Generaci¨®n replicante
Como los androides de 'Blade Runner', los j¨®venes occidentales del siglo XXI tienen todo el mundo a su alcance, pero no son amos de sus destinos. Las redes de Internet o el 'botell¨®n' son sus para¨ªsos artificiales
El significado hist¨®rico de los estudiantes y la universidad, la forma en que los unos y la otra existen en el presente, puede describirse como una met¨¢fora, como una reproducci¨®n en miniatura de un estado hist¨®rico m¨¢s elevado, metaf¨ªsico. (Walter Benjamin, 1915)
En 1968 -cuando la juventud buscaba la playa bajo los adoquines- Philip K. Dick public¨® una novela de ciencia-ficci¨®n con un t¨ªtulo inquietante (?Sue?an los androides con ovejas el¨¦ctricas?), en la que Ridley Scott inspirar¨ªa en 1982 su pel¨ªcula Blade Runner. El relato gira en torno a un grupo de androides, virtualmente id¨¦nticos al ser humano, a los que llam¨® replicantes, superiores en fuerza e iguales en inteligencia a los ingenieros gen¨¦ticos que los hab¨ªan creado, pero utilizados como esclavos en la peligrosa colonizaci¨®n de otros planetas. Tras un mot¨ªn en Marte, los replicantes buscan refugio en la Tierra, donde son declarados ilegales y perseguidos por patrullas policiales especiales, las unidades blade runner. La descripci¨®n que la novela hace del l¨ªder de la revuelta es sintom¨¢tica: Roy "tiene un aire agresivo y decidido", "indujo al grupo a intentar la fuga", "rob¨® diversos psicof¨¢rmacos y experiment¨® con ellos", y busca "una experiencia de grupo".
Quedan atr¨¢s Tarz¨¢n y Peter Pan, Gutenberg y McLuhan. Se entra en la galaxia Gates
El 'botell¨®n' es una especie de limbo, un espacio entre el infierno 'mileurista' y el para¨ªso 'yuppy'
Si cambiamos Marte por el espacio escolar, la Tierra por el espacio p¨²blico, los psicof¨¢rmacos por combinados et¨ªlicos, los replicantes por j¨®venes al borde de la mayor¨ªa de edad, y los blade runners por adultos al borde de un ataque de nervios, quiz¨¢ podamos encontrar alguna analog¨ªa con el moderno botell¨®n.
La palabra "diversi¨®n" tiene una doble filiaci¨®n latina: la m¨¢s conocida viene de distractione, que significa fiesta y pasatiempo, pero tambi¨¦n remonta a diversione, que significa divergencia y contestaci¨®n. Ambos significados confluyen en los sucesos de Pozuelo de Alarc¨®n, en los que el botell¨®n, m¨¢s que como la causa (de todos los males de la juventud actual) o la consecuencia (de todos los pecados de la sociedad adulta), aparece como un s¨ªntoma, como una met¨¢fora de la generaci¨®n que entra ahora en la universidad. Pues, como ya intuyese Walter Benjamin en su tiempo, los estudiantes suelen reproducir en miniatura -en forma de comedia o de tragedia- las esperanzas y los miedos de cada momento presente.
As¨ª como los sue?os de la raz¨®n producen monstruos, el s¨²bito despertar de una juventud aparentemente dormida suele invocar nuestros propios fantasmas familiares. Adolescentes acomodados rebel¨¢ndose por el derecho a consumir alcohol en el espacio p¨²blico, universitarios protestando contra Bolonia, mileuristas hiperformados condenados a la precariedad laboral, bandas urbanas provocando p¨¢nicos morales: son las m¨²ltiples caras de una generaci¨®n inquieta, que suscita, sin t¨¦rminos medios, compasi¨®n o condena, ya sea en forma de pr¨¦dica parental o de carta al director. Pero si queremos ir m¨¢s all¨¢ del botell¨®n, quiz¨¢ debi¨¦ramos preguntarnos si lo que est¨¢ cambiando no es el propio concepto de juventud como fase m¨¢s o menos prolongada de transici¨®n a la vida adulta. Me explicar¨¦ con un s¨ªmil literario, que alude a tres modelos distintos de juventud: Tarz¨¢n, Peter Pan y Blade Runner.
El modelo tradicional de juventud se basa en lo que podemos denominar el "s¨ªndrome de Tarz¨¢n". Fue inventado por Rousseau a finales del siglo XVIII y perdur¨® hasta mediados del siglo XX. Se basa en el eterno debate entre naturaleza y cultura: ?puede todo menor ser "encauzado" mediante buenas pr¨¢cticas de crianza o de socializaci¨®n? El adolescente aparece como el buen salvaje que inevitablemente tiene que ser civilizado, un ser que contiene todos los potenciales de la especie humana, que a¨²n no ha desarrollado porque se mantiene puro e incorrupto. La r¨¢pida transici¨®n del juego al trabajo, la temprana inserci¨®n profesional y matrimonial, la participaci¨®n en ritos de paso como el servicio militar, ser¨ªan rasgos caracter¨ªsticos de un modelo de adolescencia basado en una inserci¨®n "org¨¢nica" en la sociedad. Se trata de un relato de juventud que narra el paso de la cultura oral a la cultura escrita, de la galaxia Homero a la galaxia Gutenberg.
El modelo moderno de juventud se basa en lo que podemos denominar el "s¨ªndrome de Peter Pan". Lo asumieron los felices teenagers de posguerra y fue teorizado por los ide¨®logos de la contracultura (como Theodore Roszak), as¨ª como por algunas estrellas del rock (como The Who y los Beatles). En el mundo occidental este modelo se convirti¨® en hegem¨®nico durante la segunda mitad del siglo XX, con el tel¨®n de fondo de la sociedad de consumo y aquel capitalismo maduro que hab¨ªa proclamado como lema el Forever Young. El adolescente aparece como el nuevo sujeto revolucionario -o el nuevo h¨¦roe consumista- que se rebela contra la sociedad adulta y se resiste a formar parte de su estructura, al menos temporalmente. Ello se consigue alargando el periodo de escolaridad y creando espacios-tiempo de ocio en los que los j¨®venes puedan vivir su particular Pa¨ªs de Nunca Jam¨¢s (aunque alg¨²n d¨ªa, como Wendy, acaben por regresar al mundo real). Las lentas transiciones a la edad adulta, el alargamiento del periodo formativo, la emergencia de "tribus" y de subculturas juveniles, ser¨ªan los rasgos caracter¨ªsticos de un modelo de inserci¨®n "mec¨¢nica" en la sociedad. Se trata de un relato de juventud que narra el paso de la cultura escrita a la cultura visual, de la galaxia Gutenberg a la galaxia McLuhan.
El modelo posmoderno de juventud se basa en lo que podemos denominar el "s¨ªndrome de Blade Runner". Emerge a finales del siglo XX y est¨¢ llamado a convertirse en hegem¨®nico en el siglo XXI. Sus te¨®ricos son los ide¨®logos de la sociedad red -tanto los oficiales como los hackers alternativos- que preconizan la fusi¨®n entre trabajo y ocio, entre inteligencia artificial y experimentaci¨®n social, e intentan exportar al mundo adolescente sus sue?os de expansi¨®n mental, tecnolog¨ªas humanizadas y autoaprendizaje. Los adolescentes ser¨ªan seres artificiales, medio robots y medio humanos, escindidos entre la obediencia a los adultos que los han engendrado y la voluntad de emanciparse. Como no tienen "memoria", todav¨ªa no tienen "conciencia", y por lo tanto no son plenamente libres para construir su futuro. En cambio, han estado programados para utilizar todas las potencialidades de las nuevas tecnolog¨ªas, por lo que son los mejor preparados para adaptarse a los cambios, para afrontar el futuro sin los prejuicios de sus progenitores. Pero su rebeli¨®n est¨¢ condenada al fracaso: s¨®lo pueden protagonizar revueltas epis¨®dicas y est¨¦riles, esperando adquirir alg¨²n d¨ªa la "conciencia" que los har¨¢ adultos. Como los replicantes, tienen todo el mundo a su alcance, pero no son amos de sus destinos. Y como blade runners, los adultos sienten hacia ellos una mezcla de fascinaci¨®n y de miedo.
El resultado es un modelo h¨ªbrido y ambivalente de adolescencia, a caballo entre una creciente infantilizaci¨®n social, que se traduce en dependencia econ¨®mica y falta de espacios de responsabilidad, y una creciente versatilidad intelectual, que se expresa en el acceso privilegiado a las nuevas tecnolog¨ªas, corrientes est¨¦ticas e ideol¨®gicas. Las transiciones discontinuas hacia la edad adulta, el retraso en el acceso al trabajo y a la residencia, la configuraci¨®n de redes adolescentes a escala planetaria, la emergencia de para¨ªsos artificiales como las comunidades de Internet o el propio botell¨®n -en el que vivir cada semana cierta experiencia de comunidad, de aquel "divino social" teorizado por Michel Maffesoli- ser¨ªan los rasgos caracter¨ªsticos de un modelo de inserci¨®n "virtual" en la sociedad. Se trata de un relato de juventud que narra el paso de la cultura visual al hipertexto, de la galaxia McLuhan a la galaxia Gates.
Tarz¨¢n, Peter Pan y Blade Runner no constituyen modelos excluyentes, sino m¨¢s bien variantes de la experiencia juvenil que pueden convivir en el momento presente. Hoy siguen existiendo instituciones en las que predomina el modelo de transici¨®n a la vida adulta simbolizado por Tarz¨¢n, otras en las que persiste el modelo de resistencia a hacerse adulto caracterizado por Peter Pan, y otras en las que emerge el modelo yo-yo representado por la figura del replicante. Si la juventud ha dejado de ser un rito de paso para convertirse en una ritualizaci¨®n del impasse (un sue?o del que cuesta despertar), el botell¨®n aparece como una especie de limbo, un espacio liminar entre el infierno mileurista y el para¨ªso yuppy. Entre la represi¨®n indiscriminada del botell¨®n y la promoci¨®n del vinum et circenses a cargo de las administraciones p¨²blicas, quiz¨¢ exista una tercera v¨ªa que trate a los j¨®venes, no como replicantes, sino como ciudadanos capaces de inventarse como actores sociales.
Carles Feixa es profesor de antropolog¨ªa social en la Universidad de Lleida y visiting fellow en la de Newcastle (Reino Unido). Ha publicado De j¨®venes, bandas y tribus (Ariel, 4? edici¨®n 2008).
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