La antec¨¢mara del fascismo
Silvio Berlusconi es un aut¨®crata. Por lo tanto, no es exactamente un dem¨®crata. Considera leg¨ªtimo irse a cenar con uno de sus jueces (en el sentido literal, puesto que deber¨¢ determinar el pr¨®ximo 10 de octubre si su ley de autoinmunidad es constitucional) y no cree conveniente rechazar una invitaci¨®n para celebrar los 18 a?os de una muchacha de Caloria, localidad napolitana donde las personas de bien se ven sofocadas por el aire que all¨ª se respira, completamente impregnado de Camorra. Pero, por encima de todo, es al¨¦rgico a la sana informaci¨®n.
Para ¨¦l, un periodista que critica cuando hay algo que criticar en la acci¨®n del Gobierno o en la de la oposici¨®n, no es un periodista equilibrado: es un periodista comunista. El periodista objetivo es s¨®lo aquel que elogia, y que s¨®lo le elogia a ¨¦l. Por lo dem¨¢s, ?no ha llegado a autodefinirse como el mejor jefe de Gobierno de los ¨²ltimos 150 a?os, es decir, desde la misma unidad de Italia? Considera obligado proclamar, m¨¢s que dejarse entrevistar, cuando son tantas las preguntas a las que deber¨ªa contestar.
?Qu¨¦ informaci¨®n puede haber en Italia si Berlusconi elimina la libertad de obtener y publicar noticias?
Para el totalitarismo hoy no hacen falta tanques, botas y camisas negras
Es un momento realmente angustioso el que est¨¢ viviendo el sector de la informaci¨®n en Italia. Sometido a dura prueba por Silvio Berlusconi, inicialmente jefe de un grupo de empresas, m¨¢s tarde jefe de un partido, despu¨¦s jefe de una coalici¨®n y al final jefe del Gobierno (?en qu¨¦ lugar del mundo ocurre algo as¨ª, que una sola persona posea la mitad de las televisiones y la mitad del negocio publicitario, y controle la otra mitad, es decir, el total, cada vez que gana las elecciones?), y por cuanto est¨¢ llevando a cabo como jefe del Gobierno y como empresario: una ley que limita las escuchas telef¨®nicas (amputando as¨ª el ejercicio eficaz de la funci¨®n indagatoria de los jueces y privando a la opini¨®n p¨²blica de la informaci¨®n sobre las investigaciones m¨¢s importantes).
Y, m¨¢s insidioso a¨²n, la invitaci¨®n realizada por Silvio Berlusconi, empresario, editor y presidente del Gobierno, para que no se contrate publicidad en los medios que duden de las declaraciones optimistas de la mayor¨ªa parlamentaria y del Gobierno acerca de la crisis financiera, econ¨®mica e industrial (lo que recuerda mucho el oficio del personaje de Orwell en su novela 1984).
Por decirlo en t¨¦rminos anglosajones: ?qu¨¦ clase de perros guardianes (watch-dog) son aquellos a los que se priva de colmillos y de ladridos? Hay buenas razones para dudar de su eficacia. Si los periodistas est¨¢n obligados a ser los perros guardianes del poder, ?qu¨¦ informaci¨®n puede haber en Italia si les quita el derecho a la noticia, la libertad de obtenerla y la libertad de publicarla? Se trata de la antigua cuesti¨®n de qu¨¦ clase de editor period¨ªstico es mejor, el puro (que vive ¨²nicamente de su peri¨®dico) o el impuro, para quien las empresas pe
-riod¨ªsticas son s¨®lo una parte de su actividad industrial.
En Italia es un problema antiguo y moderno. En los a?os sesenta, un petrolero y editor asegur¨® su neutralidad ante el nacimiento del gobierno de centroizquierda liderado por Aldo Moro a cambio de beneficios en el sector del gas para uso dom¨¦stico. Hace dos a?os, Dolce y Gabbana, ante una cr¨ªtica bien fundada de Il Sole 24 ore, el peri¨®dico de la Asociaci¨®n de Industriales, acerca de la calidad de los alimentos servidos en su nuevo restaurante, retiraron todo el presupuesto publicitario que destinaban a dicho diario.
Pero con Berlusconi en el poder la antigua cuesti¨®n ha adquirido un nuevo envoltorio. Como ha afirmado recientemente, "La televisi¨®n es mejor que los peri¨®dicos". Sobre la televisi¨®n ejerce un control directo (como propietario y como l¨ªder del Gobierno). Sobre los peri¨®dicos, indirecto (a trav¨¦s de la concesionaria de publicidad de Mediaset y en su condici¨®n del m¨¢s poderoso miembro de la Asociaci¨®n de Industriales). Pero con el diario de su hermano ha inaugurado una nueva estrategia. Acaba de nombrar a un nuevo director de su total confianza y en el curso de una semana ha debido (?querido?) disociarse de ¨¦l ya dos veces. La primera, a causa de las noticias publicadas sobre el director del peri¨®dico de la Conferencia Episcopal italiana, que amenazaban con comprometer las relaciones con la Iglesia de Roma y con el electorado cat¨®lico de su partido. La segunda, por un furibundo editorial contra el presidente del Parlamento. En el curso de 48 horas ha exigido una compensaci¨®n judicial de miles de millones de euros a Repubblica y al peri¨®dico de la oposici¨®n. A este show down ha llegado despu¨¦s de que estallara el caso de las prostitutas de lujo, pero antes no se hab¨ªa quedado con los brazos cruzados, desde luego.
Lo que s¨ª puede decirse es que Silvio Berlusconi ha cambiado de m¨¦todo respecto a 1994 o a 2001. Ya no hay campa?as de fichajes en campo adversario (Michele Santoro, uno de los m¨¢s notorios periodistas de ultraizquierda de la RAI, la televisi¨®n estatal, trabaj¨® en 1996 para Mediaset, el grupo televisivo de Berlusconi: pero incluso antes, en los a?os ochenta, lo hicieron tambi¨¦n otras prestigiosas firmas period¨ªsticas como Giorgio Bocca, Repubblica, y Arrigo Levi, La Stampa). Tampoco hay ya edictos de condena al ostracismo. Con presiones oblicuas o expl¨ªcitas, pero irresistibles en cualquier caso, afirm¨® en el oto?o de 2008 que determinados directores de un cierto n¨²mero de medios deb¨ªan cambiar de oficio. El primero en marcharse a casa, hace un a?o, fue el director de Radio 24 (la radio de la Asociaci¨®n de Industriales), y despu¨¦s instal¨® a Gianni Riotta en la direcci¨®n de Il Sole 24 ore (con estos cambios el grupo editorial entr¨® en una aguda fase de crisis despu¨¦s de un pasado de grandes ¨¦xitos). Una vez eliminado de la direcci¨®n de La Stampa de Tur¨ªn Giulio Anselmi (una de las voces m¨¢s inteligentes del periodismo italiano con una de las trayectorias m¨¢s destacadas por su prestigio y responsable autonom¨ªa, convertido hoy en presidente de la agencia de noticias Ansa), tambi¨¦n el Corriere della Sera sustituy¨® a su director Paolo Mieli. M¨¢s tarde Berlusconi situ¨® a Augusto Minzolini como jefe del TG1, el telediario de la primera cadena de la RAI (primer resultado evidente: completo silencio sobre el asunto de las prostitutas proporcionadas al jefe del Gobierno en su residencia privada de Villa Certosa y en su residencia oficial romana de Palazzo Grazioli); una vez cambiado el director de los noticiarios radiof¨®nicos de la RAI y, dado que el apetito crece comiendo, est¨¢n al caer numerosos cambios en el tercer canal televisivo de la RAI, ¨²ltimo reducto del progresismo televisivo. Desaparecer¨¢n sus programas m¨¢s emblem¨¢ticos, como Que tempo que fa, el popular talk show del fin de semana, as¨ª como el magac¨ªn de investigaci¨®n de esc¨¢ndalos pol¨ªtico-financieros Report, y sufrir¨¢ muchos cambios Ballar¨°, el programa semanal de actualidad pol¨ªtica. Hasta hoy, la RAI3 estaba brillantemente dirigida por un cat¨®lico. Para la direcci¨®n del Telediario de RAI3 se postula como s¨®lido candidato Enrico Mentana, director durante m¨¢s de 10 a?os, desde el principio, del telediario del berlusconiano Canale 5, hoy distanciado (?aparentemente?) del mejor jefe de Gobierno que Italia ha tenido jam¨¢s.
Todo ello en ausencia de proclamas. Con una soga que envuelve cada vez con m¨¢s fuerza la garganta de la informaci¨®n libre (y responsable). No hemos llegado al fascismo, pero s¨ª a su antec¨¢mara, sin duda alguna. Hoy no hacen falta uniformes, tanques, botas o camisas negras. Basta con el arma envilecedora de una informaci¨®n obsequiosa.
Traducci¨®n de Carlos Gumpert.
Giancarlo Santalmassi es periodista italiano, ex director de Radio RAI y Radio 24.
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