Curso nuevo, cates antiguos

El chico se pierde cada vez que le hablan del sintagma. Como en el anuncio aquel en el que el alumno se dorm¨ªa y el profesor le reprend¨ªa con un: "Guti¨¦rrez, que le veo". ?lvaro lo admite. "No hay manera con la sintaxis". Es un estudiante poco mod¨¦lico de 15 a?os que suspendi¨® cinco en 3? de ESO el curso pasado. Se planta ante el manual de Lengua con cara de aburrimiento. Y se resigna. "Casi siempre he sido de suspender, la verdad". Tambi¨¦n le quedaron ingl¨¦s, pl¨¢stica, biolog¨ªa y religi¨®n. Su verano no ha sido envidiable. Y llega septiembre.

?lvaro vuelve al instituto el mi¨¦rcoles como todos los alumnos de Secundaria. Los m¨¢s peque?os empiezan hoy. Libros nuevos, libretas impolutas, bol¨ªgrafos con la tinta por estrenar. Y un reto: aprobar todas las asignaturas. O todas las que puedan. Casi todos los suspensos caer¨¢n en las mismas. De siete a 18 a?os, desde 2? de Primaria a 2? de Bachillerato, los alumnos catean casi siempre lengua, matem¨¢ticas e ingl¨¦s. As¨ª se refleja en el ¨²ltimo Informe de resultados escolares elaborado por la Inspecci¨®n de Educaci¨®n con datos del curso 2007-2008.

Los primeros a?os suspende como m¨¢ximo uno de cada cinco alumnos alguna de estas asignaturas. Pero la cifra aumenta conforme pasan los cursos. Hasta un tercio de los aspirantes se quedan por el camino en Secundaria y Bachillerato (ver cuadro).

El joven ?lvaro, consciente de sus limitaciones, confiesa que ¨¦l podr¨ªa salir de ese grupo. Pero no quiere. "Soy vago". Tambi¨¦n echa parte de culpa a sus profesores porque "cada uno explica como quiere y a algunos no se les entiende".

"Les atormentamos con conceptos muy t¨¦cnicos, monemas, fonemas...", admite Jos¨¦ Luis Gir¨®n, catedr¨¢tico de Lengua Espa?ola de la Universidad Complutense y veterano docente en Bachillerato. "Esta asignatura requiere gran capacidad de abstracci¨®n", a?ade. Gir¨®n considera que el curr¨ªculo de la asignatura est¨¢ mal planteado - "habr¨ªa que separar lengua por un lado y literatura por otro"- y critica la base: "Los ni?os tienen que leer y escribir m¨¢s y sus profesores deben ofrecerles textos con los que no se aburran". ?Alg¨²n truco? Aparte de lo dicho, el catedr¨¢tico no conf¨ªa en m¨¢s f¨®rmulas m¨¢gicas. La verdadera clave, dice, es "estudiar y tener suerte".

A Rafa, de 16 a?os, lo que le atormenta son las matem¨¢ticas, una asignatura por la que no abandona ning¨²n curso el podio de suspensos. El estudiante de 3?, como ?lvaro, se ha quedado casi sin vacaciones. De junio a septiembre ha hincado codos "al menos" tres horas al d¨ªa en una academia. Antes de los ex¨¢menes de repesca, no confiaba mucho en sacar adelante las matem¨¢ticas, una de las seis que le quedaron en junio. "Siempre se me han dado mal, soy muy lento". Se queja de que sus profesores explican muy r¨¢pido y con poca pasi¨®n. "Se nota que no les gusta lo que hacen".

"Hay que buscar ejemplos relacionados con su mundo, ense?arles que las matem¨¢ticas pueden ser bonitas y divertidas", explica Mar¨ªa Gaspar, profesora de esta asignatura en Secundaria. Y pone uno. Si se trata de convencer a los chicos de que lo que mola es la estad¨ªstica, nada como proponer a los alumnos que combinen los resultados de distintos equipos de una liga de f¨²tbol o, para estudiar la probabilidad, empezar la explicaci¨®n lanzando una moneda al aire. Cara o cruz.

Como su colega de lengua, la profesora admite que las matem¨¢ticas requieren dedicaci¨®n y esfuerzo. "Esto no se puede improvisar". Y, igual que en otras asignaturas troncales, o se afianzan conocimientos o cada a?o puede ser peor. "Aprender matem¨¢ticas es algo muy constructivo, tienes que tener los cimientos bien fijos o avanzar¨¢ la obra y se te caer¨¢ el edificio encima".

Los que no aprendan de peque?os la pueden arrastrar hasta el Bachillerato. Eso explica que las matem¨¢ticas est¨¦n siempre presentes entre las asignaturas con m¨¢s fracaso. Pero hay novedades conforme los alumnos se hacen mayores. En 2? de Bachillerato, la primera de la lista fue la historia del arte. ?Por qu¨¦?

Ana Mar¨ªa Arias de Cossio es catedr¨¢tica en Historia del Arte en la Universidad Complutense y miembro habitual de los tribunales en los que se corrigen las pruebas de Selectividad. "A juzgar por los ex¨¢menes, los profesores creen que deben darle todo el temario, no ahorran en detalles, aportan mucha informaci¨®n s¨®lo para que se memorice", asegura. Arias tambi¨¦n cree que los chicos no leen lo suficiente, nota la falta de l¨¦xico en las pruebas finales. Pero tambi¨¦n pide a los docentes que eliminen fechas, que sean m¨¢s directos. Y se apunta a la formaci¨®n pr¨¢ctica. "Para aprender de verdad qui¨¦n era Tiziano, nada como ir con los alumnos al Museo del Prado".