que en sus comedores se preparen men¨²s especiales para ellos.
Pero la cosa no es tan simple como parece: no basta con evitar determinados alimentos, sino tambi¨¦n todos aquellos productos y utensilios que hayan entrado en contacto con ellos. Un ni?o celiaco (que tiene alergia al gluten), por ejemplo, no puede comer nada frito en un aceite que se haya utilizado antes para cocinar cualquier cosa con trigo, como un filete empanado.
La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria y la Comisi¨®n de la Uni¨®n Europea han dictado una normativa obligatoria para el etiquetado de los productos alimenticios, en el que deben incluirse los al¨¦rgenos m¨¢s comunes, si es que entran dentro de su composici¨®n. Pero, seg¨²n quejas de los propios ciudadanos, "en ocasiones" se emplean t¨¦rminos "demasiados t¨¦cnicos".
Diferentes estudios nacionales e internacionales revelan un evidente aumento de la prevalencia de todas las enfermedades al¨¦rgicas, especialmente en las ciudades y en las zonas m¨¢s industrializadas. Es el caso de los informes Alergol¨®gica, que desarrolla la Sociedad Espa?ola de Alergolog¨ªa e Inmunolog¨ªa Cl¨ªnica (SEAIC). Estos estudios reflejan que en menos de diez a?os se ha duplicado el diagn¨®stico de alergias alimentarias en las consultas especializadas de todo el pa¨ªs. Se ha pasado del 3,6% de los pacientes en Alergol¨®gica de 1992 al 7,4% en el de 2005. En este ¨²ltimo informe se hall¨® en el grupo infantil una tasa de alergia a alimentos del 14,5%, muy superior a la de la poblaci¨®n general.
?Cu¨¢les suelen ser los primeros s¨ªntomas que deben alertar a los padres y a los propios ni?os? Normalmente, la mayor¨ªa de las reacciones al¨¦rgicas no son graves, "pero todos los a?os suele haber alg¨²n caso en el que la primera manifestaci¨®n de la enfermedad es la respuesta anafil¨¢ctica o shock anafil¨¢ctico, que es la m¨¢s grave de todas las reacciones, y que, de no atajarse correctamente y a tiempo, puede causar la muerte", advierte la doctora Consuelo Mart¨ªnez-C¨®cera, jefa del servicio de alergolog¨ªa e inmunolog¨ªa cl¨ªnica del hospital Cl¨ªnico San Carlos de Madrid. Seg¨²n esta especialista, en el 75% de los peque?os aparecen reacciones cut¨¢neas: habones alrededor de la boca, urticaria con picaz¨®n, exantema o erupci¨®n de la piel, picor de la cavidad oral o far¨ªngea, v¨®mitos... En los lactantes y ni?os peque?os, el rechazo del alimento o la irritabilidad tras la toma puede ser un signo muy orientativo.
Como advierte la doctora Paloma Ib¨¢?ez Sand¨ªn, coordinadora del servicio de alergolog¨ªa del hospital Universitario Infantil Ni?o Jes¨²s de Madrid, la alergia a alimentos se inicia habitualmente en los primeros a?os de la vida, y su prevalencia va disminuyendo claramente con la edad. "Se da entre el 6% y el 8% de los ni?os, frente al 2% y 3% de la poblaci¨®n general. Pero no hay que olvidar que puede aparecer a cualquier edad, aunque es menos frecuente que surja en personas adultas", a?ade.
La alergia a la leche o al huevo es muy propia de los m¨¢s peque?os, mientras que la alergia a vegetales, frutos secos, frutas o mariscos es m¨¢s frecuente en ni?os m¨¢s mayores y adolescentes. "Un hecho positivo es que el 85% de los al¨¦rgicos a la leche y el 66% de los al¨¦rgicos al huevo dejan de serlo durante sus cinco primeros a?os de vida", a?ade.
En palabras de la doctora Mart¨ªnez-C¨®cera, del Cl¨ªnico San Carlos, para ser al¨¦rgico hay que nacer con una predisposici¨®n gen¨¦tica conocida como atopia, que, "en funci¨®n de la carga de sensibilidad al potencial al¨¦rgeno y de su mayor o menor contacto con ¨¦l, har¨¢ que aparezca o no la respuesta al¨¦rgica". Cuando surge la reacci¨®n al¨¦rgica, en la sangre del paciente aparece la inmonoglobulina IgE. Se trata de una sustancia que caracteriza a la respuesta al¨¦rgica y la distingue de otras reacciones del organismo que pudieran interpretarse como tales (intoleracia, intoxicaciones...). El descubrimiento de la inmunoglobulina IgE "ha marcado tambi¨¦n un hito en la historia del conocimiento de los mecanismos de hipersensibilidad", seg¨²n Mart¨ªnez-C¨®cera.
Curiosamente, los aditivos alimentarios qu¨ªmicos (conservantes, colorantes, edulcorantes, antioxidantes, que no son prote¨ªnas de alimentos) no producen, al menos hasta ahora, reacciones al¨¦rgicas o identificadas por IgE.
Tratamiento
Tanto la doctora Mart¨ªnez-C¨®cera como su colega Ib¨¢?ez Sand¨ªn est¨¢n de acuerdo en que el diagn¨®stico debe confirmarse en un servicio especializado de alergolog¨ªa, donde tambi¨¦n se debe poner en marcha el tratamiento. Si hace unos a?os lo que se hac¨ªa para solucionar el problema era retirar el contacto con el al¨¦rgeno, ahora diferentes hospitales espa?oles, como el Cl¨ªnico o el Ni?o Jes¨²s, est¨¢n probando distintas terapias de inducci¨®n de tolerancia espec¨ªfica con la leche y el huevo. Los resultados han sido tan positivos que algunos menores han llegado a poder comer el alimento prohibido.
Y en esa direcci¨®n habr¨¢ que seguir trabajando porque es un hecho epidemiol¨®gicamente irrefutable que a mediados del siglo XXI la mitad de la poblaci¨®n mundial ser¨¢ al¨¦rgica. La teor¨ªa de la higiene, tan de moda a principios de esta d¨¦cada y a la que ya le han salido detractores, busca explicar este fen¨®meno. Un estudio publicado en The Lancet en 1998 revel¨® que los ni?os criados de una forma occidental convencional (vacunaci¨®n masiva, uso regular de antibi¨®ticos, control pedi¨¢trico) ten¨ªan m¨¢s alergias que los criados a la manera antropos¨®fica (menos vacunas y antibi¨®ticos, menos control pedi¨¢trico, alimentos fermentados).
Antes de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn se pensaba que habr¨ªa m¨¢s enfermedades al¨¦rgicas en los pa¨ªses del Este de Europa por la gran poluci¨®n ambiental. Pero se constat¨® que las malas condiciones higi¨¦nicas y la mayor tasa de ciertas infecciones ejerc¨ªan un papel protector frente a las alergias. Explicado de una forma m¨¢s gr¨¢fica, es como si el sistema inmunol¨®gico estuviese ocupado en algo. Por el contrario, si el ni?o est¨¢ en un ambiente sano, busca otros agentes (en principio, muchos de ellos, inocuos) con los que entretenerse.
Consejos pr¨¢cticos
La Asociaci¨®n Espa?ola de Al¨¦rgicos a Alimentos y L¨¢tex (AEPNAA) recuerda que hay material escolar que puede ser peligroso para los ni?os con alergias alimentarias. Existen t¨¦mperas y acuarelas hechas con f¨¦cula de patata, plastilinas con gluten, tizas que incluyen legumbres... El contacto f¨ªsico con estos productos o, en los casos m¨¢s extremos, con utensilios o personas que los hayan tocado puede causarles reacciones al¨¦rgicas. La asociaci¨®n publica en su web (www.aepnaa.org) listados con los componentes de gran cantidad de material escolar y, por supuesto, de much¨ªsimos productos alimentarios.
La organizaci¨®n recomienda identificar a los ni?os al¨¦rgicos mediante chapas, pulseras o etiquetas adhesivas. Aconseja utilizar un mensaje claro, pero sin abreviaturas. As¨ª, si el menor se pierde o va de excursi¨®n, los adultos que est¨¢n al cargo sabr¨¢n que no pueden tomar ciertos alimentos.
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