Timophone
Dicen que hay experiencias por las que uno debe pasar al menos una vez en la vida. Entre las buenas, el amor, la amistad, el nacimiento de un hijo y as¨ª. Entre las malas, por aquello de que curten, la traici¨®n de un allegado, la muerte de un familiar pr¨®ximo o la p¨¦rdida del empleo. No s¨¦, son cosas que dec¨ªan nuestros mayores, ahora la gente se ha vuelto blandengue y no est¨¢ dispuesta a sufrir. En cualquier caso, entre las experiencias siniestras habr¨ªa que mencionar el incre¨ªble zarandeo al que te puede someter una compa?¨ªa de m¨®viles, una tortura verdaderamente moderna. Les cuento el caso de un amigo m¨ªo, que no sorprender¨¢ a casi nadie, porque muchos lectores ya han conocido ese v¨ªa crucis en carne propia seg¨²n descubres a poco que comentas el problema. Resulta que la compa?¨ªa -llam¨¦mosla Timophone- hizo una oferta irresistible: Internet y tarifa plana de fijo y m¨®vil por una cantidad razonable. En un rapto de inconsciencia, crey¨¦ndose todo eso del capitalismo de rostro humano, se apunt¨® y... A la vuelta de las vacaciones se encuentra con que le hab¨ªan facturado casi 400 euros porque, de tarifa plana, nada. Protesta y devuelve el recibo. Le dicen que tiene raz¨®n, pero mientras tanto, como no ha pagado, le cortan la conexi¨®n. Su vida profesional se va al garete, la personal, casi. Llama desesperado y s¨®lo le contestan voces grabadas. Ya saben: si quiere pagar, marque uno, si quiere contratar no s¨¦ qu¨¦, marque dos, y entre voz mon¨®tona y voz mon¨®tona, la odiosa musiquilla. Se va a otra compa?¨ªa -sin esperanzas, todo hay que decirlo- y no le conservan el n¨²mero porque Timophone no les da la portabilidad hasta que no pague. As¨ª que acaba retrat¨¢ndose y satisface el impuesto revolucionario de ese grupo mafioso.
Una historia vulgar, me dir¨¢n, pero es que el vulgo somos los ciudadanos. ?C¨®mo puede suceder algo as¨ª en un pa¨ªs democr¨¢tico en el que la ley est¨¢ para algo? ?Es que la Administraci¨®n no piensa meter mano a estos bandoleros del siglo XXI? Puede que lo piense, no digo que no, pero de ah¨ª no pasa la cosa. Al fin y al cabo el Gobierno de Madrid tambi¨¦n hizo una oferta irresistible, aquello del pleno empleo, y ya ven. Y al Gobierno de Valencia se le llenaba la boca con lo de que no hab¨ªa nada de nada y ahora resulta que hay todo de todo. Por otro lado, eso de que te contesten voces metalizadas tampoco es privativo de Timophone porque en los m¨ªtines unos se?ores repentinamente descorbatados te echan discursos insufribles, entreverados con el sonsonete de la campa?a electoral, y lo mismo les da estar en Villaconejos que en Burjassot. Tampoco sirve de nada cambiarse de compa?¨ªa: si te cansas y marcas el n¨²mero de la oposici¨®n, te repiten machaconamente nuevas tonter¨ªas que tan apenas difieren de las anteriores. Nuestros pol¨ªticos han llegado al extremo de dar ruedas de prensa sin preguntas, como cuando el servicio de atenci¨®n al cliente (?) de la compa?¨ªa de m¨®viles te larga el rollo sin dejarte decir ni m¨². Aborrecido, pides la portabilidad y te la niegan hasta las pr¨®ximas elecciones. Vamos, que hacen bueno a Timophone. Tan descarada es la copia que, de pronto, he tenido una revelaci¨®n: ?y si los que nos gobiernan fuesen en realidad antiguos empleados de Timophone que han ascendido por m¨¦ritos? No me sorprender¨ªa. Tanto alabar a las empresas depredadoras mientras se hunden las honradas, tanto dar dinero a los bancos que nos levantaron la pasta con las subprimes, tanto fomentar la ense?anza privada y hundir a la p¨²blica no pod¨ªa traer nada bueno. Mi amigo se est¨¢ pensando pasar de la pol¨ªtica -lagarto, lagarto- y tambi¨¦n, de la tarifa plana de Timophone: dice que para hablar incansablemente con su t¨ªa la del pueblo, como es sorda, lo mismo le da que le corten la l¨ªnea.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.