Siniestro total del Atl¨¦tico
El equipo de Abel no pasa del empate ante el Apoel en una actuaci¨®n bochornosa
Ante un rival min¨²sculo, de un pa¨ªs min¨²sculo (futbol¨ªsticamente hablando), que se vio en un escenario con el que jam¨¢s so?¨®, donde se sinti¨® el rey del mambo, el Atl¨¦tico se dio el batacazo del a?o, o del siglo. Ah¨ª es nada. Lo hizo ante el mism¨ªsimo Apoel, de la mism¨ªsima Chipre, que en el Calder¨®n se plant¨® y campe¨®n del planeta sali¨® de all¨ª, de tan reconocido escenario, de un sitio donde se?ores que algo han sido en este deporte se han ganado el cielo, grandes como fueron, cuya herencia la manejan algunos futbolistas que a d¨ªa de hoy visten de rojiblanco, cierto, pero cuya peque?ez de miras es asustante.
Mira que ha vivido el Atl¨¦tico pesadillas, tan sufrido ¨¦l, pero la de ayer fue de museo. De museo de los horrores. Porque su actuaci¨®n en el primer acto fue de c¨®digo penal. Mejor¨® algo en el segundo, pero entonces la urgencia ya era un lastre insoportable que ni Forl¨¢n pudo espantar. El desastre se vio venir bien pronto. Abel movi¨® el tablero defensivo y coloc¨® a Perea en el lateral derecho, a Pablo junto a Ujfalusi en el eje y al chaval Dom¨ªnguez en la izquierda. Ocho minutos tardaron los cuatro, al alim¨®n, en perderse. Progres¨® por la banda el polaco Kosowski, Perea le vio venir, y vi¨¦ndole venir sigue, aqu¨¦l centr¨®, Pablo lleg¨® tarde al cruce, Ujfalusi ni siquiera se plante¨® lo del cruce y Dom¨ªnguez tampoco lo vio claro. As¨ª que all¨¢ en el ¨¢rea apareci¨® Charalambides que golpe¨® para que Asenjo evitara el gol con el pie.
ATL?TICO 0 - APOEL 0
Atl¨¦tico: Asenjo; Perea (Sinama-Pongolle, m. 67), Pablo, Ujfalusi, Dom¨ªnguez; Jurado, Assun??o, Cl¨¦ber (Maxi Rodr¨ªguez, m. 51), Sim?o, Ag¨¹ero y Forl¨¢n. No utilizados: Roberto; Valera, Juanito, Rub¨¦n y Keko.
Apoel: Chiotis, Poursaitides, Kontis, P. Jorge (Grncarov, m. 45), Haxhi; Kosowski, Michail, Morais, Charalmbides (Satsias, m. 67); H. Pinto y Zewlakow (Paulista, m. 81). No utilizados: Kissas; Sikora, Elia y Breska.
?rbitro: Craig Alexander (Escocia). Amonest¨® a Kontis y Satsias.
Unos 35.000 espectadores en el Vicente Calder¨®n.
Una an¨¦cdota debi¨® ser aquello, la carta de presentaci¨®n de un equipo, el chipriota, cuya leg¨ªtima ilusi¨®n por entrar en la historia empez¨® ah¨ª y ah¨ª debi¨® acabar. Nada de eso. Otras dos claras ocasiones acumul¨® en una primera parte en la que se manej¨® con criterio, tocando con calma, abriendo a las bandas, asom¨¢ndose al ataque, combinando con precisi¨®n, el Milan de Sacchi era aquello, con Charalambides disfrazado de Van Basten, es un decir, que de ser as¨ª no hubiera dejado que Asenjo le robara otra llegada en solitario, ni hubiera fallado en el segundo palo, donde lleg¨® ante la mirada de los siempre expectantes Perea y Pablo.
Mientras esto ocurr¨ªa, el Atl¨¦tico deambulaba por el c¨¦sped entre el estupor de sus fieles, que esta vez no se manifestaron, aunque bien pudieron hacerlo ante el f¨²tbol de alto riesgo que les regal¨® su equipo. Las contadas (tan contadas que fueron dos) ocasiones en las que el Atl¨¦tico se asom¨® al ¨¢rea rival en la primera parte tuvieron, am¨¦n de un cierto aspecto milagroso, una resoluci¨®n llorosa.
Comenz¨® la segunda mitad y Abel mantuvo su ideario, confiado quiz¨¢ en que antes o despu¨¦s el equipo lograra trenzar f¨²tbol con Assun?ao y Cl¨¦ber al mando. Pronto rectific¨®. Lo hizo cuando el Apoel se pas¨® un minuto, de reloj, tocando el bal¨®n, aqu¨ª y all¨¢, en corto y en largo, Chipre en pleno haciendo un homenaje al buen gusto futbol¨ªstico. Se hart¨® Abel, claro, entr¨® Maxi en escena y el Atl¨¦tico espabil¨®. Comenz¨® a acumular ocasiones, el disparo lejano de Jurado que atrap¨® Chiotis, el de Forl¨¢n que tuvo el mismo resultado, el centro de Maxi que por la l¨ªnea de gol se pase¨®, la falta de Simao, arriba, a la que lleg¨® Chiotis, la de Forl¨¢n que roz¨® el palo, la que el uruguayo mand¨® a la mism¨ªsima escuadra izquierda, de la que sac¨® astillas, el zapatazo del ¨²ltimo suspiro que Forl¨¢n, siempre Forl¨¢n, s¨®lo Forl¨¢n, se sac¨® de la manga para que Chiotis volara y elevara a su equipo a los altares del deporte chipriota...
Le falt¨® entonces suerte al Atl¨¦tico, a qu¨¦ negarlo, la suerte que su suced¨¢neo de f¨²tbol no mereci¨®. Atac¨® en tromba, claro, que enfrente ten¨ªa a un rival que miraba el reloj, oteaba el marcador y no se lo cre¨ªa, qu¨¦ estamos haciendo, pensar¨ªan el Apoel, un sacrilegio aquello, ?esto no era el Atl¨¦tico?, ?no era un grande? S¨ª, era el Atl¨¦tico, pero no era un grande. De hecho, era un Atl¨¦tico que tendr¨ªa serios problemas para ganar la Liga. La de Chipre, se entiende.
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