Cuatro medallas y cuatro historias
El compromiso colectivo, la ambici¨®n y la calidad de los jugadores han sido el denominador com¨²n de los ¨¦xitos en el Mundial, los Juegos y el Eurobasket pese a los cambios en torno al equipo

Campe¨®n del mundo. Subcampe¨®n de Europa. Subcampe¨®n Ol¨ªmpico. Campe¨®n de Europa. Cuatro a?os, todo un ciclo de conquistas ininterrumpidas tan dif¨ªciles de conseguir que s¨®lo han estado al alcance de hist¨®ricas selecciones como la URSS o Yugoslavia en tiempos anteriores a su atomizaci¨®n territorial. Cualquiera podr¨ªa pensar que esta haza?a ha venido provocada por la repetici¨®n de personajes, situaciones y filosof¨ªas de ¨¦xito. Pero no ha sido as¨ª. Al contrario, cada medalla trae historias bien diferentes.
La de Jap¨®n en el Mundial de 2006 fue la de la sorpresa. El equipo espa?ol hab¨ªa apuntado detalles en anteriores citas pero a¨²n as¨ª se present¨® en Hiroshima sabi¨¦ndose competitivo pero no ganador. Todo sali¨® redondo. Pepu Hern¨¢ndez, nuevo seleccionador y de talante extremadamente humanista, result¨® el perfecto complemento de un colectivo que maravill¨® con su estilo de juego alegre y desenfadado no exento de fundamentaci¨®n t¨¢ctica. La lesi¨®n de Gasol en la semifinal, el fallecimiento del padre de Pepu horas antes de la final y el varapalo que se llev¨® Grecia en la final pusieron un final perfecto a una aventura que desbord¨® lo imaginable. Todos volvieron a casa como h¨¦roes y pensando ya en el siguiente escal¨®n: el Eurobasket de Espa?a.
Esta historia ya no fue tan bonita. Ni en su desarrollo, ni en sus consecuencias. Espa?a perdi¨® la final, y con el paso del tiempo, se descubri¨® que aquello no fue lo ¨²nico malo que ocurri¨® en ese verano. Durante la preparaci¨®n, lejos de ser la ideal, se abri¨® una grieta en la armon¨ªa del universo selecci¨®n. Las relaciones Pepu-Jos¨¦ Luis S¨¢ez, presidente de la Federaci¨®n, se deterioraron hasta el punto que, a dos meses de unos Juegos Ol¨ªmpicos, Espa?a cambi¨® de seleccionador.
Tercera historia. La del cambio. A¨ªto Garc¨ªa Reneses como seleccionador fue elegido y no se anduvo por las ramas. Vari¨® jerarqu¨ªas, metodolog¨ªas y formas de hacer las cosas tanto dentro como fuera de la cancha, por lo que la convivencia durante los Juegos de Pek¨ªn no fue lo que se dice pl¨¢cida. En la primera fase el juego estuvo alejado de lo habitual, pero fue cumpliendo objetivos hasta vencer a Lituania en semifinales y alcanzar la ansiada medalla de plata. Lo mejor qued¨® para la final, frente a Estados Unidos, probablemente el mejor partido de la historia de la selecci¨®n. Pero A¨ªto, ante la sorpresa de ?nadie? se march¨® al Unicaja a los pocos d¨ªas de volver a Espa?a.
La ¨²ltima historia es un gui¨®n tan sorprendente como retorcido. La preparaci¨®n parece ir bien pese a la lesi¨®n de Pau. Cuatro d¨ªas antes del inicio, Espa?a pierde en Lituania claramente. En el primer partido del Eurobasket, el debut de Gasol, nueva derrota ante Serbia. Al d¨ªa siguiente frente a Gran Breta?a y a falta de cuatro minutos, se masca el descalabro. Pero a la misma velocidad que estuvo a punto de desintegrarse, el equipo se recupera hasta el punto de alcanzar una frescura y eficacia en su juego que no se ve¨ªa desde Jap¨®n. Finalmente, el oro cuelga de sus cuellos.
La explicaci¨®n de que tantas historias diferentes hayan tenido el denominador com¨²n de ambiciosas metas alcanzadas s¨®lo puede basarse en la fortaleza de un talentoso colectivo de jugadores que casi nunca ha perdido su cohesi¨®n. A favor de corriente o en situaciones delicadas, con entrenadores y filosof¨ªas con los que congeniaban y otras con los que no tanto, su foco ha estado siempre centrado en mantenerse juntos, en que lo que es bueno para el grupo, es bueno para todos y al contrario. No es de extra?ar que la salida del tiesto de Marc Gasol despu¨¦s de perder Turqu¨ªa sea el ¨²nico hecho que se sepa en cuatro a?os que se contradice con esa forma de hacer las cosas.
Al final, entre la extraordinaria calidad de sus componentes, su compromiso colectivo, una buena actitud ante las dificultades y una indisimulada y sana ambici¨®n, han logrado que los cambios de escenario, directores y extras, no hayan tenido una mayor incidencia y que el final siempre haya sido el mismo. Un p¨®dium. Una sonrisa. Un historial alucinante.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
