Espa?oles en manos del Doctor Muerte
Al menos veintis¨¦is espa?oles presos en Mauthausen fueron operados por el m¨¦dico SS Aribert Heim. La polic¨ªa alemana busc¨® a los supervivientes para que testificaran contra ¨¦l. EL PA?S reconstruye con documentos secretos la caza fallida del hombre m¨¢s buscado
La causa penal contra Aribert Heim, el Doctor Muerte, el nazi que asesin¨® a decenas de presos en el campo de concentraci¨®n de Mauthausen (Austria) sigue abierta en Alemania, y sus viejos legajos, todav¨ªa secretos, encierran sorpresas. En 1976, el comisario Aedtner, el sabueso polic¨ªa alem¨¢n que dedic¨® su vida a perseguir al Carnicero de Mauthausen, redact¨® un documento de 15 p¨¢ginas dirigido a la fiscal¨ªa de Baden Baden (Alemania) en el que pidi¨® que se buscara e interrogara en varios pa¨ªses a nueve ex presos espa?oles que pasaron por las manos de Heim en los siniestros quir¨®fanos del Revier, la enfermer¨ªa del campo en la que varios m¨¦dicos de las SS asesinaron a centenares de personas con inyecciones de cloruro de magnesio en el coraz¨®n.
"Su testimonio podr¨ªa ser de extrema importancia porque quiz¨¢ fueron testigos de los asesinatos"
"?ste es un tema tab¨², pero todos sab¨ªamos que Ram¨®n, un enfermero espa?ol, colaboraba con los m¨¦dicos SS"
El documento del Departamento de Investigaci¨®n Criminal de Stuttgart en el que trabajaba Aedtner, al que ha tenido acceso EL PA?S, se?ala que, consultado el libro de operaciones de Mauthausen, los ex presos espa?oles "podr¨ªan ser de extrema importancia porque fueron tratados por Heim y posiblemente fueron testigos de los asesinatos perpetrados" por el m¨¦dico austriaco, que entonces ten¨ªa 27 a?os. En la lista aparec¨ªan Antonio Cerd¨¢n Rodr¨ªguez (Ferrol), Manuel Fern¨¢ndez Mart¨ªnez (Madrid) y Manuel Fern¨¢ndez Canga (Mieres), residentes en Alemania; Jos¨¦ Abad Segura, Olegario Serrano Calero y Manuel Elena Hern¨¢ndez, en Francia, y Juan Farre Rebola (Barcelona), Antonio Roig Llivi (Barcelona) y Joaqu¨ªn Velilla Celma (Teruel), en Espa?a. Al menos 26 presos espa?oles fueron intervenidos por Heim en 1941, seg¨²n ha confirmado este peri¨®dico en el libro de operaciones. Ocho murieron en Mauthausen y Gusen, campo pr¨®ximo, y cinco de ellos, en fechas cercanas a la intervenci¨®n.
El polic¨ªa alem¨¢n, un tipo obsesionado con la persecuci¨®n del criminal nazi, apostill¨® en su escrito que la b¨²squeda de estos testigos y su relevancia en la investigaci¨®n se hac¨ªa tras contrastar el libro de operaciones de la Cruz Roja y la lista de muertos del campo. Los nueve pacientes espa?oles del Doctor Muerte hab¨ªan sobrevivido a sus operaciones, en muchos casos incisiones, hernias y fracturas de extremidades, seg¨²n recoge el libro de intervenciones quir¨²rgicas con la firma de Heim, y a la terrible experiencia de este campo al que fueron deportados al menos 8.964 republicanos, de los cuales murieron 5.539, seg¨²n las estimaciones de Amical de Mauthausen, una asociaci¨®n de ex deportados. Varios centenares m¨¢s desaparecieron.
"Nadie quer¨ªa visitar aquella terrible enfermer¨ªa. Todos sab¨ªamos que a los m¨¢s d¨¦biles se les pon¨ªa inyecciones letales. Si ten¨ªas una dolencia, la ocultabas para que no te llevaran all¨ª. Operaban s¨®lo a los presos que les interesaba conservar", recuerda Jos¨¦ Alcubierre, de 84 a?os, superviviente espa?ol, desde su casa en Par¨ªs. "A los que no pod¨ªan trabajar se les eliminaba", a?ade Juan Calvo, miembro de Amical Mauthausen. La enfermer¨ªa la compon¨ªan ocho barracones en los que miles de pacientes, a veces m¨¢s de 4.000, se hacinaban sobre las literas, algunas con tres y cuatro enfermos.
El 6 de abril de 1976, cuando el agente Aedtner estamp¨® su firma en este documento, hab¨ªan pasado 31 a?os desde que las tropas aliadas liberaron el campo y 15 desde el inicio de la causa penal contra Heim en Ludwigsburg, ciudad pr¨®xima a Stuttgart. ?D¨®nde estaban entonces los testigos espa?oles? ?Viv¨ªan o hab¨ªan fallecido? Un mes m¨¢s tarde, el 31 de mayo, el polic¨ªa alem¨¢n reclam¨® la b¨²squeda y declaraci¨®n del doctor espa?ol Pedro Freixa, residente en Par¨ªs. El objetivo era el mismo: la b¨²squeda de testigos contra el m¨¦dico SS Heim, un ginec¨®logo que tras la guerra se estableci¨® con su esposa en la apacible Baden Baden, entonces el refugio predilecto de la alta burgues¨ªa europea, desde donde huy¨® en 1962 poco antes de dictarse su b¨²squeda y captura. Desde entonces, Heim es el fugitivo nazi m¨¢s buscado y su ¨²ltima pista conduce a El Cairo (Egipto).
"Cuando mi padre se enter¨® de que la polic¨ªa le buscaba, consult¨® a un abogado y ¨¦ste le dijo que no ten¨ªa ninguna posibilidad de probar su inocencia. La c¨¢rcel estaba junto a nuestro colegio, yo ten¨ªa seis a?os y mi hermano 12. Decidi¨® huir para siempre", asegura su hijo R¨¹diger, de 53 a?os, a este peri¨®dico en su casa de Baden Baden, ciudad de 55.000 habitantes.
La pista espa?ola que sigui¨® el comisario Aedtner es un misterio. El polic¨ªa reclam¨® en varios escritos la localizaci¨®n de los nueve pacientes de Heim operados entre los meses de octubre y noviembre de 1941, durante las siete semanas en las que el m¨¦dico de las SS estuvo en Mauthausen. "Se ha analizado la lista de muertos para hacer un parang¨®n con las personas tratadas (por Heim) y muertas en el mismo periodo... Se ha podido determinar las siguientes personas... Se ruega interrogar a los presos espa?oles sobre su conocimiento de Heim por v¨ªa consular. S¨®lo despu¨¦s se puede decidir si es necesario un interrogatorio m¨¢s profundo o extenso con presentaci¨®n de fotograf¨ªas". La causa contra Heim, de varios tomos, no aclara si los testigos espa?oles testificaron. S¨®lo aparece la declaraci¨®n del ex preso espa?ol Enrique Ruiz Torres, natural de Orihuela y residente en Bregenz, ciudad de 25.000 habitantes al oeste de Austria, quien declar¨® que "fue este m¨¦dico quien le salv¨® la vida". Los historiadores coinciden en que en la enfermer¨ªa de Mauthausen hab¨ªa operaciones letales y no letales. Se proteg¨ªa la vida de los imprescindibles para que funcionara un campo por el que pasaron alrededor de 200.000 presos.
El 16 de julio de 1975, nueve meses antes de que el polic¨ªa alem¨¢n iniciara la b¨²squeda de los pacientes espa?oles, Ram¨®n Verge Armengol, otro ex recluso espa?ol y kapo (preso funcionario) de los m¨¦dicos SS en Mauthausen, estamp¨® su firma en una declaraci¨®n judicial en Alemania en la que aseguraba no recordar al Doctor Muerte. Sin saberlo, el agente Aedtner hab¨ªa reclamado el testimonio de un "traidor", calificativo que varios espa?oles supervivientes dan al inquietante enfermero.
"?ste es un tema tab¨², pero todos sab¨ªamos que Ram¨®n colaboraba con los m¨¦dicos de las SS. Muchos dec¨ªan que ¨¦l mismo pon¨ªa las inyecciones de gasolina en el coraz¨®n, aunque nunca lo vimos. Formaba con nosotros, pero viv¨ªa en la enfermer¨ªa, no en los barracones como los dem¨¢s. Fue testigo de muchos cr¨ªmenes y era muy malo. Cuando nos liberaron escap¨®, lo buscamos, pero no dimos con ¨¦l. Hablaba bien el alem¨¢n", recuerda Jos¨¦ Alcubierre. Otros ex presos espa?oles han expresado sus cr¨ªticas hacia el enfermero. "La enfermer¨ªa era una escuela del horror, y Ram¨®n colabor¨®", asegura el superviviente aragon¨¦s Mariano Constante, de 89 a?os, desde su casa en Montpellier (Francia).
En su declaraci¨®n en Alemania el kapo Ram¨®n Verge, natural de Jes¨²s, pueblo cercano a Tortosa, relat¨® que trabaj¨® en la enfermer¨ªa desde el invierno de 1940 hasta el 5 de mayo de 1945. Primero en el departamento de inspecci¨®n hasta la primavera de 1942, y despu¨¦s, "con una interrupci¨®n de varias semanas a causa de una infecci¨®n pulmonar, fue enfermero ayudante en la enfermer¨ªa de los presos". "No me acuerdo del doctor Heim aunque se me dice que es un hombre de dos metros de altura conocido por participar en el equipo nacional de hockey sobre hielo. No le recuerdo. Mirando las fotos, no reconozco la n¨²mero tres del doctor Heim", dice en su declaraci¨®n, en la que reconoce que particip¨® en las operaciones.
Verge, preso n¨²mero 3.684, s¨ª reconoci¨® a los m¨¦dicos SS Eduard Krebsbach, jefe m¨¦dico del campo, juzgado y condenado a muerte por imponer la eliminaci¨®n mediante inyecciones letales; hizo decapitar al preso espa?ol Francisco Boluda Ferrero, vaci¨® su cr¨¢neo y lo coloc¨® en su despacho. Tambi¨¦n reconoci¨® al doctor Richter, un m¨¦dico al que los propios SS apartaron por "loco"; al doctor B?hmichen, juzgado por los mismos cr¨ªmenes, y al doctor Waldemar Wolters, sentenciado a muerte. Los m¨¦dicos espa?oles Pedro Bravo y Jos¨¦ Pla se negaron a poner inyecciones letales.
Ram¨®n Verge asegur¨® haber trabajado "la mayor parte del tiempo" con el doctor Podlshs, y cuando le preguntaron por presos testigos de la enfermer¨ªa cit¨® a Kark Lotter, uno de los principales acusadores de Heim en la causa penal. "Ya fui interrogado sobre mi estancia en la enfermer¨ªa en los juicios contra Karl Schulz y Anton Streit-Wieser [jefes del campo] en 1962 en Colonia", advirti¨® el enfermero espa?ol. Verge fue denunciado en Francia por sus compa?eros y result¨® absuelto. Se estableci¨® en M¨²nich e ingres¨® en el cuerpo de bomberos. Este peri¨®dico no ha conseguido localizar a sus familiares.
El enfermero espa?ol no fue el ¨²nico "traidor" entre los presos-funcionarios republicanos en Mauthausen. Tras la guerra, Jos¨¦ Palleja Caralt fue condenado a muerte en 1947 por un tribunal de Toulouse (Francia), y otros cinco respondieron de sus actos ante un jurado en Dachau en el mismo a?o: Laureano Navas Garc¨ªa (absuelto), F¨¦lix Domingo Burriel (absuelto), Indalecio Gonz¨¢lez (condenado a muerte), Joaqu¨ªn Espinosa Mu?oz (tres a?os de c¨¢rcel) y Mois¨¦s Fern¨¢ndez Pascual (20 a?os).
El comisario Aedtner, el hombre que sigui¨® el rastro de los pacientes espa?oles, localiz¨® a los ex presos Lotter, Hohler y Kauffman, que describieron los cr¨ªmenes de Heim sobre los que todav¨ªa se sustenta la acusaci¨®n. Los cinco casos que se describen en el escrito de la fiscal¨ªa son sobrecogedores. En especial el de un ni?o jud¨ªo de 14 a?os "que sobre la mesa de operaciones se despidi¨® de su madre con las manos en posici¨®n de rezo". "Le hab¨ªa explicado [Heim] que deb¨ªa saber por qu¨¦ ten¨ªa que morir: 'porque los jud¨ªos sois los culpables de la guerra'. Tras un intercambio de palabras, le asesin¨® con una inyecci¨®n letal, como a otros presos hebreos que se presentaron all¨ª", dice el escrito de acusaci¨®n del fiscal Wieser.
Y contin¨²a as¨ª: "Seleccion¨® para su liquidaci¨®n f¨ªsica a presos incapaces de trabajar o enfermos graves. Tambi¨¦n a presos sanos, j¨®venes y jud¨ªos para el tratamiento especial. Bajo la cooperaci¨®n de funcionarios presos [kapos] y otros ayudantes del Revier [enfermer¨ªa[, los anestesi¨® con ¨¦ter para simular un examen m¨¦dico. En este estado de indefensi¨®n les aplic¨® con sus propias manos inyecciones de cloruro de magnesio en el ventr¨ªculo del coraz¨®n y provoc¨® su muerte inmediata. El n¨²mero exacto de asesinados no es conocido porque se evit¨® registrar a las v¨ªctimas". El fiscal Wieser dice que Heim actuaba por "libre decisi¨®n" y que sus operaciones "sorprendieron al personal sanitario, ya acostumbrado a la inhumanidad".
Heim huy¨® de Baden Baden en 1962. Estuvo en Barcelona, cen¨® en el restaurante Los Caracoles de las Ramblas, y en Madrid, "posiblemente buscando alg¨²n contacto", apostilla su hijo R¨¹diger, y viaj¨® hasta El Cairo, uno de los principales refugios nazis. "Me dijo que all¨ª contact¨® con Leer, un nazi huido que proclamaba la supremac¨ªa de la raza alemana, pero que la relaci¨®n no continu¨®", a?ade R¨¹diger mientras bebe una taza de caf¨¦. Heim se instal¨® en el hotel Kars el Medina y vivi¨® del dinero que le enviaba su hermana desde Alemania.
En febrero pasado reconoci¨® a la fiscal¨ªa de Baden Baden que su padre hab¨ªa muerto en sus brazos en 1992, v¨ªctima de un c¨¢ncer, en la habitaci¨®n de su hotel egipcio, mientras la televisi¨®n retransmit¨ªa la clausura de los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona. Se hab¨ªa convertido al islam y bautizado como Tarek Husein Farid. Dej¨® un relato escrito en el que proclama su inocencia. Su cuerpo no ha aparecido, fue enterrado en un cementerio de an¨®nimos, pero hay testigos del ¨®bito.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.