El gran error
El 15 de septiembre de 2008, el martes har¨¢ un a?o, quebraba el banco de inversi¨®n Lehman Brothers (LM) y se generaba el p¨¢nico. La Reserva Federal (Fed) y el Tesoro lo dejaron caer, haciendo una excepci¨®n respecto a lo que hab¨ªa ocurrido hasta el momento.
En marzo, la Fed intermedi¨® para que Bear Stearns fuera adquirido por JP Morgan Chase al precio de saldo de dos d¨®lares por acci¨®n, concediendo una l¨ªnea de cr¨¦dito al comprador de 30.000 millones de d¨®lares. Los analistas estaban tan sorprendidos por la intervenci¨®n de la Fed como por la quiebra de Bear Stearns, otra instituci¨®n de la aristocracia de Wall Street. Uno de ellos declar¨®: "Ha sido como despertar en verano y encontrar el suelo cubierto de nieve". No hab¨ªa sido la ¨²nica vez que la Fed se hab¨ªa olvidado de su sacrosanta norma -que cada palo aguante su vela- y hab¨ªa intervenido para salvar alguna entidad financiera. Diez a?os antes lo hizo con el fondo de alto riesgo LCTM, reuniendo a los principales banqueros de Wall Street en la sala de juntas de la Fed de Nueva York y no dej¨¢ndolos salir hasta que se quedaron con el 90% del capital de LTCM.
La ¨²nica vez en que el sistema es coherente con sus reglas y deja caer un banco, pareci¨® el principio del fin
En ambos casos, la Fed sacrific¨® el riesgo moral para evitar el riesgo sist¨¦mico de las finanzas. En cambio, dej¨® caer a LB y se arm¨® la zapatiesta. Hubo varios d¨ªas de septiembre de 2008 en los que "el capitalismo estuvo a punto de desaparecer", seg¨²n describe Jacques Attali en su libro ?Y despu¨¦s de la crisis, qu¨¦...? (Gedisa Editorial). La situaci¨®n era la siguiente: la confianza en el sistema financiero no exist¨ªa a pesar de las ayudas ofrecidas por las autoridades, los clientes de los bancos (que no se prestaban unos a otros) dudaban de su fiabilidad, los prestamistas retiraban sus ahorros de los fondos m¨¢s especulativos, no eran pocos los que se preguntaban si sus ahorros estaban a salvo en los bancos, las empresas ten¨ªan dificultades para acceder a los cr¨¦ditos, las acciones de las empresas perd¨ªan una buena parte de su valor, etc¨¦tera.
Tras la ca¨ªda de LB, las autoridades monetarias y pol¨ªticas de todas partes inician una nueva modalidad de intervenci¨®n en la econom¨ªa: ya no se trata s¨®lo de utilizar el poder de los bancos centrales o de los Tesoros para rescatar a alguna instituci¨®n financiera y evitar que caiga la primera ficha del domin¨®, sino que intentan sofocar el p¨¢nico financiero general y recuperar las econom¨ªas reales, afectadas por una Gran Recesi¨®n que tuvo su epicentro en las dificultades de la banca y de los bancos no bancos, que tienen una parte de sus balances en la sombra.
El corto plazo nos impide reflexionar en las diferencias entre lo que suced¨ªa hace un a?o y lo que pasa hoy. La gran paradoja es que en el ¨²nico momento en el que el capitalismo aplica su darwiniana regla de oro, deja caer a un banco con problemas y es coherente con lo que predica, parece el principio del fin y todo el mundo habla de "el gran error".
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