Fest¨ªn del Valencia

Silva tiene en Zorrilla uno de sus territorios preferidos. All¨ª acudi¨® a?os atr¨¢s con el Eibar que entrenaba Mendilibar y comenz¨® a anunciar un futbolista enorme. Ayer regres¨® con el t¨¦cnico vasco enfrente y despach¨® una primera mitad tremenda, plena de sabidur¨ªa futbol¨ªstica, sencilla, r¨¢pida, inteligente. Con el a?adido de Banega, recuperado para el f¨²tbol, y de Villa y Mata, el Valencia destroz¨® en una mitad al Valladolid, un equipo valiente que a veces convierte su osad¨ªa en suicidio. Adelant¨® la defensa, coloc¨® en el medio centro dos futbolistas de mucho toque y poco m¨²sculo y no acert¨® a sellar los espacios favoritos de algunos de los mejores futbolistas de la Liga.

Las intenciones de Emery anunciaban rotaciones, Albelda por Marchena, algo de descanso para los internacionales. Nada. La idea de un principio de curso con dos victorias seduce tanto que el t¨¦cnico del Valencia carg¨® todas sus balas, toda la energ¨ªa, ofensiva y defensiva, de que dispone para intentar el pleno. El inicio en¨¦rgico del Valladolid tuvo respuesta con la primera aparici¨®n de Silva: primera ocasi¨®n, primer gol. El canario recogi¨® un rechace, lo coloc¨® en la izquierda y sali¨® como una flecha al ¨¢rea peque?a, donde encontr¨® el agujero entre los centrales y cabece¨® el primer gol tras un centro de Mata.

El Valladolid intent¨® resolver sus errores con m¨¢s errores, con precipitaci¨®n, con la defensa un paso m¨¢s adelante. Nadie quiso administrar el tiempo, quedaba mucho para remontar, nadie quiso dar una voz y el Valencia se adue?¨® del partido. Tan f¨¢cil le resultaba llegar al ¨¢rea que poco a poco se relaj¨® y en un ataque aislado un disparo desesperado pero perfecto de Canobbio rebot¨® contra las manoplas de Moy¨¢ y Nauzet emboc¨® a gol.

El empate devolvi¨® al Valencia al partido y comenz¨® a emplearse a fondo de nuevo. Banega tom¨® el mando y comenz¨® a repartir balonazos a diestro y siniestro, largos pases medidos al extremo, hasta que Pablo Hern¨¢ndez, en posici¨®n dudosa, recogi¨® el cuero y se lo entreg¨® a Villa, que lo coloc¨® por debajo del portero. Antes del descanso Mata se escap¨® de todo el mundo y termin¨® de sentenciar al Valladolid con el tercero.

El Valladolid ten¨ªa que replantearse su partido, su estrategia, casi todo, porque lo anterior hab¨ªa sido un ba?o. Mendilibar movi¨® piezas, apret¨® las filas y el inicio de la segunda mitad aparentaba un choque diferente, pero a la que el Valladolid se anim¨®, el Valencia afil¨® el contragolpe y Villa volvi¨® a zarandear a los centrales con otra aparici¨®n por la espalda, con otro remate suave, con el cuarto gol que enterraba definitivamente a un equipo animoso y valiente, pero que apenas pudo defenderse del estado excepcional de ¨¢nimo y f¨²tbol de Silva, Villa, Mata y Banega.