Oro de otra galaxia
Pau Gasol y la selecci¨®n espa?ola ponen a Serbia y a Europa a sus pies en una final de ensue?o
Con el ascendente y el impacto de los equipos que han dejado huella profunda en diferentes ¨¦pocas del baloncesto europeo, la selecci¨®n espa?ola sobrevol¨® la final del Eurobasket y culmin¨® un cuatrienio de ensue?o: t¨ªtulo mundial, plata en el Europeo en casa y en los Juegos, en cuya maravillosa final puso contra las cuerdas a todos los tenores de la NBA, y por fin, el t¨ªtulo continental que tanto se hab¨ªa hecho esperar. Toda la vida llevaba pugnando Espa?a, que hab¨ªa disputado en balde seis finales. Esta vez, su juego fue de otra galaxia, demoledor, vibrante, insuperable. No hubo ant¨ªdoto posible por parte de la animosa pero todav¨ªa muy verde selecci¨®n serbia.
El mismo equipo que se hab¨ªa atrevido a hacer tambalear el poder¨ªo espa?ol en la primera jornada del campeonato, se qued¨® anonado por la tromba que se le vino encima. Esta vez, Pau Gasol estaba ya fino y no reci¨¦n salido de una lesi¨®n y un largo tiempo de inactividad como entonces. Y para desgracia de los serbios, ten¨ªa los colmillos afilados. Era su partido, el objetivo con el que hab¨ªa so?ado y por el que tanto se hab¨ªa sacrificado. Demostr¨® que hoy por hoy es un jugador muy superior de cuantos pululan por Europa. Marca diferencias siderales y ni Krstic ni Perovic, los p¨ªvots serbios, pudieron objetar nada frente a su poder¨ªo, inteligente en la lectura del juego, mejor que la de muchos bases, demoledor con sus movimientos de claqu¨¦ bajo el aro y con el tiro de tres o cuatro metros e insuperable en el rebote. Le bastaron 22 minutos para sumar 18 puntos y 11 rebotes.
Cuando Espa?a comenz¨® a ser Espa?a, el campe¨®n estaba cantado
Esta vez, tambi¨¦n estaba Rudy en la cancha y jugando a todo trapo. Esta vez los triples espa?oles ca¨ªan dentro del cesto como fruta madura (4 de 6 al principio). Esta vez la m¨¢quina estaba engrasada. Ricky no perd¨ªa el bal¨®n pese a que lo manejaba convertido en una bala en direcci¨®n a la cancha rival y lo mov¨ªa con una velocidad y exactitud en sincron¨ªa con todos sus compa?eros. Le bastaron a Espa?a unos pocos minutos para certificar que la final le pertenec¨ªa pese a lo dificil¨ªsimo que resulta eso en baloncesto. Pero en seis minutos dominaba por once puntos; en nueve, la brecha era de 15 puntos y antes del descanso, el abismo: un boquete de 24 puntos (50-26).
De la misma forma que Pau se bast¨® por s¨ª solo para merendarse a los p¨ªvots serbios, Ricky Rubio at¨® en corto a Teodosic, un remedo del que fustig¨® a Grecia en las semifinales con 32 puntos. Tepic no tuvo nada que hacer frente al dinamismo defensivo y la pegada de Rudy, mientras que Tripkovic y Krstic movieron el marcador, pero a base de lanzar muchos m¨¢s tiros de los que aconsejaba su escaso acierto, todo el tiempo punteados y molestados por Navarro o Llull y por los hermanos Gasol, Garbajosa y Reyes.
Dusan Ivkovic, el viejo zorro de los banquillos balc¨¢nicos, el hombre que hab¨ªa ganado entre otras cosas los tres Europeos en que hab¨ªa dirigido a Yugoslavia, no pod¨ªa hacer milagros. Le dio algunas vueltas al asunto. Rebusc¨® en el banquillo, orden¨® leves cambios defensivos, pero debi¨® darse cuenta de manera inmediata de que todo era in¨²til. Bastante hab¨ªa hecho con meter en la final a un equipo al que puede pertenecer el futuro, en el que cuatro de sus cinco titulares s¨®lo tienen 22 a?os. Pero lo m¨¢s que consigui¨® fue enganchar alguna racha puntual, un 4-15 al inicio del tercer cuarto que apret¨® el marcador: 58-44. Bast¨® un golpe de ri?ones de Marc Gasol y Rudy para que la tendencia volviera al punto de origen, propiciada tambi¨¦n por la tremenda superioridad del equipo en el rebote, con 18 capturas m¨¢s.
El equipo espa?ol hizo recordar durante muchos momentos aquella inolvidable final del Mundial de 2006 en Jap¨®n en la que revent¨® a Grecia (70-47). Hubo tiempo, ganas y autoridad suficiente para que Pau Gasol se marcara un alley oop a pase de Ra¨²l L¨®pez, para que Rudy se luciera con una entrada y canasta a aro pasado, para que todos gozaran de sus minutos de gloria, incluido Claver. No se sabe si Sergio Scariolo les debi¨® repetir en el vestuario la c¨¦lebre frase de Cruyff a sus jugadores del Bar?a en la final de Wembley en 1992 ("salgan y disfruten"), pero a fe que Pau Gasol y sus compa?eros as¨ª lo hicieron. Concluy¨® de la mejor manera posible un campeonato que hab¨ªa empezado de la peor forma posible, rozando la eliminaci¨®n en el segundo d¨ªa contra Gran Breta?a. Pero cuando Espa?a empez¨® a parecerse a Espa?a, el campe¨®n estaba cantado.
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