Un fin de fiesta tranquilo/aburrido
La polic¨ªa vuelve a tomar Pozuelo para evitar el 'botell¨®n' y los altercados, que no se reprodujeron
La imagen de cientos de j¨®venes alrededor de la comisar¨ªa de Pozuelo de Alarc¨®n custodiados por decenas de polic¨ªas podr¨ªa llevar a enga?o. Se vio ayer sobre las diez de la noche, siete d¨ªas despu¨¦s de los altercados que han tenido al pueblo como protagonista informativo de la semana. Esta vez no era un asalto. La multitud guardaba una ordenada cola para entrar en el polideportivo El Torre¨®n, junto a la comisar¨ªa, para ver el concierto de Amaral que ayer cerr¨® las fiestas del municipio.
Al cierre de esta edici¨®n la tranquilidad en el pueblo era total. Como sucedi¨® el viernes, la presencia policial resultaba abrumadora: seis furgonetas de antidisturbios y decenas de coches del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa y la Polic¨ªa Municipal se desperdigaban por el pueblo para evitar que los j¨®venes hicieran botell¨®n. Y lo consiguieron. Un agente preve¨ªa un cierre de fiesta sosegado: "la cosa est¨¢ como ayer, suponemos que hoy tampoco pasar¨¢ nada".
Los feriantes se quejaban de que la alarma social ha alejado a los clientes
Pero tanta tranquilidad puede resultar incluso excesiva para una feria. Una pareja de abuelos que se acercaba al lugar donde estaba instalada la feria se lamentaban del poco ambiente que hab¨ªa por la zona. All¨ª una de las encargadas de la mayor atracci¨®n explicaba que toda la pol¨¦mica del botell¨®n le hab¨ªa "partido por la mitad". "Nosotros trabajamos con gente joven y los han espantado a todos. Apenas hemos hecho negocio este a?o", se quejaba.
Algunos sindicatos policiales tem¨ªan ayer que una vez controlado Pozuelo, fuese Majadahonda la que se convirtiese en el foco del botell¨®n y de los problemas. A media noche de ayer donde se suelen concentrar a beber los j¨®venes de esta localidad todav¨ªa apenas hab¨ªa nadie. El recinto ferial, otro de los lugares del botell¨®n, estaba vallado y vigilado a la espera de que las fiestas de Majadahonda comiencen ma?ana. Pero un grupo de veintea?eros que suele acudir a divertirse cada fin de semana por la zona, el centro comercial Equinoccio, estaba convencido de que pronto acabar¨ªa llegando gente a los alrededores. Las botellas de alcohol en el suelo de los aparcamientos delataban que el botell¨®n es habitual en aquel lugar. Sobre esa misma hora se comenzaban a apagar las luces del recinto de Pozuelo. Los j¨®venes pasaban a su lado sin saber d¨®nde ir una vez que la fiesta hab¨ªa terminado. "Vaya mierda, esto ya est¨¢ muerto", le espetaba un adolescente a otro. "Hemos acabado pagando todos lo que han hecho unos pocos. La semana que viene iremos a Majadahonda donde las fiestas son siempre mejores. Aqu¨ª no nos dejan pasarlo bien", explicaba un chaval de 18 a?os.
El a?o en el que las fiestas del pueblo han tenido m¨¢s repercusi¨®n en toda Espa?a no han sido seguramente las m¨¢s divertidas.
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